Que digo yo, y no es que mi opinión valga un
mísero maravedí, que mientras que el juez propone y los políticos disponen, ¿Qué
pasa con los que no nacimos altos y guapos? Aquellos que no disponemos de
cuentas en Suiza, que no hayamos sido elegidos como los mejores, que no nacemos
en el seno de una familia que nos pone a nuestra disposición jugar a nuestro
antojo con dinero y derechos, que no cobraremos una pensión millonaria, o
mediana, o baja. Pues básicamente y como dijo no hace mucho una mujer de alta
cuna, nos tocará jodernos.
Entre la marabunta de noticias sobre
corruptos, delincuentes de corbata, ladrones de guante blanco y alma negra,
mentiras escondidas en paraísos fiscales, huidas hacia ninguna parte, excusas
de yo no he sido, no te conozco, nunca te he visto, áticos sobredimensionados
en primera línea de playa y palabrería barata, entre toda la mierda, removiendo
con un palo, uno se da cuenta que, bien por la ley de la gravedad o por derecho
propio, esa misma mierda cae desde arriba para mojar a los de abajo sin
siquiera tocar los mocasines de los que la reparten como si nada.
Es por ello que me chocan varias noticias.
Por poner un ejemplo, me salta a la vista que entre la marea de parados, Esperanza Aguirre, condesa de Murillo y
Grande de España, licenciada en derecho y que no ha trabajado desde el año
ochenta y tres, consiga un puesto bien remunerado a la tierna edad de sesenta y
un años ¿Lo ha logrado por méritos o por su posibilidad de dotar de los mejores
contactos a la empresa pagadora de su sueldo? Cuanta maldad. Ella, simplemente, es la mejor.
Pero España es un país de igualdad, qué duda
cabe. Puedes nacer siendo una Fabra o
un Pujol, pero incluso un mísero
contable onubense puede hacerse una magistral carrera si descubre, más pronto
que tarde, cual es el árbol que con buena sombra le cobijará. A Luis Bárcenas, tras años de trabajo
para financiar al PP, le asoma por la esquina de la cartera un buen fajo de
billetes, los cuales, como hombre despreocupado, llano y cercano, ha tratado
con el mayor de los desprecios metiéndolos en cajas de zapatos, sobres y demás
para moverlos sin ser visto de mano en mano sin que nadie sepa la razón. Ahora,
una vez fuera del partido, nadie recuerda a tan enorme jugador de póker
descubierto que ha sido capaz de hacerse con veintidós millones como quién
encuentra un euro en la acera. Don Mariano
no dice ni pío, ¿para qué? Sus huestes leoninas saltan a la yugular de quién se
tercie y provocan alboroto y caos para que al caer de nuevo el polvo al suelo
haya dado tiempo a que muchos hayan puesto sus barbas a remojar. Así, Soraya y Dolores, tanto monta, monta tanto, ya apuntan que el culpable ha de
pagar, pero al final pagan siempre los mismos.
Y los mismos somos usted y yo, señor, señora.
Somos el ciervo que mira hipnotizado los faros hasta que es demasiado tarde y
se encuentra cara a cara con una situación en la que lleva las de perder.
Mientras Cospedal grita a los cuatro
vientos que “el que la hace la paga”,
un pobre hombre fallece en Extremadura por no disponer de ambulancia para
desplazarlo hasta el Hospital más cercano.
A Cospedal
le pasa como a uno de los dictadores que el maestro Ibáñez mostraba en Mortadelo.
Este personaje de “ficción” declaraba que estaba construyendo pantanos y
autopistas, pero que si el ciudadano no los veía es porque estaban muy lejos. Dolores, al igual que muchos de sus compañeros en otras comunidades, declaró que la salud sería
gratuita, universal y de calidad, pero en el mensaje ocultaron su lejanía y que para recibirla hay que llegar
a la hora. Dolores, mujer actual pese a los que critican sus peinetas, sabe que en este mundo donde la globalidad es el pan de cada día ya no
hay distancia insalvable y por tanto, no hay razón (independientemente de la
legalidad del asunto) para no quitar algunas ambulancias o centros
de salud. El que la hace la paga. Y el que no también, y a poder ser que pague este último, que está muy feo ir por la vida sin hacer nada.
La familia del difunto, más razonable que yo,
no quiere hacer sangre del asunto y ha decidido no enmerdar la pérdida de un
ser querido. Solo hacen referencia a que en el pasado, con ambulancia, su padre
sobrevivió y ahora, sin ella, no se pudo hacer nada y que siempre les quedará la duda.
A ellos les quedará la duda.
Otros, hoy, se irán a la cama sin dudas y con la conciencia tranquila pero
con las sábanas sucias.
Coincido 100%. Jamas dejara de sorprenderme como un tipo que aprobo unas oposiciones en los 80 se ha hecho con 770.000 trolfos pa ponerse un atico del copon en Marbella.
ResponderEliminarCon trabajo duro y sacrificio, ¿No?.
EliminarEl tuyo y el mio, majo.
Eliminar¿No había que levantar España? Alguien tendrá que estar encima de la mesa. Nos quejamos por nada. A mí me llama la atención que no haya un día una movida muy tocha en España.
Eliminar