lunes, 22 de octubre de 2012

LAS CULPAS EN EL TERREMOTO DE L'AQUILA



Uno no sale de su asombro y estupefacción ante la pena impuesta a seis sismólogos italianos acusados de no haber obrado correctamente y actuado en consecuencia ante las inequívocas señales que indicaban que en L´Aquila iba a haber un terremoto devastador en 2009. El resultado del fenómeno natural fue de 309 muertos y una población completamente destrozada. La responsabilidad cae sobre los hombros de seis personas. Exclusivamente.

Desconozco que puede hacer la sismología para predecir o evitar un acontecimiento de esta magnitud. Aun así, interpreto que no debe ser fácil. Siguen existiendo terremotos, maremotos, tornados y todo tipo de acontecimientos climatológicos y naturales que nadie puede evitar y que en ocasiones llegan por total sorpresa. De hecho, es sabiduría popular que el hombre del tiempo no acierta nunca con el clima de mañana.

¿Es de recibo culpar a estas personas por este suceso? Muchos pensarán que sí, que es su error y que han fracasado en su función. De momento mi opinión al respecto no está clara. Quizá al final de las cábalas que hago mientras redacto, llegue a alguna conclusión.

Estamos hablando de Italia, una sociedad convulsa con un ex presidente con oscuros vínculos que le llevan a relatar con pelos y señales cual es su relación con menores de edad. Donde los gobernantes de la región del Lazio participan con dinero público en orgías y fiestas demostrando que Rafaela Carrá, al contrario que los sismólogos, si es capaz de anticipar que para hacer bien el amor hay que venir al sur.

Los sismólogos pagan, pero ¿Estaban las casas construidas acorde a la reglamentación para evitar bajas en caso de seísmo? ¿Son estos científicos el último escalón en la cúpula administrativa y en la toma de decisiones? ¿Quién paga si desalojas una ciudad y luego no pasa nada? ¿Los sismólogos otra vez?

Parece que en el mundo latino la depuración de responsabilidades suele ser un tema tomado a la ligera. Hace poco, en España, durante el lamentable caso de José Bretón, una forense erró gravemente en sus estudios y como tal, fracasó en su trabajo con lo que, ateniéndonos a la mínima profesionalidad, debería ser despedida. Sin embargo sus pesquisas y análisis tan limitados incluso para el ojo profano pasaron por la mesa de sus superiores sin que para estos supusiese un problema que la profesional hubiese utilizado herramientas tan poco indicadas como pueden ser páginas empleadas para almacenar o copiar trabajos escolares. Sin embargo la responsabilidad se queda en la forense y no sube más. Ninguno de los supervisores del trabajo mencionado cesa en su puesto.

Con los sismólogos pasa igual y viendo el escabroso caso del asesino de Albacete, hoy mismo o el de las decenas de mujeres muertas tras denunciar a sus futuros asesinos ¿Deberían ir a la cárcel los policías que no supieron o no pudieron detener a estos criminales? La pregunta suena tan estúpida que ya no me queda duda alguna.

Lo de los sismólogos de Italia es una barbaridad.

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