martes, 6 de diciembre de 2011

INVESTIGAR EN ESPAÑA

Tras los demoledores hechos y circunstancias que han acompañado a los despidos masivos en el centro de investigación Príncipe Felipe de Valencia, cierta parte de la sociedad española se ha asomado a la cruda realidad de la investigación en España. Este interés durará escasos momentos, al menos hasta el próximo clásico del fútbol español o el próximo escándalo de Iñaki Urdangarín o Belén Esteban. Aún siendo una situación llamativa por las circunstancias que le rodean, es cierto que los medios de comunicación se han hecho poco eco del tema.  Al fin y al cabo la investigación no es un tema preponderante en España. Nunca ha sido uno de los ejes que sustentan la economía nacional. Nunca ha generado un icono, una persona-imán que pueda atraer al gran público. Esto no quiere decir que este país esté huérfano de investigadores de altísimo nivel, que los hay. Aunque algunos se han exiliado por gusto, por aprovechar la oportunidad o por no tener más remedio, otros se han quedado en el país, peleando contra viento y marea contra un sistema absurdo de financiaciones, la mediocridad imperante y un desconocimiento de la sociedad que aplaude los hitos conseguidos, pero ignorante de la realidad escondida tras el día a día del investigador. Pero para eso estoy yo, que tras casi una década en el mundillo os puedo acercar el reverso tenebroso que existe tras la luz de la investigación. Ahí van unos ejemplos de cómo una persona puede introducirse poco a poco en este maravilloso mundo de la investigación.

TRABAJAR SIN COBRAR. Práctica muy utilizada por los estudiantes de campos con tan poca proyección en España como la Biología, la Química o la Física. Un recién licenciado en este tipo de especialidades, pese a que originalmente no lo desee, deberá encaminarse en un noventa por ciento de las ocasiones hacia la investigación en el ámbito universitario de cara a obtener el título de doctor. En una tan magna institución como la Universidad, uno espera que se respete a aquellos que planean dedicar su futuro a adquirir y distribuir conocimiento. Sin embargo, es común que los inicios laborales en este entorno no se vean acompañados por financiación económica. De esta manera, multitud de futuros investigadores que desempeñarán su labor tanto en los más prestigiosos centros internacionales como en los más conocidos supermercados, comenzarán su carrera trabajando sin remuneración alguna durante el tiempo que sea necesario. Para una persona normal, si pensamos en los científicos como “no normales”, el trabajar sin cobrar puede sonar extraño, pero para los “no normales”, es un suceso demasiado habitual y aceptado con resignación, con la intención de meter la cabeza en el mundillo y, más adelante, poder conseguir un trabajo pagado y consecuente con aquello para lo que han estudiado.
También se puede recurrir a esto
TRABAJAR DIVIDIENDO EL SUELDO. Y la mayoría que lea esto dirá ¿Comorr? Bueno, la mayoría con el suficiente buen gusto como para ser un seguidor de Chiquito de la Calzada. Me explico. En ocasiones, y sigo en el magnánimo ámbito universitario, el director del grupo de investigación se encuentra ante la tesitura de contar con financiación para un trabajador y al mismo tiempo tener dos empleados que no están cobrando (como hemos visto en el punto anterior). En estos momentos la sabiduría salomónica inunda el cerebro del investigador principal y éste decide que la mejor solución es partir ese dinero entre las dos personas. Lo que sucede entonces es que una de ellas firma el contrato e ingresa el dinero. Cada mes, la persona que recibe el sueldo, pongamos mil euros tirando por lo alto, ingresará la mitad de lo percibido en la cuenta de su compañero y de esta manera ambos cobrarán la friolera de quinientos euros por su trabajo. Pero este hecho va más allá. La parte contratante de la primera parte exigirá, pues está claro que estamos ante una persona rigurosamente justa, que nada de ese acuerdo salga a la luz, de manera que a la hora de hacer la declaración de hacienda, que somos todos, la persona que firma el contrato se puede encontrar con que ha de pagar o recibir un dinero acorde a la cotización propia que, por azares del destino, está cubriendo a dos personas.
"Todo legal. Tú no tienes que preocuparte"
PAGAR EL MATERIAL DE LABORATORIO. Las herramientas de trabajo utilizadas en el correcto desempeñar del laboratorio no son baratas. En ocasiones quizá son excesivamente caras, ya que el mercado responde a la ley de oferta y demanda y hay una cierta demanda y poca oferta, lo que permite a los vendedores fijar un precio sin que pueda haber queja posible. Para entendernos, pasa como en los bares de los aeropuertos. Por otra parte, la gestión de los recursos por parte de los investigadores puede no ser la más correcta. Ser investigador no implica ser un buen administrador y en ocasiones conlleva un cierto descontrol en el manejo de facturas y gastos. Este hecho parece multiplicarse cuando se aproxima un congreso o un evento en algún lugar paradisiaco, evento que convierte las arcas del laboratorio en un erial sin vida. Tal situación, al investigador con una carrera ya formada y el culo asentado en los altos escalafones de la Universidad o el hospital de turno, puede no importarle lo más mínimo, pero cuando hablamos de personas cuyo futuro debe cimentarse en unos sólidos inicios, el encontrarse con la caja fuerte vacía le lleva a invertir dinero en su propio trabajo, de manera que puede darse la situación en la que el becario no remunerado obtenga unos beneficios de menos cien euros a final de mes, ya que debe gastarse parte de su dinero en material de laboratorio. Perdón por mi sinceridad y desconocimiento, pero dudo que esto ocurra en otras profesiones.

