Por fin una victoria. Por fin una alegría. He aparcado la consola (mi mujer la ha acaparado) para ver ganar a mi equipo, y no me arrepiento. El Sporting ayer se deshizo de un Granada que parece una copia de nuestro equipo. Tiene mimbres, tiene jugadores, pero le falta matar, y ahora mismo, sin eso, no eres nada.
El Sporting salió a morder, a comerse al rival y lo demostró en unos primeros diez minutos en los que tiró más a puerta que en el resto de la liga. Al final la victoria sirve para tranquilizarse y pasar a una próxima jornada en la que si se vence al Mallorca, podríamos empezar a pensar en la racha positiva que acompaña todos los años al Sporting desde que ascendió a primera división y que suele comenzar con enfrentamientos contra los Baleares.
Los rojiblancos estuvieron bien en general. Juan Pablo hizo un buen partido y atajó alguna ocasión de un Benítez que demostró ser un buen jugador aunque un poco falto de cabeza. La defensa estuvo bien. Se vio a Canella participativo, agresivo y serio, Lora mejorado, haciendo alguna jugada en ataque muy digna y centrando el balón que acabó en el segundo gol. Los centrales correctos. Me llamó la atención el gran nivel de Iván, que vuelve a parecerse al de la segunda vuelta del pasado año, y la salida de un Gregory contundente y serio, un muro.
En el medio, Rivera, al que en momentos parece que si le hacen un control anti dopaje va a dar positivo por anfetaminas, clembuterol, EPO, gasolina y vodka. Está en todas partes y deja un derroche físico que de seguir así, indica que hay jugador para décadas. Castro y Cases le dan un aplomo al equipo y una forma de jugar sensacional. Lo que temo es que no hay recambio para ellos. Eguren salió a tapar y poco más. En las bandas, de las Cuevas parece espabilar y Trejo es otra historia.
El argentino parece estar en otro mundo. Es capaz de jugadas impresionantes, de avanzar con el balón cosido al pie y está claro que tiene una gran calidad. Por momentos en estilo y forma me recuerda a Lediakhov, aunque todavía está a una distancia enorme del príncipe ruso. Trejo hace muy buenas jugadas, pero también pierde balones innecesarios y en sitios muy peligrosos. Puede ser muy útil al equipo o desaparecer. Esperemos no estar ante otro Carmelo.
Arriba el tiburón de la Bahía, marcó un buen gol y no hizo una mala primera parte. Aún así hace falta que alguien le diga que en el campo no solo se corre para adelante, que uno se puede parar, esperar e incluso pasar algún balón al compañero. Los gestos de Castro en una jugada en la que Barral no le dio el pase atrás, son un ejemplo de la desesperación de tener un compañero que sabes que no te la va a dar.
La segunda parte, el Sporting se aculó, quizá demasiado. De haber jugado contra un rival más duro, podríamos haberlo pasado mucho peor. Entiendo la ansiedad, pero considero que era un partido para haber dejado una mejor imagen. Aún así, hay indicios de esperanza. A ver si todo se mantiene.
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