Hoy seguimos avanzando en la
lista de ídolos de las series animadas de ayer y hoy. Ídolos para mí, amante
como soy de los personajes secundarios y de fondo de armario, necesarios como
en todo buen equipo de fútbol que se precie. Y de fútbol hablo hoy. Ni más ni
menos que de Campeones (a.k.a. Oliver y Benji).
6 JULIAN ROSS
Cuando yo veía Campeones, tenía
tres favoritos indiscutibles. El primero era Danny Mellow, el ayudante enano de
Mark Lenders, la primera versión de lo que luego sería Andrés Iniesta. Luego estaba Paul Diamond, que jugaba con Oliver y
con Benji (cuando no estaba lesionado, que se tiraba toda la serie como Prosinecki). Pablo Diamante tenía el
nombre más molón de la serie con diferencia asombrosa.
Los dos eran unos buenazos con mucha clase |
Por último estaba
Julian. De familia rica, con problemas
cardiacos a su tierna edad, capitán y casi amo y señor de su club, icono sexual
para las jovencitas japonesas, y rival de entidad de Oliver, Benji, Mark y del
que se le cruzara. Julian era imparable.
El tiro del tigre. Casi nada. |
Porque aún siendo de familia pija
y rica con madre llorona y padre con aire ausente, Julian creció hasta
convertirse en un ejemplo de educación y bondad. Pese a sus problemas
cardiacos, Julian, que se pasaba la segunda parte apoyado en el poste de la
portería dirigiendo la contienda, se arrancaba por peteneras en un momento dado
y salía corriendo por esos campos del señor en los que no se veía el arco rival
y llegaba al otro lado en un santiamén. Porque pese a ser el David Beckham de turno y tenerlas a
todas locas como perracas, Julian no prestaba atención a nadie, ni siquiera a
esa figura que parece existir en el fútbol japonés que es la de acompañante
femenina del equipo. Una especie de groupie pesada y empalagosa que suspira por
el capitán. Un crack.
"Dásela a Barral, dásela a Barral..." |
Aún así había incongruencias
múltiples. La primera es que, lamentándolo mucho y pese a quién le pese, Julian
Ross ordenaba a su equipo dejar a los rivales en fuera de juego mientras él
estaba apoyado en la portería, lo cual, según la FIFA, la AFE, la UEFA y la
TIA, es imposible de toda imposibilidad a no ser que el portero se vaya a
recoger amapolas. Luego está el tema de los problemas físicos, más falso que la
portada del MARCA. Julian se metía media maratón entre pecho y espalda. A
continuación se sentaba un rato a dar órdenes. En la siguiente jugada chocaba
con Oliver, pero éste, temeroso de matarle con su poder físico, se apartaba y
Julian marcaba gol. Cuando Ross se daba cuenta de este tejemaneje de su
contrincante, le pedía que luchase en igualdad. Oliver se ponía chulo y ¡Zas!, choque
de rodillas, pantalla en morado, música de piano y cristales rotos y Julian
infartado para el banquillo ¡Coño, si no sabes torear, “pa” que te metes! Además, en Campeones, solo llovía cuando jugaba él. Hasta el clima tenía en contra, pero Julian era muy duro.
Un ídolo y su camiseta está a la
venta, como la de CR7, Messi y cualquier estrella, no digo yo
que no me haga ilusión llevar el 14 de Julian a la espalda.
Y mal del corazón que estaba.Lamentablemente un presagio de lo que vino después en el mundo del fútbol.
ResponderEliminarHombre, no quería yo hacer un paralelismo tampoco con los chavales que sufren este problema en la vida real.
EliminarMe has tocado la fibra.Julian es el mejor futbolista del universo "Oliver y Benjiniano".Es más,ocupa un puesto en mi top 5 de jugadores de toda la historia,junto a Van Basten o Zidane.Este chaval traspasó la línea entre lo terrenal y lo celestial y sino que se lo digan a Oliver (que ni él era capaz de creerse de lo que era capaz Julian).
ResponderEliminarJaja, grande Javierón. Yo creo que en los capítulos finales, Julian deja el fútbol por sus problemas de salud y hace dinero en "Mira quién baila" pero no estoy muy fijo.
EliminarUn super foro de Campeones
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