"Este artículo acerca del efecto del alcohol sobre la temperatura corporal acaba con mi cartera"
DESEMPEÑO DE TAREAS NO NECESARIAMENTE RELACIONADAS CON LA INVESTIGACIÓN. Un investigador, de cara a conocer todas las técnicas que le serán útiles en un futuro próximo, deberá presentar experiencia en las siguientes labores.
1.       Dirección y administración de empresas. Muchos jefes consecuentes con su incapacidad, delegan en sus subalternos para poder dedicarse a tareas más útiles como el pasear por el parque o irse al cine. De esta manera, el becario recién formado como químico orgánico (por ejemplo), recibe unas interesantes clases aceleradas de IVA, charlas con comerciales o regateo y pelea hasta por el último céntimo. Muy útil cuando se dedique a vender babuchas en Marrakech al fracasar en su carrera científica.
2.       Fregado de suelos. Las más útiles tareas del hogar han de ser desempeñadas por el becario de turno cuando no hay nadie a mano. En estas ocasiones, el becario acepta que si él o ella mancha algo, lo limpia. No tengo nada en contra de esta labor y me parece correcto que el que ensucie lo arregle, pero no me imagino al encargado de contabilidad de Repsol pasando el mocho. De todas formas, cuando el investigador presente su solicitud al McDonald’s, dada su escasa experiencia y formación como cocinero, lo más seguro es que acabe tirando de fregona.
3.       Hurto. Este es un caso excepcional y no voy a decir quién ha sido para que no dé con sus huesos en la cárcel. La mala gestión económica combinada con el interés por el conocimiento científico, puede empujar a la delincuencia a almas débiles y posiblemente corruptas por sí mismas. Ante esta tesitura, la invasión de laboratorios mejor gestionados (posiblemente por estar vacíos de trabajadores) suele conllevar el hurto de algún material. Al ser en aras de la ciencia, posiblemente cualquier juez sería magnánimo, el problema es que este comportamiento genere cierta adicción y se repita a la mínima posibilidad. Dado lo premiado y jaleado de la picaresca nacional que permite que el Dioni campe a sus anchas por los mejores programas de televisión, creo que adquirir estos conocimientos no está de más.
"Poco a poco ya llevo media tesis"
DESEMPEÑO DE HORAS EXTRAS NO REMUNERADAS. Si las horas normales en ocasiones no están remuneradas, las extra ni te digo. De todas formas es habitual que cuando se firma un contrato (que son como las meigas gallegas, nadie cree en ellos, pero “haberlos, haylos”), éste estipule una jornada de cuarenta horas semanales. En la gran mayoría de los casos estas horas ya se han cubierto el jueves por la mañana. Sin embargo el investigador con amor incondicional por su trabajo, alargará su jornada laboral semanal y puede que el domingo ya esté por las setenta horas trabajadas. Esto puede llevar a que en un mes de cuatro semanas (ciento sesenta horas por contrato) un becario aplicado pueda hacer en torno a las doscientas cincuenta horas. A mil euros el mes, hablamos de cuatro euros la hora. Bien es cierto que esto no pasa con todos los investigadores y que puede suceder en más profesiones, pero no me neguéis que no es una situación, cuanto menos alarmante. De todas formas, pese a lo erróneo del sistema, reconozco que esas horas de más suelen dedicarse por cariño a la profesión desempeñada y que no suele existir orden explícita de realizar tantas horas, aunque a veces existen veladas sugerencias de cara a que se lleven a cabo.
"Chaval, igual venía bien que trabajases el fin de semana, ¿No?"
INDEFENSIÓN LABORAL. La mayoría de investigadores españoles se encuentran en un limbo laboral y legal. No existe marco que los ampare y los sindicatos y representantes de trabajadores muestran su sorpresa cuando un investigador muestra su contrato y su situación laboral. Lo primero es que no cobra de acuerdo a su formación, percibiendo un salario claramente inferior al correspondiente. Lo segundo es que la defensa habitual de sus derechos se ejerce de manera individual y no de modo colectivo, lo cual conlleva a que la patronal se carcajee abiertamente en la cara del empleado y le recomiende con actitud paternalista que no se queje. Algunas de las escusas dadas por la dirección ante protestas mías o de cercanos han sido del tipo: “Por estar unos meses sin cobrar no te pasará nada”, “Vosotros tenéis que estar aquí como los muebles del laboratorio, debo veros siempre y calladitos”, “Antes los becarios estabais peor, al  menos ahora os pagan, así que no te quejes”, “Yo no te pago, que te mantenga tu novio” y la más grande de las grandes y que mi hermano Jandro reconocerá como la mejor frase dirigida por un patrón a sus curritos “Ya se me están hinchando los cojones con vosotros”.
"Y viene el chaval pidiendo aumento de sueldo y mejores condiciones laborales, cuñaooo"
A grandes rasgos, estos son algunos de los problemas de la investigación en España. Problemas que vienen de antiguo y no son de ahora. La crisis ha hundido a un sector ya tocado y ahora ha salido el tema a la palestra. Todo lo que relato es verídico y podéis pensar que los problemas que surgen actualmente no tienen excesiva relación con lo escrito. Es cierto que he personalizado mucho en la figura del jefe o investigador principal y que en Valencia se han cerrado muchas líneas de investigación que supongo que han arrastrado de su puesto a personas con un cierto mandato. Sin embargo no es menos cierto que estos jefes sin nombre, con su incorrecto proceder, no han hecho más que perpetuar el cáncer que invade a la investigación en España, un ente sin cabeza ni guía y con un cuerpo alimentado por la energía de muchos jóvenes con la ilusión para encender un sol, energía que se pierde día tras día absorbida por el poder establecido por unos pocos que solo buscan salvar su culo sin mirar atrás y pisando al que venga.No todo es horrible ni mucho menos. Estoy hablando de una profesión maravillosa y absorbente que hace que cada día tus neuronas se pongan a funcionar. En este mundo, al igual que en otros, existe gente que merece la pena, que se esfuerza no solo por tener una silla que ocupar, sino por investigar, por avanzar, por remar, aprender y conocer cada día un poco más. Lamentablemente este tipo de investigador escasea y muchas veces es pisoteado por la manada hambrienta de éxito fácil y puestos cómodos. La pena es saber cuántos trabajos e investigaciones útiles se pierden día a día simplemente por la nefasta gestión y el desprecio de una función tan bella. La pena es ver como en países económicamente superiores a España, como Japón, Estados Unidos o Alemania, siguen dando un papel prioritario a la investigación en sus economías mientras otros planean vivir del ladrillo y la sangría por los siglos de los siglos. 

