EL GORDO JOE

Me comenta uno de mis compañeros que inicia esta semana una rotación por el departamento de Medicina de la Universidad de Buffalo, que ha de vestir traje y corbata para ir a trabajar. Es cierto que yo ya había observado que los aspirantes a médicos que vienen por aquí a hacer sus prácticas de Farmacología, visten de manera poco informal. De esta manera, me decidí a preguntarle a este muchacho cuál era la razón para que chicos y chicas de unos veinte años vistan con la ropa de trabajo de sus papás, puesto que si algo he dejado claro anteriormente, es que aquí el reciclado de vestuario es uso común. La respuesta fue simple. Uno de sus profesores comentó que un Doctor (Yo soy Doctor, que no es lo mismo que médico pese a que a esa profesión le duela) debe vestir siempre mejor que sus pacientes.

Dos dudas me asaltaron. Si tu vestimenta depende de la de tus pacientes:

-          ¿El médico del Rey se viste con casaca militar adornada con muchas medallas?

-         ¿Cómo viste el médico que atiende a Lady Gaga? ¿Usa entrecots en lugar de filetes? ¿Ternera de Kobe?

Tales pensamientos profundos surgen de una persona superficial. No seré yo el que no juzgue los libros por su tapa. Para muestra un par de botones.

Uno y dos. Dos botones. El chiste mágico de hoy.

En el departamento hay un muchacho coreano que viste de militar día sí, día también. Mal rollo. Pero el mal rollo se convierte en un in crescendo de “me hago caquita cuando te veo” al enterarme de que el insigne y jovial chico al que no he visto sonreír nunca, fue expulsado del ejército de Corea del Sur y además tiene una falta grave en su expediente por haber amenazado de muerte a un profesor.

Hasta Rambo aprieta el culito cuando se lo encuentra

El otro ejemplo surge al cruzar mi vida con la de “El gordo” Joe. Tras un problema mecánico en el coche, lo llevo al taller de Joe y ante mí se presenta una mole de doscientos kilos con mono azul cubierto de suciedad del Jurásico, manos como ubres de asturiana de los Valles y una de esas barbas en las que no sabes si el pelo crece sobre el aceite de motor o viceversa. Inmediatamente supe que estaba ante un profesional de la automecánica. Inmediatamente supe que “El gordo” Joe, apelativo significativo en un país donde la obesidad es ley, me la iba a meter doblada haciendo honor a su profesión.

Y podéis preguntaros que en ambos casos, el hábito sí hace al monje. Y es verdad. Pero si algo demuestran Joe y el psycho killer coreano, es que son gente honrada y que no oculta lo que llevan impreso en su alma, sea su habilidad para cubrirse de aceite por dentro y por fuera o su odio por la humanidad. Sin embargo estos chicos y chicas aspirantes a curar los males de la humanidad sí lo hacen. La comunidad médica esconde tras la corbata y el aspecto de ejecutivo a tipos que no sabrían prescribir unas pastillas para la tos y nos engaña accediendo a esa parte del cerebro que sabe que si fueras a la consulta del Doctor “El gordo” Joe y lo vieses vestido de traje y corbata, estarías ante un hombre de toda confianza.

Cuando alguien se viste bien, la clase salta a la vista y has de confiar ciegamente en su bondad

Aunque no creo que nadie dejase a la voluntad de Dios que Joe te hiciese una revisión con esas manos de proporciones ciclópeas y gargantuescas. Por cierto. La foto de portada es del genial Andy Fordham cuyo parecido con Joe es más que notable. 

Un día Joe le estrechó la mano a este señor. Literalmente.