Hace ya unos cuantos miles de años, Dios se levantó un día por la mañana con ganas de trabajar. Se sentó ante su mesa de diseñador y creó uno de los animales más hermosos de la creación. Decidió darle una hermosa piel de color negro, unos ojos brillantes y una agilidad felina y la pantera negra aterrizó en las selvas de Asia en pleno esplendor.
Vale, no está mal |
Dios siguió con su trabajo día tras día, pero sabemos que mucho trabajar y no jugar hacen de Dios un tipo aburrido. Así que harto de currar y crear la luz, el mar, el potasio y el jamón ibérico, decidió tomarse un día libre. El problema de ser el jefe y tomarte el día libre, es que alguien tiene que tomar las riendas de la empresa durante ese tiempo. Es en esta ocasión cuando suele darse la oportunidad a uno de los becarios, ya que en caso de meter la pata se le puede cargar con las penas y si es necesario se le saca de la empresa por la puerta de atrás. Así, que esa mañana, tras los bolígrafos, rotuladores y plastidecores, se sentó Lucifer, el cual era conocido por su hermosura y parecía el más indicado para seguir aportando belleza al mundo. El problema es que Lucifer no tenía una gran capacidad para el diseño gráfico, y aunque hizo lo que pudo, su trabajo concluyó con la creación de la rata topo.
No, no me refiero a Topo Gigio, que también el que lo inventó andaba fino |
A la mañana siguiente, Dios acudió a su tablero con una resaca de las buenas y revisó el trabajo de Lucifer pillándose un buen enfado y despidiéndolo en el acto, aunque para evitarse problemas con los sindicatos y no encontrarse con un mal juicio final, presentó a Lucifer como un rebelde que no aportaba nada positivo a la empresa y que mantenía constantes conflictos con la dirección. De esa forma Lucifer fue expulsado, aunque siguió trabajando y creó su propia empresa entre cuyos proyectos, han salido adelante el virus de las paperas, el overbooking de las compañías aéreas, José Mourinho y el cine español.
A Mou no lo creó Lucifer, en realidad son primos hermanos |
Varios miles de años después, dos chicos de Oviedo, sin futuro, sin dinero y con una asignatura para acabar la carrera, marcharon hacia tierras holandesas para seguir su formación científica, la cual les llevaría con el tiempo a ser dos de las cabezas más preclaras del panorama intelectual español. Ambos muchachos convivieron bajo el mismo techo y aprovecharon esa salida del hogar, esa adquisición de libertad que se consigue en los Países Bajos, para disfrutar de la vida en esos escasos momentos de ocio que les permitía el duro trabajo que llevaban a cabo. Abandonados a su suerte en tierras extranjeras, ambos jóvenes mataban el tiempo en el hogar con el visionado de programas de elevado nivel cultural, y como buenos españoles, la sobremesa se alegraba con el visionado de los documentales de la Dos en versión holandesa, con voz y subtítulos en holandés. En medio de tal programa, hizo su aparición la creación de Lucifer, la rata topo, conocida en el idioma local como Naakte molrat. Ambos muchachos se sobrecogieron ante la fealdad del animal e intentaron saber que era, pero las barreras lingüísticas impidieron la identificación de aquella bestia. En medio de tal experiencia, uno de ellos dio con el nombre más apropiado para ella. “Asquerosel”.
Rata topo o "Asquerosel". Me juego la vida a que no hay bicho más feo |
Dios, que todo lo ve, lo observó desde las alturas y vio que era bueno. Sonrió y siguió con su trabajo. Pero la visión del asquerosel le trajo a la mente aquel placentero día sin trabajo. Decidió que era hora de tomarse otro descanso. Llamó a Pedro para ver quién se hacía cargo de la empresa. Pedro le comentó que ya era hora de perdonar a Lucifer. No se podía pregonar lo de la otra mejilla y luego hacer caso omiso. Dios accedió y le dio a Lucifer dos días de trabajo. Así comenzó el proyecto conocido como “Crisis global y hambruna en el tercer mundo”.
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