sábado, 18 de febrero de 2012

WHITNEY


Hoy he tenido una mañana típicamente americana. He comprado un poco de comida basura y he ido a la lavandería a hacer la colada, como si estuviese en un episodio de Big Bang Theory. El local al cual acudo, se lama The Basket Laundry, y está regentado por dos mujeres a cual más simpática. No les entiendo mucho lo que dicen, pero se ríen todo el rato. Quizá deba empezar a pensar mal.

Pero hoy no había risas. En la lavandería hay dos televisiones y en ellas se emitía el entierro de Whitney Houston desde una iglesia Baptista localizada en Newark, lugar por el que pasé hoy hace tres semanas en mi llegada a los USA.

En el local había un halo de tristeza mientras todos los presentes observaban el entierro de una de las últimas divas de la música negra. No soy un hombre creyente. No tengo mucha fe en los designios divinos y tampoco en los humanos. Toda la parafernalia mostrada en la iglesia, los salmos, las oraciones y demás, no me suponian ningún tipo de sensación. Sin embargo la tristeza que emanaban las imágenes y las hermosas canciones dedicadas a la fallecida pronto hicieron mella en mí.

Soy un amante del talento. Quizá se deba a que nací sin ninguno y a que en mi vida he sido capaz de desarrollar la más mínima habilidad para nada. Por eso me entristece ver como la maravillosa voz de alguien como Whitney Houston moría poco a poco desde hace años. Siempre quedaba ese momento para la esperanza de que su prodigioso talento resurgiera. Ahora esa posibilidad ya no existe y como dijo uno de los oradores durante el funeral, nos hemos quedado solos, sin Whitney, sin su voz y sin su cariño. 

La mujer que convirtió un tema de Dolly Parton en una de las más hermosas canciones de amor jamás cantadas ha muerto. La diva de hermosa sonrisa y ojos tristes se ha ido. Ahora, la que para bien o para mal fue la reina de la noche, ya no está. Entiendo las lágrimas de alguno de mis compañeros de colada. Cuando algo hermoso se pierde, parece que el mundo se torna un poco más oscuro y que el sol tardará en volver. 

Ha sido un placer escucharte, Whitney.

3 comentarios:

  1. A mí la verdad es que nunca me gustó, aunque indiscutiblemente su voz era tremenda. D.E.P.

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    1. A mí sí que me gustaba, pero más que nada me llama la atención como los USA veneran a sus estrellas. Las respetan. Aquí a los cuatro días estaría saliendo la hija en Sálvame deluxe

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  2. Eso sin duda, el respeto que se tiene allí por el que ha sido grande es una cosa admirable.

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