SPORTING (3) LEVANTE (2)

El muerto respira. Todavía no se levanta, todavía no le late el corazón a ritmo apropiado y el cerebro parece apagado, pero respira.

Y le ha costado. Como en las mejores epopeyas, el alzamiento de los derrotados es lento y trabajoso, acorde el esfuerzo con la recompensa, como en el gol del caído Sangoy que nos dio la victoria. Caído en el doble sentido. Físicamente derrumbado en el campo y moralmente destrozado tras un año aciago en lo futbolístico, dejándonos una dedicatoria a su esposa y futura descendencia y lo que parecía ser un lamento o un rezo en el campo, que a mí, por lo menos, me llegó al alma. No solo a mí. En mi periplo americano he sumado a la causa a James, un compañero estadounidense de familia polaco/coreana que se levantó de su silla con el gol del argentino y que no quitó ojo del partido. Sportinguistas por el mundo, cada día uno más.

Entre medias, y a tontas y a locas, un partido de fútbol que desde el pitido inicial dio todo lo que se esperaba de una final. Sin embargo y pese a la épica de la remontada y del resultado, me queda la sensación de que enfrente había un sparring con pocas ganas de pegarse y que aún así, cuando quiso nos mandó a la lona. En gran medida se debe a que el Sporting de este año tiene la mandíbula de cristal y trata de protegérsela como puede, pero ya se sabe, cuando la manta no te cubre, o tapas la cabeza, o tapas los pies.

Así que los rojiblancos salieron enchufados, llegando al área rival constantemente, ahogándose en la orilla faltos de remate, pero mostrando una movilidad digna de elogio, con un Trejo por fin enchufado, un de las Cuevas que por momentos parecía querer tomar galones. Lástima que arriba Barral estuviese lento y Colunga desaparecido en combate. Como pasa con los peores púgiles, al primer intento, golpe en el mentón y a la lona. Canella se deja querer en su banda y Orfila, en ese mal endémico de nuestros laterales que parecen haber recibido la orden de pegarse al culo de los centrales, deja su espalda libre para que nos maten.

Tiempo después llega el empate en una acción de Trejo llena de calidad, de esa que saca a pasear cada cuatro meses. Buen partido ayer del argentino, que se sigue perdiendo, pero que ayer aportó mucho más que otros días.

La segunda parte empieza como la primera, pero en cuanto puede, el Levante hace flaquear las piernas de una zaga indolente (Botía) y espesa (Iván), amén de unos laterales que parecen estar en otra película. El segundo gol es el retrato de una muerte anunciada, de un equipo endeble atrás hasta la miseria y al que se le aproximan de frente Cristiano y sus mariachis. El partido perdido y más tras los dos cambios previos. Clemente se carga a sus dos delanteros y saca al campo a dos personajes denostados por la afición rojiblanca, el extremo Ayoze, que nunca ha dejado muestras de nada y el delantero Sangoy al que por momentos se le vislumbran destellos de calidad innegable, hasta que se le acaba la batería y los destellos pasan a negrura.

Pero el tiempo le da la razón a Clemente y Sangoy marca, y el Sporting gana, y entre medias… Entre medias un partidazo de un señor que esperemos esté mucho tiempo a la orilla del Piles porque, aún no habiendo sido su año, Lora es diferente. Además ha madurado y mejorado, cogido confianza y ayer asumió galones e hizo un despliegue en el medio campo y en la banda digno de mayores gestas. Sensacional el madrileño, al que la segunda igual se le queda pequeña. Miedo me da cuando venga Lendoiro con cinco perronas de las antiguas y se lo lleve. Con el despliegue del Jason Statham rojiblanco, Cases no brilló tanto. Falló por arriesgar, pero pareció encontrarse cómodo con su enésimo nuevo compañero. Echo de menos a André. Estaba en un buen momento. Quizá los tres juntos en la media podrían conformar un excelente medio campo para superar la prueba del Bernabéu y partidos futuros.

Estamos ahí. Si pierde el Villarreal, a cuatro puntos, que no son muchos. Necesitamos una alegría. Ayer pensaba en los puntos ridículos perdidos en Zaragoza, Granada o en casa con los maños o el Mallorca, pero de nada sirve viajar al pasado. Solo queda ganar y volver a ganar como decía Aragonés. Esperemos que lo de ayer no haya sido el último estertor.