El otro día me encontré en una web de obligada vista como es Cineactual, con uno de esos pequeños milagros que produce internet. Un simple comentario por parte de uno de los foreros, Iker, al que no conozco de nada, despertó una conexión inmediata, al menos por mi parte. Podemos no cuadrar en edad, gustos musicales, culinarios, futbolísticos, políticos o religiosos, pero surgió algo en común, la admiración por John McTiernan y su cine, y eso es algo que valoro mucho.
El señor McTiernan |
Lo valoro yo y la gente que me rodea. A mi querida esposa (que mal me suena lo de esposa y me consta que a ella también) le encantan “El guerrero número 13”, “La jungla de Cristal 3” y “Depredador”, cuyo DVD fue el primer regalo que me hizo cuando empezamos a salir, demostración de buen gusto, y prácticamente la certificación de que estaba ante el amor de mi vida (Increíble que sea capaz de meter tal ñoñería en un post dedicado al cine de tiros). Mis mejores amigos también disfrutan con el visionado de estas películas o, al igual que yo, idolatran a John McClane, personaje icónico de una época dorada del cine de acción. Sé que comparto esta afición con otro ilustre bloguero como el profesor Cerrillo, lo que muestra que estoy hablando de un mal endémico, de una pandemia, de una enfermedad contagiosa que parece afectar sobre todo a gentes con buen paladar para disfrutar del cine como puro entretenimiento.
Ídolo |
El señor McTiernan es uno de los ejes del mejor cine de acción de los ochenta, una década que nos entregó, entre el 84 y el 88, joyas como, Robocop, Terminator, Aliens, Depredador, Los Goonies, Regreso al futuro o Los Gremlins, y seguro que me dejo algunas. Cuatro años. Si preguntase qué iconos cinematográficos del cine de los últimos cuatro años se pueden asemejar a estas películas, creo que me quedaría mudo y no sabría que responder. Por tanto y tras el segundo visionado de “La jungla de Cristal” en lo que va de mes, me he preguntado ¿Qué hace grande al cine de acción los 80? Voy a responder dando unos patrones generales y unos trazos simples sobre diferentes puntos fuertes de este cine.
Personaje principal
Icónico. Simplemente ver el carisma que rezuman John McClane, Indiana Jones, Sarah Connor o Ellen Ripley ya te da que pensar que antes la escritura de guiones implicaba crear un personaje, algo que se ha ido perdiendo con los años. Son personajes que sufren, se rompen, se caen, sangran, se cagan en todo, se enfadan y luchan con uñas y dientes para arañar un centímetro más en pos de la victoria. Da gusto ver a McClane saltar al vacío justo después de decir “Por Dios que no me mate”, ¿Se puede ser más grande? Ahora ves a Vin Diesel, Shia Leboeuf o cualquiera de esos productos de Hollywood sin alma ni pasión y lo menos que sientes por ellos es empatía. Antes veías a Ripley mirar cara a cara al Alien y había química.
Casi nada |
Antagonista
Hans Grüber o Predator, simplemente. Por quedarme con McTiernan, del cual hablaré largo y tendido después. Hans Grüber hará lo que esté en su mano por llevarse el dinero, sí, dinero, sin motivaciones políticas, sin deseos de dominio global, ni pijadas ni tonterías, todo por la pasta y si hay que llorar se llora. Grüber es elegante, seductor e inteligente, te genera una atracción inminente ¿Alguien se acuerda del malo de La Jungla 4.0? Yo tampoco ¿Y Predator? Nada que comentar, sin palabras, solo con gestos, pura furia y poder. Nada de ordenador y de esta forma una amenaza real para Arnold ¡Qué maravilla!
Simplemente Hans |
Secundarios
Los secundarios deben cumplir su papel y punto, pero no son bultos sospechosos. Recién vista “La jungla de cristal”, todos juegan su partido, el periodista capullo, el empleado capullo, el policía bueno, Al Leong (a éste con morir le vale). La cámara salta de historia en historia sin que nada pierda un ápice de emoción. Ahora los secundarios no pintan nada de nada y si no existiesen la historia no se resentiría. Posiblemente sea un defecto de la forma de hacer guiones actualmente, a la carrera. Perder un segundo puede ser un millón menos en taquilla.
