Cualquiera que me conozca sabrá
que no soy una persona de elegante vestir o especial habilidad para combinar.
No me considero con la capacidad y los conocimientos para convertirme en un
epítome de la moda actual. Sin embargo las cosas parecen cambiar cuando cruzas
el charco. El salto del Océano que he practicado me ha convertido de parado en
trabajador y de mileurista en capitalista. También ha afectado a la percepción
que otros tienen de mis capacidades deportivas y de esta manera he pasado de
ser un motor diesel a convertirme en el auténtico “Hijo del viento” con unas
demostraciones de velocidad auténticamente gloriosas en los campos de béisbol y
baloncesto donde he desempeñado con modesta habilidad mis mejores menesteres.
Así tomo yo las curvas |
Sin embargo donde estoy
destacando en mayor medida, y con ello vuelvo al principio, es en el campo de
la moda, habiéndome convertido casi de inmediato en un referente del saber
estar y saber vestir. Casi sin desearlo y sobretodo sin abandonar mis clásicas
camisetas de Batman y mi calzado deportivo de los más variopintos colores. Sin
embargo, a mi llegada a Buffalo, he aprovechado dos simples ventajas con las
que la naturaleza ha tenido a bien dotarme. La primera es disponer de ojos en
la cara, enorme virtud cuando se trata de vislumbrar algo. La segunda es que
tras esos ojos existen unas series de conexiones sinápticas capaces de enviar
una imagen invertida a mi cerebro, el cual modulará dicha imagen para darle una
forma y color reconocible. Simple y llanamente con esto, me he convertido en
uno de los tíos más elegantes de la ciudad. Con un par.
La verdad es que la competencia
es banal y este David contra Goliat tiene toda la pinta de acabar en KO
técnico. Parece que la población local, al menos la joven, tiene una serie de
problemas importantes a la hora de escoger las prendas más adecuadas para sus
correctos quehaceres diarios. A continuación pasaré a enumerar alguno de los
daños al buen gusto que he tenido a bien observar.
Empiezo por el calzado ya que hay que vestirse por los pies. Aquí hay
dinero para muchas cosas. El presupuesto nacional se puede gastar en aviones,
armas, pagarme a mí, iPhones, películas de Michael
Bay y demás cosas útiles. Sin embargo parece que existe una prohibición
exclusiva sobre los artilugios utilizables en el tan común desempeño de la
limpieza del calzado. Es de ley natural que el uso de zapatos conlleva la acumulación
de suciedad sobre los mismos por la simple ley de la gravedad que hace que la
mierda habitualmente esté más cerca del suelo que del cielo (salvo en zona de
gaviotas o palomas). Es por ello que los zapatos, playeros, bambas o como
quieran llamarlo, tienden a acumular suciedad, pero suciedad limpiable, no
fósil ni eterna. Sin embargo aquí parece una costumbre traer los zapatos como
la marrana. De hecho, este calzado cubierto de mugre puede combinarse con los
más caros trajes sin sufrir ningún tipo de dolor. Otro formato es el que afecta
al calzado de color blanco, de uso muy extendido por aquí y que tiende a
ensuciarse más que sus congéneres con un cromatismo más intenso. Aún así,
el bufaleño medio hará caso omiso a la percepción de unos cordones que se
tornan en negro alcantarilla y a una acumulación de mugre de colores variables
sobre sus blancos borceguíes.
Con playeros así, puedes salir de casa hecho un pincel |
Otro problema con los pies y su
indumentaria es el uso de calzado inapropiado. Es común ver a los indígenas
locales con sandalias y calcetines, costumbre muy común en el centro de Europa
y alrededores. Sin embargo, tal parece que aquí, las comúnmente denominadas
“Chanclas para ducharse”, pueden salir a la calle con una facilidad inusitada,
de nuevo en combinaciones varias, pudiendo asociarse con pantalones vaqueros,
traje de pana o lo que en muchas ocasiones parecen gayumbos mal disimulados.
Es como combinar chistorra con bacon, te sientes bien, pero no es sano |
La última puntualización sobre el
tema del calzado viene a cuento por la llegada del denominado “Zapato
castellano” a los Estados Unidos. En esta ocasión, la acogida por parte de las
féminas ha sido masiva y los castellanos con borlitas han causado furor, siendo
además combinables con preciosos calcetines blanco radiactivo y a poder ser con
pantalones cortos de deporte, dando la total impresión de que su dueña ha
salido a correr un rato, pero siempre sin perder la clase y el saber estar que
confiere esta maravillosa prenda, sobretodo por las borlas.
