PROMETHEUS

Llevo unos días masticando, paladeando y por fin lo he tragado. No me quería tirar a la piscina hasta saber el nivel de llenado. Quería asegurarme de que mis palabras fueran ciertas y no dejarme llevar por el momento. Ahora, días después, en frío y con la conciencia tranquila, puedo comentar algo acerca de Prometheus, uno de los estrenos cinematográficos bombazo de la temporada veraniega.

Y dentro de poco...

Para empezar una aclaración. No seré yo quien se vanaglorie de un amplio conocimiento de la mitología que rodea al Alien o Xenomorfo, clásico de la ciencia ficción contemporánea. No he disfrutado nunca en demasía de este personaje en particular, ni de Ripley y demás, pero el ojo del Friker sigue observando impenitente desde las alturas, y en este caso, aunque no sea el mío, es un ojo fiable, el de mi esposa, pachanguera consorte, la cual comparte conmigo varias de las aficiones que han llenado este podreblog y que os paso a relatar para que veáis que es de fiar.

El ojo del Friker es, obviamente, como el de Sauron

Como buena pachanguera es un poco comiquera, con predilección por los mutantes Lobezno,  Tormenta o Molly. Algo futbolera, aunque oviedista de corazón y no solo por fastidiar como pasa en otras casas (¿Eh, Wallen?) y una amante de ese subgénero cinematográfico que podríamos denominar “de ostias como panes, McClanes y bichos variados”. Es por ello que su opinión acerca de Prometheus, transcrita por mis manos, es tan válida (y en este caso más incluso) como la mía.

Lobi mola

Dice, aquí mi señora, rápido y sin morderse la lengua, que Prometheus es una mierda y que no respeta el espíritu Alien, independientemente del nombre del director que corone el cartel, que no es otro que el del padre de la criatura, Ridley Scott. Bien es cierto que se aleja del efectismo de la saga pretérita del monstruo diseñado por Giger y se adentra más en el espíritu clásico de ciencia-ficción con trama complejo-sesuda-filosófica. Quizá el gran lastre de la película sea la comparación o la esperanza de encontrarnos ante una nueva horror-movie con monstruo babeante y toques de aventura para pasar a una historia sobre el “De dónde venimos y adónde vamos”.

Al día siguiente nos vimos Alien

No se puede obviar la calidad de sus escenas, la brillantez de sus interpretaciones y el alto nivel en general de la película, pero no puedes hacer un film centrado en el universo de Alien y olvidarte del suspense, el peligro y la muerte en manos de viscosos monstruos durante el noventa por ciento del metraje. Corres el riesgo de no suministrar al espectador lo que pide y el espectador es soberano.

Aunque a veces el público se equivoca gravemente

Es cierto que la aparición de los primos del Xenomorfo y las escenas de hombres penetrados oralmente por seres infectos o abrasados por líquidos corrosivos, así como la operación a pecho galante de uno de los personajes, ponen los pelos de punta y reviven un poco la película que quizá muchos esperamos ver. La lástima es que son momentos puntuales abandonados en un mar de preguntas y con un final abierto que da a entender que solo estamos ante el prólogo del prólogo de la precuela de lo que un día será el primer enfrentamiento entre la teniente Ripley y Alien.

Un clásico

Así que sin más, y sin meterme más a fondo. Una película técnicamente impecable pero quizá falta del alma que muchos buscábamos en las butacas del cine cuando comenzó la proyección y el androide David paseaba por el Prometheus. Poco bicho. Mucho trasfondo.

Y sale Charlize, que dice el "Son of a bitch" con más clase de la historia del cine

Espero que en la siguiente se equilibre la balanza.