martes, 10 de junio de 2014

NEXT GOAL WINS



La edad avanza inexorablemente. El pelo canea o clarea según la región, la memoria se vuelve frágil y los músculos más frágiles aún. En el último mes he sufrido dos roturas de fibras, una en cada gemelo, que me han apartado de los campos de fútbol un mes, más otro que vendrá. No me había pasado nunca. Sergio, hermano no de sangre, sino de esos que da la vida,  me dijo una vez que era increíble que no me lesionara jugando cuatro o cinco veces por semana, y me advirtió. El día que empieces no vas a parar. Pues parece que ha llegado el día.
Ya estoy mayorcete
Así que estoy con mono de fútbol. Nada grave, dirán ustedes. Play offs para el Sporting y Mundial de fútbol a la vuelta de la esquina. Además siempre tienes el FIFA 14 para echar unas partidas y ser violado por su sistema de compensación que puede convertir al peor jugador de segunda en Cristiano Ronaldo mientras que tú tratas de encontrar la forma de vencerle con tu mediocampo formado por Yaya Touré,  Iniesta, Rakitic y Cazorla (Arriba Scepovic, por descontado). Pero no me sirve. Nada se equipara al salir a un campo a divertirte con unos amigos. A correr, sudar, ganar y perder. Sobretodo esto último. Hay maneras de perder, pero si lo haces bien, siempre hay forma de aprender de la derrota. De eso va “Next goal wins”.

De toda la vida de Dios, entre pachangueros se usa esa expresión. Ya sea por ir empatado o por ser la desventaja en el marcador insalvable, en los coletazos de un encuentro entre amigos siempre surge esa frase: “El que meta gana”. Cada vez que la escucho en mi cabeza, me sale con la voz de José Luis, “El Presi” le llamábamos los amigos que nos juntábamos a pegar patadas a un balón en el colegio Las Ursulinas de Oviedo. Un titán físico y una persona magnífica. Recuerdo que me decía “Adolfo, tienes que estudiar, y hazme caso que no soy tu padre, soy El Presi, que es más importante”. Qué buena gente he dejado a un océano de distancia física y temporal. No me pongo nostálgico, volvamos al fútbol. “El que meta gana”. Lo decía José Luis y notabas como en ese momento recuperabas un poco de energía, buscabas algo de esa ambición por mejorarte un poco, por superarte para no conseguir nada más que un triunfo personal, querías ganar pese a que esa victoria solo la ibas a contabilizar tú y nadie más, pese a que, quizá ese último gol no eliminaría jamás tu estigma de perdedor.
 
Sin palabras
Quizá por ello me llama tanto la atención este documental sobre la selección de fútbol de Samoa Americana, una pequeña isla situada bajo el sobaco de Papúa-Nueva Guinea, allá donde Napoleón perdió un calcetín. Samoa Americana. Ni sabía que era una nación (dependiente de los Estados Unidos). La selección de fútbol de este país tiene en su haber la derrota más abultada de la historia en partido oficial. Treinta y uno a cero frente a Australia. Su portero se escondió en una cueva, avergonzado tras la derrota. Tiene que ser muy duro.
El portero en cuestión
A Samoa se desplaza el Holandés Thomas Rongen, futbolista mediocre de extraña trayectoria, pero profesional que ha comido de esto. Y el documental inglés narra ese choque entre derrotados. Un entrenador que nunca ha sido nadie importante pero que ha circulado por equipos de cierto nivel se encuentra en mitad del Océano dirigiendo a la peor selección del mundo. Futbolistas que apenas pueden controlar un balón, que no saben nada de técnica, táctica o disciplina. Pachangueros que tienen que defender el escudo de un país en las rondas clasificatorias para el Mundial de Fútbol, el evento deportivo más grande (puede que más que las Olimpiadas) del mundo. 
 
El señor Rongen
Solo he visto el tráiler, pero en estos momentos, huérfano de fútbol, no puedo más que verlo una y otra vez. Les veo tratar de superarse, corregirse, odiarse y celebrar juntos. Me llama la atención el carácter de un entrenador que viene a lograr algo único como es ganar un partido. Qué puedo decir. Me encantan las historias de perdedores que se atreven a triunfar.
 
Y por ello, ésta es mi escena favorita de la historia del cine
Por eso hoy, medio cojo, me he atrevido a correr dos millas, poco más de tres kilómetros. Mañana toca bicicleta, doce millas, que en menos de un mes tengo que volver a recorrer cincuenta kilómetros por una buena causa y estoy en un estado físico deficiente. A finales de junio me toca volver en plena forma, fortalecido tras una lesión (de mierda) y en mejor tono que nunca. Ese es mi plan y por eso quiero dejar constancia pública, al igual que han hecho los samoanos. En mi Ride for Roswell de 2014 (del que dejaré testimonio escrito como hice el año pasado) que tendrá lugar el 28 de Junio, comprobaré si estoy en el buen camino. 