La solución es sencilla, auf wiedersehen, sayonara, good bye España.

2 comentarios:

  1. Bien resumido y bien expresado. Yo vengo de las ciencias sociales, donde los problemas son muy similares, aunque tenemos la ventaja de que el material no es tan absolutamente caro. Por lo demás, todo es exactamente lo mismo.

    La gente no sabe la mierda de carrera que es la investigación en España. En otros países hay problemas, pero por lo menos existe una creencia superior en la meritocracia: si has estudiado y demuestras lo que vales, se te premia. Aquí simplemente se aprovechan de que encima te encanta lo que haces. Y a eso hay que añadir cierta tendencia al feudalismo que no hemos superado.

    Tengo una amiga astrofísica que con 37 años aún no ha cotizado ni un día. Ahora mismo, como las cosas están como están y más en un sector con muy poco mercado, está viviendo con su novio sin cobrar un pavo (porque claro, de paro ni hablamos). Ha sido referee en Nature y su trabajo ha sido premiado en varios congresos internacionales. Cuando escucho a los mamarrachos de la CEOE hablar de apretarse el cinturón, meritocracia, vivir por encima de las posibilidades y demás gilipolleces pienso en ella y me hierve la sangre...

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  2. Solo conozco lo que sucede en las ramas que me han tocado de cerca, pero estoy seguro que es un mal extensible a muchas otras ciencias o profesiones. Hay una gran inversión de dinero en formación que se pierde cuando esas personas formadas no encuentran donde desempeñar su labor y tal como está el mundo, ejemplos como el de tu amiga hay demasiados. Gente con un gran currículum, que se ha dejado el alma en su trabajo para ver que no obtiene ningún rédito. Es una lástima. Gracias por pasarte.

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