Hoy voy a hacer un alto en el camino de mis preferencias comiqueras y me voy a pasar al cine, el cual tengo algo abandonado. Voy a hablar un poco de grandes películas, basándome en sus finales. No es necesario que una gran película tenga un gran final, pero suele ayudar. Basándome en mi colección de películas y sin ningún tipo de orden, aquí está mi lista de finalones de película. Para que no ocupe mucho espacio, si queréis ver la escena solo debéis hacer click en el título correspondiente. No considero necesario decir que si alguien no ha visto alguna de estas películas (¡blasfemía!), vale más que no lea nada.
Se ha hablado mucho de esta película desde dos prismas bien diferentes. Hay quienes la consideran una especie de onanismo exagerado, de vuelta de tuerca, de nadería disfrazada en exceso por parte de Christopher Nolan. Otros, entre los que me incluyo, consideran que es una de las mejores películas de los últimos años, un entretenimiento bien dirigido, orquestado y bien rematado. El final de Origen es de esos finales abiertos, los cuales, tras una gran historia de amores, persecuciones y atracos, deja pensando a todo el público sobre si lo que acaba de ver es real o falso, y volviendo sobre la opinión personal de cada uno, una obra maestra o una tomadura de pelo. Lo que está claro es que es una película que no deja indiferente y que Nolan es un maestro de la manipulación, la cual comienza desde las campañas de marketing, dirigidas a empujar al público a las salas, lo cual demuestra con recaudaciones brutales película tras película.
En esta ocasión no caben dudas de que estamos ante una gran obra maestra del cine. Una película que encumbro a David Fincher, el cual venía rebotado de su paso por Alien3, un fiasco en el que parece que su decisión sobre el producto final no fue del todo respetada. Aquí Fincher se convirtió en el director alabado que es ahora mismo. Una trama excepcional y unos personajes perfectamente dibujados, se combinan con una atmosfera opresora en una ciudad donde llueve desde el primer minuto hasta un momento clave, la entrada de John Doe, interpretado genialmente por Kevin Spacey, en la comisaría. En ese momento sale el sol en la ciudad y comienza el final más impresionante en años. Una escena que contaba con la ventaja de que no existían miles de foros destinados a destriparla. Un final de película salvaje y sin concesiones, que sin mostrar apenas nada, redondea una película excepcional.
La original, no la bazofia del siempre sobrevalorado Tim Burton. Si bien la última película sobre el tema “El origen del planeta de los simios” es una muy buena película, el original sigue siendo una obra maestra. Innovadora y original, su planteamiento y puesta en escena son de una calidad altísima. Franklin J. Schaffner, director de Patton o Papillon, alcanzó con esta cinta, las más altas cotas del cine de ciencia ficción. Las imágenes de los crucificados en las colinas o de las cacerías de humanos, palidecen ante el momento final, del que nada sospechamos. La aparición de esa estatua de la libertad derruida y destrozada, junto a los lamentos de Taylor (Charlton Heston), nos traen de vuelta a la Tierra para comprobar que el camino de autodestrucción tomado por la raza humana ha terminado con la misma. De todas formas, aunque la primera impresión, por las palabras del astronauta Taylor, es que la culpa es integralmente humana, tras lo visto en la anteriormente mencionada “El origen del planeta de los simios”, parece que los monos sin cola van a tener algo que ver en todo este asunto.
Una película que creo que he visto más de veinte veces. Luc Besson en estado de gracia nos cuenta la historia de un asesino a sueldo entrañable y al que le coges un cariño desmedido, de manera que la escena final en la que el pistolero fallece, se te hace realmente dura. León adopta y salva la vida de una niña durante una matanza causada por un asunto de drogas. El malvado de la función es un agente corrupto del departamento de estupefacientes, llamado Norman Stanfield e interpretado por un pasado de rosca Gary Oldman. La relación entre la niña, Matilda, y León es tan tierna y humana, que combina con la capacidad destructiva y letal del sicario. En el enfrentamiento final y tras arrasar un edificio, León escapa hacia la felicidad que siempre le había sido esquiva, solo para ser abatido por la espalda por el malvado Stansfield. La belleza y sensibilidad exhibida durante gran parte del metraje, es excepcional en este espectacular final.
Otro día, más finalones.
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