jueves, 20 de julio de 2023

Y SE FUE IBÁÑEZ

 


Amanece y el Sol se fuma un cigarro puro. Calor asfixiante. Por la fachada de un edificio, vaya usted a saber por qué, trepa un SEAT 600 con baca, vaca y portabultos cargando con el abuelo. En algún punto de esta ciudad nuestro héroe calvo, porque todos los héroes son calvos o lo serán algún día, se encuentra en la cama, amodorrado, solemnemente dormido con solo un pie asomando entre las sábanas. Un reloj de cuco, de esos que ni usted ni yo hemos visto jamás pero que existen, vaya si existen, señala la hora de levantarse con varios alegres “cú-cú” que resuenan en el ambiente en negrita y entre signos de exclamación. Nuestro alopécico protagonista no responde a la alarma matinal, por lo que el alado personaje que habita el reloj de pared decide tomarse la justicia por su mano y hacer una pequeña trastada al durmiente que se encuentra bajo él. En su siguiente paseo para indicar que ya ha llegado el momento de encarar el día, el pequeño pájaro despertador acompaña su trinar con un barreno de dinamita que deja caer, con malévola sonrisa llena de dientes, sobre nuestro bello durmiente. Un “Boom” que consigue un “Ay”, un rostro tiznado de hollín y algún diente de menos. Buenos días por lo salvaje, cómo debe ser.


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