A Al Leong, mi padre lo conoce como "El chino Cudeiro" |
Directores
Aquí es donde hay mondongo. James Cameron, Robert Zemeckis, Steven Spielberg, Joe Dante, John Carpenter, Ridley Scott, Paul Verhoeven o John McTiernan. Todos estos señores hacían películas palomiteras sin pretensiones y sin embargo con una calidad altísima. Ahora hay gente con talento, pero sigo con la sensación de que no es lo mismo. Antes había una forma de rodar clara y concisa y a los hechos me remito con…
"¿Pero qué coño hace Tim Burton aquí?" |
Escenas
Las cosas se destruyen, la gente sangra, las balas hieren, los protagonistas sudan y su ropa se mancha. Ejemplo McTiernan. El señor John gusta de rodar la acción de forma clara y es un maestro en las explosiones y la destrucción a gran escala. Dos películas y dos ejemplos por película. Empezamos con Depredador. Llegado un momento, hay que sacar a la impaciente del saco. Mac saca una metralleta de las que suelen adosarse a los helicópteros y con sus compañeros arrasan media jungla, pero la ARRASAN. No son cuatro tiros mal dados que rebotan en un árbol. Tú ves claramente como deforestan media selva sin que Greenpeace diga ni mu. Más adelante en la misma película, Predator se cabrea por la simple razón de que Dutch le está pegando un serio meneo ¿Respuesta de Predator? Lanzar rayos por doquier y arrasar la media selva que faltaba por arrasar. McTiernan pone plano fijo a distancia y lo vemos todo meridianamente claro. Una maravilla. Saltemos a “La jungla de Cristal”. Hans y sus amigos llenan el edificio Nakatomi de bombas y las detonan cuando dos agentes del FBI (dos capullazos geniales) llegan a su altura a bordo de un helicóptero de combate. El edificio explota y lo vemos desde cerca, desde media distancia y desde lejos, ya que cuando algo explota, no hace falta que la cámara se ponga en medio del fuego para que sepamos que explota. Impresionante la escena del helicóptero cayendo envuelto en llamas y de McClane escapando del fuego y cagándose en todo lo cagable. Igualmente, cuando McClane vuela una planta completa, se nos muestra con todo lujo de detalles. Nuevamente pregunto, en Transformers 3 ¿Alguien se entera de algo? ¿Quién muere? ¿A quién le importa?
El cine mejora en recursos, eso es innegable, pero parece perder la perspectiva y la imaginación. De vez en cuando se nos muestra alguna película de calidad incuestionable, una futura obra maestra, no lo dudo, pero ¿Dónde se quedó la magia? Tras ver a The Artist imponerse en los Oscar de este año, me queda la esperanza de que cuando sea un viejecito, algún director recupere ese espíritu ochentero y pueda ver como premian al McTiernan del año 2050. Se lo merecerá.
Te has olvidado de un grande al menos: Rob Reiner, que en su curriculum tiene nada menos que La Princesa Prometida y Cuenta Conmigo. Otras muchas pelis icónicas de esta época maravillosa: Regreso al Futuro, los Goonies, Lady Halcón, Legend, Cristal Oscuro, La Joya del Nilo/Tras el Corazón Verde, Superman, Excalibur, Gran Golpe en la Pequeña China, Star Trek, Star Wars...
ResponderEliminarEl problema es que se ha perdido la forma clásica de hacer cine, tanto en el palomitero como en el serio. Esa forma que dice que como el cine es el arte que tiene más recursos a su disposición (imagen, música, actuación, puesta en escena...) debe ponerlos todos a disposición del director para que este los use con mesura a la hora de contar una historia. Se trata de no tomar por tonto al espectador, de contar con un plano sin necesidad de explicitar cosas, de tener ritmo, de que haya historia...
Ahora se hacen videoclips de hora y media, donde lo que cuenta es la acción sin tregua, meter a capón todo lo que mole solo porque mola, aunque sea incoherente y no pegue ni con cola. Y todo muy explícito y mascadito, no sea que vayamos a pensar.
En la época dorada del cine directores como Ford, Huston, Leone o Hitchcok sabían hacer pelis en las que había un mensaje muy profundo para quién quisiera verlo. Y quién no, pues por lo menos se lo pasaba bien. En los 80 se perdió esa capacidad para hacer pelis con varios registros, pero al menos se conservó esa artesanía clásica de hacer cine bien hecho. Y ahora se ha perdido todo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEl comentario es casi más largo que el post que he puesto, jeje, pero tienes razón. Tengo que encontrar como se pone un botón para editar los comentarios.
EliminarQué cine aquel.Ahora se inflan a hacer remakes de aquel cine precisamente.Por algo será.
ResponderEliminar¿Y cómo salen los remakes? Pues mal. Imagina que hacen un remake de la Jungla ¿Quién puede hacer de McClane? Nadie. Solo se llevaría palos. La comparación es imposible.
EliminarHola. He visitado tu página por casualidad pero voy a aprovechar la ocasión, ya que veo eres un amante del cine de los ochenta, de enlazarte mi blog. Espero que te guste. Un saludo ochentero.
ResponderEliminarhttp://cinedelos80.blogspot.com.es/