No me gusta meterme en temas de política. No es algo sencillo. Se pueden herir sensibilidades o causar polémicas gratuitas. No es necesario y este blog no va de esto. Siempre intento no entrar en jardines, aunque ya lo he hecho cuando me tocan a la parte que me da de comer. Así que por una vez en la vida, y sin que sirva de precedente, he pensado. He pensado que si protesto como investigador por las condiciones lamentables de mi profesión, ¿Cómo no alzar la voz ante la reforma laboral que sucede en España? Al que pueda molestar mi opinión, le pido perdón, pero la solución es sencilla. Estoy a favor de la huelga general. No hace falta que siga leyendo.
Para este próximo 29 de marzo está prevista una huelga general cuyo objetivo es protestar contra la reforma laboral que el gobierno español ha presentado como una de las vías para salir de la crisis que está destrozando el país. Dicha reforma se basa en un despido más barato y con menos requisitos; da más facilidades al empresario para cambiar jornadas, turnos, funciones y salarios; introduce un contrato específico para pymes y emprendedores; establece nuevos incentivos para la contratación indefinida y posibilita los despidos colectivos en la administración y empresa pública. Además, el convenio de empresa prevalecerá sobre cualquier otro convenio, permitiendo una renegociación de todas las condiciones del trabajador.
Toda esta palabrería ¿qué implica? Implica una mayor libertad por parte de la empresa a la hora de despedir a su trabajador. Implica una mayor libertad para la empresa a la hora de renegociar las condiciones de su futuro desempleado. Permite a la empresa despedir a parte de su plantilla si considera que puede cerrar el año con perdidas ¿Y al trabajador? Al trabajador le permite ver, oír y callar, que no es poco.
Esta es la situación que ha empujado a una movilización que, o mucho me equivoco, o va a tener una escasa respuesta por parte del pueblo español. Desde la visión que me puedo permitir al residir lejos de España, la sensación, a nivel periodístico, es que el pueblo español parece más interesado en la lucha por el título de liga que en la lucha por sus derechos como trabajador. Apenas hay noticias sobre el tema. La rabia y la crispación parecen dejar paso a la comodidad y el miedo y de esta manera, el pueblo soberano que ha concedido en las urnas lo que los políticos consideran una carta blanca más que una responsabilidad para con su gente, permite y otorga callando, que sus gobernantes hagan y deshagan con total impunidad.
No seré yo el que entienda de leyes, regulaciones, economía, pymes, beneficios o ingresos, pero hay cosas que me chocan. Por lo pronto el apoyo total por parte de la CEOE, ese nido de empresarios, siempre preocupados por los beneficios de sus trabajadores a los que ruegan que se aprieten el cinturón mientras dejan quebrar con su correcto proceder empresas como Marsans. Estos señores que cobran millones de euros, pero son incapaces de tomar ejemplo de sus correspondientes versiones de otros países, versiones capaces de organizarse para pagar más impuestos en virtud de su capacidad económica. Estos señores que, como el creador de Pocoyó, salen a la palestra para pedir más dinero y de esa manera solucionar las tribulaciones de este país sin darse cuenta de que el dinero que corrió y corre por las manos de alguno de ellos, no solo no es parte de la solución, sino que es parte del problema. Estos señores, se ponen de lado de la reforma laboral. Por algo será.
La otra cara de la moneda son los trabajadores ¿Qué razones existen para no apoyar dicha huelga? Muchos se excusan en que se trata de una huelga política por la animadversión de los sindicatos a las fuerzas de la derecha que gobiernan España actualmente. Que yo sepa, todas las huelgas son de naturaleza política. No han existido huelgas para pedirle a Mou que cambié su sistema táctico o para exigir una segunda parte de "El día de la bestia". La naturaleza de estas confrontaciones es política, y política ha de ser la solución.
Otros ningunean a los sindicatos esgrimiendo que viven del cuento o que se alinean con la izquierda, parte responsable de la crisis y cuyas medidas en los últimos días de gobierno fueron tan impopulares como las que ahora tienen lugar. En cuanto a la incompetencia sindicalista, está claro que existe. Al igual que existe en el funcionariado, en la investigación, el deporte, y cualquier ámbito de la vida en el que se exija un mínimo de profesionalidad. Siempre (y más en España) habrá quién aproveche el más mínimo resquicio para vivir de la sopa boba ¿Y? ¿Acaso aquel que protesta contra los sindicatos renuncia a los derechos laborales conseguidos por intermediación de los que critica?
Tenemos la manía de buscar excusas donde no las hay. Muchos vivimos en un estado de continua desinformación y no nos damos cuenta de que hay que luchar por lo que se cree. No vale que lo diga un sindicato, un partido político o cualquier junta letras. Si crees que debes defender tus derechos, defiéndelos. Ya habrá tiempo luego de criticar, pero basta de consentir. Francia o Grecia han hablado en voz bien alta. Puede no haber tenido un gran efecto o un resultado inmediato, pero sus gentes se han lanzado a defender lo que es suyo. No ganarán, pero por lo menos no tendrán la sensación de perder sin presentarse a la batalla. Sé que muchos no abandonarán sus puestos de trabajo el día 29 por miedo a perderlos, pero de eso se trata, de no tener que vivir con miedo.
Evidentemente no soy nadie para exigir un comportamiento en otra persona. Yo sé lo que yo haría y creo que lo he dejado claro. Entiendo las posturas de la gente. Puede parecer que mi postura es sencilla, escribiendo desde la distancia mientras gano un sueldo que duplica el de un puesto similar en España. Sin embargo nada puedo hacer desde aquí y mi interés sigue siendo el tener algún día un país al que volver, pero al que me interese volver, donde trabajar, crecer y asegurar que en virtud a mi esfuerzo podré mantener mi empleo sin temor a que la cuadratura del círculo de los presupuestos de una empresa o el capricho de un jefe signifique mi vuelta al ruedo de los desempleados.
Ole. Suscribo 100%.
ResponderEliminarGracias don Pol.
EliminarTotalmente de acuerdo en todo. Es que es así de sencillo.
ResponderEliminarJoer, me esperaba algún palo, alguna crítica. Esto esta lleno de hippies, comunistas, trostkistas y republicanos. Un abrazo
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