Cuando eres un supervillano de pandereta,
pasa lo que pasa. Hoy desde la guarida secreta llamada la Cajina de Cristal, Vega Arango y sus secuaces habían
planificado un juicio sumarísimo a Manolo
Sánchez Murias, lo entregaron al pueblo, lo echaron a los leones amarillos
de un Villarreal que llegaba con la vitola de ser el grande de segunda y…
Y salió lo que menos querían los malvados
habitantes de la Cajina de Cristal. Vence el Sporting pero no convence. Gana al
gallito de la categoría por dos goles a cero pero no suma a nadie para la causa.
El equipo amarillo se queda con diez y durante todo el partido parece superior
al Sporting. Pero el Sporting gana y
todo se tuerce.
Claro, cualquiera que haya visto el partido
habrá salido, al igual que el día del Alcorcón, con la idea de que esto es pan
para hoy y hambre para mañana y que el equipo no está para muchos trotes, lo
que bien mirado significa que si a nivel paupérrimo se le gana al Villarreal,
¿Qué sucederá cuando los artistas se decidan a jugar y se posicionen bien?
Porque hoy quedó claro que el equipo no tiene
norte. Ni fondo ni colocación. Con diez, el Villarreal fue muy superior. Hay un
error táctico y físico claro. Todos los balones y rechaces son para el rival y
cada vez que el Villarreal hacía una pared, nadie seguí a su marca. Gente joven
como Barrera o Luis parecían asfixiados a las primeras de cambio y solo Mandi, su primo Mendy y David fueron
capaces de mantener el ritmo.
Estos fallos provocan que los rivales se
planten en las inmediaciones del área con facilidad asombrosa mientras que la
transición a campo enemigo se suele hacer a paso burra y dirigida por un Trejo que lucha lo indecible (¿Quién lo
iba a decir?) para luego enredarse en regates inverosímiles. Destacar a Carmona, híbrido entre el hijo de la
baronesa Thyssen y el gordo de la
pareja Andy y Lucas. Falto de forma,
incapaz de presionar a su par más de dos metros pero con más conceptos
futbolísticos que cualquiera de su alrededor.
Atrás Luis
mejora, pero no por mucho a Orfila,
que se quedó en la grada, síntoma evidente de la nefasta planificación
deportiva. En el otro lado Canella
sigue su particular descenso a los infiernos. Arriba Sangoy marcó en su enésimo tiro imposible, pero su capacidad
goleadora, hoy por hoy no admite comparación con la de un cazagoles como David Rodríguez, objeto de los cambios
de un Manolo que rechaza situarlo en
punta, aunque de momento, con buenos resultados.
Por lo demás, el periplo por segunda continúa,
con todo lo que ello conlleva. Hoy ha tocado sufrir los comentarios de Raúl, antiguo colaborador de “El día después” y cuyo único mérito es
ser un ex-jugador feo y desdentado cuya capacidad verbal cabría en el dedal que
Pitufina usa para bordar. También un árbitro con un criterio asombroso, cuyo
linier señaló fuera de juego en una jugada en que Mendy salía de campo propio, pero nos lo hemos ganado a pulso, tanto
el submarino como el Sporting.
Ahora solo esperar. Una vez fracasado el plan
¿Qué hará la junta directiva del Sporting? ¿Otro par de partidos más?
Conociéndolos, son capaces de cesar a Manolo
hoy en vez de haberlo hecho tras el desastre de Girona.
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