BARCELONA B 3 SPORTING 0

Cuentan las leyendas, que otrora en el tiempo, hallábase una flauta abandonada a su suerte en mitad de una verde pradera. A ella se acercó un burro y mientras la olfateaba, soltó un resoplido que atravesó la cavidad del instrumento musical provocando un sonido tan hermoso, que al burro orgulloso, hizo sentir dichoso. Pero claro, solo para las orejas del burro aquel silbido fue arte, porque a veces hasta un asno toca la flauta, pero solo alguien muy burro lo colocaría a dirigir la Filarmónica de Londres.

En el caso del Sporting, sería más sencillo encontrar una flauta en el campo y que de pronto Sangoy se convirtiese en uno de los Virtuosos de Moscú que ver al equipo dar cuatro pases seguidos. La flauta sonó y sonó, incluso dos veces ante Alcorcón y Villarreal, pero el burro no encuentra el orificio y ahora solo pasta y trota mansamente por los campos de España.

Otro día más, el equipo fracasa y hace un nuevo ridículo estrepitoso. En este caso, el “baby” Barcelona B nos metió un repaso digno de ver. Durante gran parte del partido parecía que los pequeños azulgranas no tenían dientes y estaban sin destetar, pero el Sporting decidió pegarse un par de tiros en el pie para solaz de sus rivales.

Primero una salida a destiempo de Cuéllar que acaba en roja y en la salida del campo de Carmona que parece preguntarse para qué ha venido. Luego una cantada del portero suplente, Juan Pablo, cuyas manos blandas permiten a un balón colarse por el medio de la portería. Cuando el desastre parecía cosa de tiempo, llega un penalti inocente que David Rodríguez se apura a lanzar para poner su primer borrón como rojiblanco. Extraño resulta que el ejecutor de toda falta y tiro libre no lance los penaltis, pero hasta aquí llega el desorden gijonés.

A continuación, el Barcelona B se suelta y demuestra que en las filas rojiblancas no hay un gramo de aplomo, físico, o condiciones tácticas. Como el día del Villarreal, cualquier pared propicia que los rivales se asomen al área y cualquier rechace cae en los pies del enemigo mientras que Mandi se desfonda y Barrera, la figura emergente, parece desfondado desde el minuto uno.

Nada que objetar. El descenso es un peligro evidente. Manolo ha fracasado y cercano es el recuerdo del primer año en segunda tiempo atrás. Un entrenador nuevo, con energía. Antonio López se llamaba. Tras naufragar a los mandos del Sporting su carrera continuó meteórica. Manolo tiene pinta de seguirle los pasos.
 

Ahora esperemos que no vuelva de Mos y que la directiva actúe de manera razonable y pronta. El tiempo pasa y el burro que antes sabía como tocar la flauta de vez en cuando, parece que está perdiendo las nociones de solfeo pasito a paso.

Y el publico no va a aguantar muchas más serenatas de este porte.