OPINANDO SOBRE PODEMOS

 

No soy yo excesivamente permeable a los mensajes de progreso, libertad y democracia que surgen del nuevo grupo político "PODEMOS". No por nada. Me pasa como al perro apaleado que enseña los dientes aunque lo vayan a acariciar. Estoy acostumbrado a que los políticos me escupan mandangas y mentiras y aunque el mensaje del partido de Pablo Iglesias me parece casi siempre positivo, hay algo que no me acaba de llenar pero no sé muy bien el qué.

Sin embargo las escasas intervenciones televisivas del dirigente de PODEMOS me agradan por salirse del tono naturalmente gutural al que estamos habituados. Esta mañana le he visto frente a frente con Eduardo Inda y me asombra como Iglesias es capaz de ganar un debate simplemente cambiando las armas del juego.

Inda es un personaje con varias facetas. Ha participado en destapar algunas de las tramas de corrupción más serias de España, pero al mismo tiempo forma parte de ese grupúsculo de periodistas que disfrutan convirtiéndose en noticia y en espectáculo en ese circo de tres pistas que conforman los debates televisivos. Gente como Marhuenda, Rojo, Tertsch o él mismo, disfrutan cual cerdo en lodazal bajando al barro del plató televisivo y enfangándose en diatribas dialécticas cuyo único propósito es ridiculizar al oponente que presente ideas contrapuestas, a ser posible sin aportar dato fehaciente e incurriendo en la descalificación personal como única opción. 

Sin embargo Iglesias se muestra reacio a entrar al trapo. No recula ni enfrenta con la cabeza gacha y la vista en el suelo. A la vez, sus cornadas son mansas en la forma pero duras en el fondo. De hablar pausado y calmado, opta más por el dato objetivo (o supuestamente objetivo), antes que por el asalto dialéctico. No duda ni aprecia los desacatos y las ofensas rivales y, siguiendo los conceptos de Isabel Pantoja, sonríe. Ya saben "Dientes, dientes que les jode". Les finta sin mancharse demasiado, cosa difícil porque la basura humana de la que suele rodearse en esos debates tiende a emborronar por proximidad. Es difícil y a veces parece que va a ceder o da un paso en esa dirección, pero no lo hace.

Y no debe hacerlo. Iglesias está en una posición difícil. Es la única esperanza blanca de la política. Eduardo Madina me parece un tipo serio y un muy digno representante político, pero a su vez está encorsetado por un partido que no se digna en avanzar en la dirección que muchos votantes y posibles votantes le piden. El pueblo se harta de mensajes repetidos, de mentiras y de patrañas que siempre duelen a los mismos y por eso Iglesias sube como la espuma, pero al menor paso en falso, más dura será la caída, porque nadie tolera que jueguen con las esperanzas de uno mismo. Es por ello que, desconfiado como soy de la raza humana en general, supongo que algún día Iglesias dará un paso en falso.

Y será su caída porque a él no se le va a consentir lo que consentimos a otros. Ya damos como normal que roben, disfruten de sueldos únicos, mientan, se escondan o nos insulten. Los Rubalcabas, Rajoys y demás llevan toda la vida haciéndolo y el perro apaleado del primer párrafo parece aceptar las llagas sin rechistar. El problema llegará cuando el que te acaricia el lomo, aquel en el que confías y al que te entregas dé un mínimo resbalón. Muchos serán los que se lancen a morder su mano. No es justo, ni mucho menos lógico, pero supongo que es lo que ocurrirá. Lo observo leyendo noticias que nos muestran, como algo excepcional, situaciones dentro del partido PODEMOS que son excepcionalmente habituales en cualquier ambiente democrático y grupo político.

Por eso le deseo a PODEMOS, la mejor de las suertes, y que, a ser posible, tarden un tiempo en embarrarse y mancharse. Todo llegará, ya que no hay cesta sin manzana podrida y de sus entrañas surgirá algún problema inherente a la sociedad actual, pero que el viento sople y que gente como Inda, Marhuenda o Floriano dejen de ladrar a la luna para oponerse a ellos, me hace pensar que no pueden ser malos del todo.

El tiempo dirá.