Mientras esperaré viendo como los samoanos se intentan superar al ritmo de “How you like me now”, auténtico temazo de ese buen grupo que son “The Heavy”. Algún día encontraré el documental online y podré pasar un buen rato. Mientras os recomiendo que veáis el avance.

7 comentarios:

  1. ¿Allí en Samoa no les va más el rugby? Aunque creo que me estoy haciendo la picha un lío con los maories, aquellos que bailan el haka antes del matx. Parece un buen reportaje de aquellos de superación, muy a lo William Wallace, ya nos contarás si al final logran ganar un partido. Se lo merecen.
    Sobre el tema pachangas, ya te digo que con una edad ya avanzada, jugar cuatro partidos a la semana es bastante "destroyer" y estoy de acuerdo de que no sé cómo no te lesionastes antes. Supongo que el ser asturiano sois de otra pasta y ayuda XD.
    Yo en mis tiempos fui federado (hace 15 años), un rápido extremo derecho (a lo Goikoetxea), después pase a fútbol sala y actualmente, hago pachangas los miércoles (solteros vs casados) y también juego en un liguilla en un gimnasio donde literalmente echo medio pulmón en el asfalto y más siendo exfumador como soy. Tengo 32 tacos y nunca me he lesionado pero sé que algún día me llegará la hora porque ya he notado una diferencia física abismal de cuando tenía 25 (por ejemplo). Espero tener la misma suerte de que me pille alguna lesión en medio de algún mundial como es tu caso. El Fifa ya lo tengo ;). Ánimos amigo y sobretodo no fuerces; tienes el vivo ejemplo de Carles Puyol, un todoterreno que por forzar la rodilla, ya ha pasado a mejor vida terrenal. Un saludo!!

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    1. Supongo que les va el rugby porque en el trailer sale un armario de 2x2. Yo jugué 4-5 veces por semana hasta los veintisiete, luego me fui a Madrid y estuve un año sin jugar y a dieta de kebabs. Ahí se acabó todo. Ahora a mis 34 para 35 tacos el físico empieza a renquear, así que tengo que tirar de técnica y categoría y como siempre fui un troncomóvil, pues nada, no hay manera. Por cierto, el FIFA me encabrona hasta puntos insospechados. Muchas veces no hay mierda de forma de elegir al jugador que está cerca de la pelota cuando defiendes y en ataque hay rechaces que llevo el jugador donde cae la pelotita y me lo quita de ahí, no sea que la meta. Mierda de juego, como me gusta.

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  2. Yo me jodí la rodilla en mis años mozos y a pesar de que lo he intentado, me ha sido imposible poder seguir jugando a "furgol", ni siquiera entrañables pachangas semanales. Hasta sueño a veces que estoy jugando una pachanga y siento esa sensación de llevar el balón a los pies mientras vas en carrera, con el viento en la cara...luego despierto y maldigo. Conozco gente pachangera que jamás ha tenido una lesión; los típicos tirillas que sin calentar de ponen a soltar trallazos a portería. También ellos han ido cayendo con roturas varias. El fútbol un deporte fascinante, pero las articulaciones y los músculos sufren con los cambios de ritmo bruscos y con el mero acto de chutar.

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    1. En el fútbol sala, que es lo que yo he jugado mayormente, las rodillas y tobillos lloran. Muscularmente no había tenido problemas porque soy un portento físico de la leche (vale, es irónico). Yo he soñado que jugaba al fútbol unas veinte veces este último mes que no pude salir al campo. Es triste, pero es así. El problema es que estoy de un humor de perros y no hay quién me aguante.

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    2. Ah, claro, el fútbol sala es criminal para las articulaciones; tienes que estar todo el rato en tensión. Al menos en el fútbol 7 o fútbol 11 puedes recuperar un poco el aliento e incluso estirar si el balón está alejado de donde te encuentras.
      Yo he cambiado el fútbol por el coñazo de la natación, pero vamos, no hay color.

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    3. A mí ahora me da por correr. Tengo como meta ser capaz de correr 10 kilómetros sin parar de aquí a fin de año. Sin ponerme tiempos ni nada, solo ser capaz de hacerlo. Los años pesan y hay que cuidarse.

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    4. A mí es que lo de correr por correr me aburre. Odiaba cuando en los entrenamientos nos mandaban dar vueltas y vueltas al campo como gilipollas. Eso sí, la gente dice que luego se vuelven adictos a la carrera diaria. A mí no me pasará. Solo me gusta el fútbol y no puedo jugar.¡Porca miseria!

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