El mundo gira, el tiempo se va, y
como la noche sigue al día, el Sporting es una de esas pocas cosas inamovibles,
una de esas piedras en el camino con la que tropezar decenas de veces. Nada cambia
a la ribera del Piles. Nombres van y vienen en el verde prado que adorna el
Molinón, pero una mañana levantas la vista hacia el cielo para bajarla lustros
después y encontrarte con las mismas quejas que hace más de veinte años.
Y es que no hemos avanzado nada,
o quizá mucho para girar trescientos sesenta grados y caer donde lo dejamos. No
es que el equipo siga jugando en el mismo campo que lo acogió en 1915, ni que
el despacho del presidente tenga el mismo nombre en la puerta que hace treinta
y seis años. Hay algo en el ambiente, un cierto olor a repetido, ese aroma a
armario cerrado que lleva meses sin respirar y en el que la naftalina ha dejado
su marca indeleble. Vicios, que no virtudes, enmarcados en un tiempo pretérito
pero que se mantienen por los siglos de los siglos sin tener intención de irse.
A cualquier indómito seguidor
rojiblanco le sonarán a rancias muchas de las historias que día tras día se
repiten en los foros de internet como antes se hacía en el chigre de la
esquina. La discusión de barra de bar se sustituye por el sonido del teclado y
las distancias se reducen para que un sportinguista en una esquina del mundo
pueda discutir con otro fiel seguidor a miles de kilómetros de distancia y sin
embargo, independientemente del medio, las palabras serán las mismas una y mil
veces repetidas. El antes y al ahora se mezclan y se confunden sin salir nada
claro y, ya se sabe que a río revuelto ganancia de pescadores, solo que aquí
siempre pescan los mismos mientras otros hacen el besugo y nos encontramos en
un día de la marmota en el que nada cambia, solo pequeños detalles.
Rinaldi está gordo, nadie sabe la razón de que juegue, parece que
se cae en cada jugada. Este Sangoy no
vale para nada.
Joaquín no vale, está verde, no juega, no roba, no destruye. Hay
otros, que los suban. Muñiz no tiene
sitio en el equipo.
Preciado no sabe, Jacobs
está loco, Ciriaco es ultradefensivo,
Manolo no se aclara, se suben a la
chepa de Montes, con Maceda no pasamos del empate, este Sandoval habla mucho y dice nada.
Viene Trotta, de la Roma, con Kanu
bajo el brazo. Son amigos de Hervás.
A su lado la cesión de un crack de la cantera blaugrana ¿para qué? No es mejor
que la nuestra. Sequeiros no vale, Omar tampoco, Guerrero está verde, hay que vender Mareo pero recompramos la
marca, ¿De qué sirve Mareo? Es nuestro futuro, pero desde Villa no sale nadie.
Otro mercado de invierno que nos
vamos a reforzar bien, Popovic,
bonito nombre, Perovic, crack balcánico,
trescientos millones, ¿éste quién es? Para eso nos quedamos con Carmelo, que por cierto, no vale ni para
el Guadalajara y cuando sale dan ganas de matarlo ¿Dónde está de las Cuevas? ¿A quién le importa? ¿Lediakhov sigue en Japón? Había que
volver a traerlo. Salinas está
acabado y hay un nenu del Albacete que tiene futuro y si hace falta sacamos a Ronald Gómez, la bala de Costa Rica, que
a la Parrochina de Luanco la noche se
le hace muy larga y no rinde, no vale. Como Tomás,
como Cobas, como Stanic, como muchos otros.
¿Jugamos con dos medios? Antes se
jugaba con uno, Joaquín, que era muy
grande, pero ¿No era un pufo? En defensa resulta que sin Muñiz a su lado Abelardo
no es nadie, pero se va Abelardo,
¿Qué vamos a hacer? Ablanedo es
eterno, hay portero para rato, que pena que no llegue al larguero, Cuéllar ¿Dónde vas? Juega Lekovic, vamos a reírnos.
No hay delantero que meta goles.
Ni Bilic, ni Luhovy, ni Monchu, ni Narciso, ni Scotto, ni Juanele, ni Villa.
Nombres pasan y pocos quedan,
¿y los que quedan? ¿y Pepín Fernández? ¿Y Amado? Esos llevan años y años seguirán. Hemos criticado y
destrozado a los que se han dejado la piel por el equipo y a los que no,
también, pero si cayó Lopera, ejemplo
de cómo dirigir un club como si fuera un Cortijo, ¿Qué pasa en el Sporting?
¿Nos vale todo? ¿Cuánto vamos a aguantar?
Hay un club histórico, equipo
simpático, afición incansable. Se pudre en segunda B. Lo agitaron y lo trataron
como juguete roto mientras la afición miraba a otro lado. Allí todavía se
preguntan si Mágico salía mucho de
copas o si Kiko Narváez estaba gordo.
El Beckenbauer de la Bahía se fue al
Atlético, pero no pasa nada, viva mi Cádiz. Viven del pasado porque no hay
presente y el futuro es más negro cada día. Esperemos no seguir su camino, pero
algo habrá que hacer porque después de Quini
vino Gomes y de ahí para abajo, pero
ya hay pocos escalones para llegar al final del camino y llevamos mucho
avanzado.
No hay comentario de la excelente actuacion de Sandoval de este pasado domingo?
ResponderEliminarEs usted una persona que no conoce la vergüenza, la bondad de corazón, la honradez, la decencia, el amor fraternal ni el resultado del Oviedo en Alcalá.
EliminarGolfo.
Sandoval se equivocó, como se equivocó la paloma, pero no metamos el dedito en la llaga.
A ver si un día acabo con los western blots from hell y me pongo a escribir algo.