sábado, 5 de mayo de 2012

SPORTING (2) BETIS (1)



Vaya por delante que si este equipo se salva será un milagro que me devolverá la fe, la esperanza y la caridad cristiana a la velocidad del Rayo.

De uno en uno. Tenemos un portero que no sale, un lateral derecho que no sabe defender, un central más lento que el caballo del malo, otro con dos partidos en primera, un lateral izquierdo que no es lateral, un mediocentro defensivo que tiene la técnica justa para jugar al tetris, otro que es una máquina pero jugó todo el año de lateral derecho sin ser lateral derecho, un interior derecho que no regatea a un cono, un interior izquierdo que vino de delantero y que aparece de vez en cuando, un mediapunta con calidad pero desganado y un delantero centro que se pasó en la grada más de media liga. Con eso se ganó hoy al Betis. 

Si se conjuran los astros, Andrómeda se estaciona, el ciclo solar se detiene y Marte cabalga sobre Venus, entonces el Sporting se salvará, y como se salve sé de más de uno que se acercará a la Santina en coche, de rodillas, en kayak y volando con las orejas, porque esto, hace dos meses, hace quince días, el martes, y hace dos minutos, era impensable. Pero esto es Sporting y todo puede pasar cuando Sangoy pega un voleón desde la esquina del área, Gálvez siega todo lo que crece en el césped del Molinón y Trejo busca el enésimo regate imposible.

Un día de alegría, una semana más de agonía, tanto remar para en la orilla quedar, pero ¿y si no? ¿Y si nos salvamos? Viendo que la directiva ya busca entrenador para segunda, y que, si por algo se caracteriza es por no acertar nunca, ¿y si vuelven a fallar y hay que buscar entrenador para primera? No me lo creo. El último partido es ante un club hermano pero que se juega mucho y además tiene calidad, como el Villarreal. 

Queda sufrir, queda ser del Sporting. Viene en el paquete. Por cierto. Una pena el fallecimiento de Rashidi Yekini, un hombre amable y un gran futbolista sin suerte en Gijón. Merecía minuto de silencio, que si no me equivoco, no se le dio.

Hasta siempre Yekini.  

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