El no va más, en clase y calzado actual |
Ahora saltemos a los complementos
que acompañan al calzado, es decir, el resto de la ropa. Aquí el tema de los
colores se lleva mal. Si un hombre normal ve de media unos cinco colores, rojo,
verde, azul, claro y oscuro, el ciudadano local no llega a tal nivel, distinguiendo
únicamente entre los colores éste o aquel. De esa manera es fácilmente
observable la presencia e indumentarias donde la policromía salvaje toma el
conjunto y la vista sufre para discernir donde empieza una prenda y donde acaba
el dolor de ojos. Por poner un ejemplo de estos días. Camisa rosa palo
combinada con jersey amarillo limón refulgente. Por si fuera poco esta versión
del sándwich de jamón y queso, los pantalones de pana azules ayudan a formar
una extraña desviación de la bandera republicana, rematada eso sí, con los
siempre útiles playeros blancos tres tallas más grandes de lo normal. Ante tal
panorama, de mi mente surge la posibilidad de que en casa de estos pobres
elementos no haya luz y por tanto escojan su ropa estando a oscuras, por el
tacto, y una vez salidos al exterior ya no exista la posibilidad de dar marcha
atrás por cuanto el armario, como el de Narnia, haya desaparecido en el espacio
y el tiempo, dejando al recién convertido en el payaso de Micolor, solo ante el
peligro de un ridículo social que nunca llega cuando comprende que el 90% de
sus conciudadanos viste igual o peor que él.
Ni Borat desentonaría |
Pues hasta aquí mi crónica de
sociedad. Si Victorio y Lucchino (o como conseguir que llamarse
José Víctor y José Luis sea glamoroso) quieren saber por dónde vienen los tiros
en cuanto a moda este año, solo han de pasarse por el blog.
De nada.
Jojojo, gran post. Una de las cosas que más me sorprendió cuando estuve en los USA fue esa, lo mal que viste la gente. De hecho hasta en Nueva York nos preguntaba la gente donde nos comprábamos la ropa, incluidas camisetas de grupos... ¡americanos! (y no desconocidos precisamente: la Creedence, los Allman Brothers...). Creo que tenemos un poco mitificados los States.
ResponderEliminarJeje. No son solo los americanos, parece que es un mal endémico. Los asiáticos que estudian aquí se visten de pena también, no mal, que yo no estoy para criticar, sino sucio y andrajoso. Luego hay un coreano/americano que viste todo el día de ropa de camuflaje que me da un mal rollo que no veas. Son particulares. La ventaja es que nadie te va a decir nada vayas como vayas, al menos a la cara.
ResponderEliminarSi he de juzgar por The Big Bang Theory (serie que ponen en España en Neox y con la que me parto la po...), la cosa tiene tela. La chica tira que te va (aparte de que está muuuuuy buena, pero el amigo Wolowitz, el judío... madre de mi corazón... Y a los brasileños y tal... anda que les van los colores discretitos y sobrios.
ResponderEliminarSi es que José María Carrascal con sus corbatillas decía a los cuatro vientos que había sido corresponsal en USA...
Lo más realista de todo es la forma en que visten a Koothrapali. Los hindues que andan por aquí tienden a ahcer esa combinación chaqueta de chandal+jersey que siempre me llamó la atención. Gran serie la de Big Bang, aunque nos deja un poco en mal lugar a los frikis comiqueros que nos dedicamos a la ciencia.
EliminarYo soy policía, y Los hombres de Paco también se las traía a poco que leyeras entre líneas, no veas... Menos mal que el Cuerpo no funciona "exactamente" así jejeje
EliminarNo sé por qué, pero leyendo lo de las chanclas me he acordado de los tipos que llevan calzoncillos debajo del bañador (van enseñándolos sin pudor). Eso del bañador con unos calzoncillos por debajo me parece... una catetada, sinceramente (Ahora es cuando la gente que hace eso, lee este comentario y me crucifica xD).
ResponderEliminarEn este blog no se puede entrar con calcetines blancos y menos con calzoncillo bajo el bañador. Creo que nunca lo he visto, pero debe ser fino, porqué ¿para qué? No veo la función del gayumbo bajo el bañador, salvo molestar.
EliminarHombre Adolfo, deduce! Estorbar si alguna tía de buen ver y con ganas de marcha se te pone a tiro juas juas juas!!
EliminarHombre, yo pensaba más en que se meta arena y agua en el gayumbo y que venga siendo molesto, pero bueno, veo que hay miles de maneras de sentirse incómodo con la combinación calzón/bañador.
EliminarJa,ja,ja, Grande Adolfo! ja,ja,ja .... Me ha encantado el "ensayo" sobre la mierda, la gravedad y las palomas y/o gaviotas! Aunque se te ha olvidado incluir que, solo por estar pegados los seres humanos al suelo, el % de mierda que se acumula en el suelo, es muuuuuuucho mayor! :P
ResponderEliminarCalla, que desde que escribí esto, me da la sensación que no veo tantas pintas raras, y eso que ha llegado un verano de 36 gradetes que empuja a vestirse como el ojal. Impacto mediático el de este podreblog.
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