miércoles, 7 de marzo de 2012

GANANDO EL PREMIO NOBEL SIN BAJAR DEL AUTOBÚS


La realidad, siempre mucho más tozuda que la ficción, no deja de suministrar razones para que la ciencia y la investigación no sean tomadas en serio nunca más. Hoy, en uno de mis ratos libres, he hojeado, mejor dicho ojeado, ya que no dispongo de la versión impresa, el diario El País. Me decidí a abrir una columna de opinión titulada “Dos Nobel mal dados” con la suposición de que se iba a hablar, al menos, del entregado a Barack Obama como adalid de la paz mundial. Sin embargo y volviendo la burra al trigo, me encuentro con dos noticias relacionadas con la investigación científica y que en principio me sorprenden, solo para acto seguido hacerme sonreír, en parte por sentirme pleno de razón.

La noticia en cuestión, mucho mejor redactada por un profesional de lo que yo podría hacerlo, habla de cómo dos premios Nobel de medicina entregados en 1952 y 2011, fueron otorgados a las personas incorrectas. ¡Oh sorpresa, oh maravillas! 

Inocente cual corderito que soy, continué leyendo, solo para percatarme de que los dos merecedores de tal honor, el inmunólogo francés Jules Hoffmann y el microbiólogo ucraniano Selman Waksman, no habían hecho méritos suficientes para recibir el trofeo otorgado por la fundación del creador de la dinamita.
Estreptomicina. Dedicado a Vir.
Los logros merecedores de tal premio, eran evidentes. El descubrimiento de la estreptomicina o de la inmunidad innata no es cosa baladí y han permitido, con el simple estudio de una bacteria o una mosca de la fruta, generar avances en medicina de tal nivel como son el primer medicamento útil en la lucha contra la tuberculosis o adquirir una mayor comprensión de cómo el cuerpo humano se defiende de los patógenos y las infecciones.
Para que no digáis que no aprendéis nada con mi blog (Imagen de epidemiologiamolecular.com)
Sin embargo tales logros fueron conseguidos por gente de nombre menos reconocido. El descubrimiento de la estreptomicina fue obra de Albert Schatz, doctorando del premiado, el cual nunca vio un dólar de todo el dinero que la patente generó. El descubrimiento de la inmunidad innata a partir del estudio de la simple Drosophila Melanogaster fue obra de Bruno Lemaitre, el cual tuvo que enfrentarse a la negativa a acometer tales experimentos por parte del posteriormente galardonado.

Nada nuevo bajo el sol. Evidentemente no quiero, ni pienso comparar nada de lo acontecido a mi persona o a cuantos me rodean con esos hechos. Simplemente porque sonaría pretencioso por mi parte. Sin embargo esto sucede. Sucede muy a menudo, a diario, en todas partes. Ya lo dije en su momento y lo vuelvo a repetir. Uno de los mayores problemas de este maravilloso mundo de la investigación es el ego de quienes lo conforman. El ego no me parece un defecto personal. Uno ha de estar seguro de que hace lo mejor de lo que es capaz y por tanto ha de ser difícil convencerle de que se equivoca. Lo que no me parece tan correcto, es que una vez encontrado el error, el equivocado se suba al caballo del triunfo y aproveche su posición de mando para hacerse con unos honores que, realmente, no le corresponden.

La pregunta es, ¿Cómo estos señores, Hoffman y Waksman, pueden dormir de noche? Pues seguramente mejor que muchos de esos becarios mal pagados y extra explotados a los que sus jefes arrojan teorías y meses de trabajo a la basura para tiempo después presentar esas teorías como propias y brillantes ideas de una mente superior. Una vez más, no me lo invento, esto lo he visto, vivido y mamado. Estoy seguro de que estos dos casos no han sido los únicos. Me apostaría la mano derecha.

Y Obama, premio Nobel de la Paz.
Por razones lógicas

2 comentarios:

  1. Pues sí, cualquier doctorando sabe lo que es que te plagie un jefe, o el simple hecho de que firme artículos contigo sin dar un palo al agua (eso los jefes enrollaos que no te roban directamente el trabajo). Lo triste es que todos sabemos que es así y nadie hace mucho por remediarlo. Quizá porque lo hemos convertido en una especie de criterio de promoción: pon hoy el culo, que cuando estés arriba otros lo pondrán por tí.

    ResponderEliminar
  2. El problema es poner el culo pa nada. Te pasas años con el ojete en pompa y un buen día descubres que no ha servido de nada. Tiene que cambiar la actitud, pero es taaaan difícil.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...