THE DARK KNIGHT RISES

La última entrega de la trilogía de Chris Nolan acerca del Caballero Oscuro no decepciona. No llega al nivel de la entrega anterior por la simple razón de que el listón estaba muy alto. Pero lo intenta.

Una película que toma mucho de sus predecesoras. Devuelve a Bruce Wayne a un estado alejado del hombre murciélago, basando gran parte del metraje en el encuentro de Wayne con su verdadera y enmascarada personalidad. Algo similar a la primera parte de “Batman Begins”. Por su parte, el malo de la función toma prestado parte del mensaje que el Joker transmitía en la genial “El caballero oscuro”. Más cercano a un alzamiento político y a una revolución proletaria que a la exaltación de la anarquía guiada por el payaso príncipe del crimen, Bane centraliza gran parte de la película.

Papelazo

Sin llegar a alcanzar la maestría de Ledger y quizá limitado por su personaje, Tom Hardy hace suyo a un Bane espectacular. La traba interpretativa que supone ir enmascarado todo el rato, es evitada por el actor inglés en colaboración con el departamento de sonido. Tom pone un físico impresionante y unos gestos que convierten a Bane en un líder imponente, seguro y despiadado, el cual apenas pestañea y ejecuta sus acciones con una fuerza descomunal. Por su parte, la voz de Bane es espectacular, dotando al personaje de otra característica propia. Los discursos anarquistas de Bane cobran fuerza al lanzarse con esa voz rota y entrecortada, mezcla de dolor y furia.

Este chaval hace las manifestaciones él solo

Si en “El caballero oscuro” se hablaba del enfrentamiento de dos hombres, Dent y Wayne contra el mal personificado que era el Joker, en esta entrega toda la ciudad combate al mal con tenacidad y el número de personajes implicados aumenta exponencialmente. Así aparece Catwoman, con una alianza esporádica con Bane que poco a poco se irá tornando en enfrentamiento. La gata no es más que uno de los apoyos de Batman en su lucha contra Bane. Tiene buenas escenas, pero es sabido que Nolan no maneja bien las distancias cortas y sus coreografías de lucha son más bien flojas.

En la cárcel y sin traje, Selina se las apañará bien

Del resto de personajes, que decir. Tristes los momentos con Alfred Pennyworth en pantalla, personaje carismático por sí mismo y más aún gracias a la interpretación de Michael Caine. Gary Oldman parece haber nacido para hacer de comisario Gordon. Nadie lo diría después de haber interpretado a Norman Stansfield en “León”.  

Gordon cuando solo era sargento

Es una película muy recomendable para fans del murciélago y entretenida para el público general. Ahora pasemos a los “spoilers”. No me gusta meterlos, pero por eso hay la opción de seguir o no leyendo.

Hay dos personajes sobre los que la trama orbita a ratos. Evidentemente, para todo buen lector de Batman, la identidad de cada uno salta a la cara casi inmediatamente y la intención de sorprender de Nolan baja algún grado. Por otra parte, para el alejado del universo creado por Bob Kane y Bill Finger, las motivaciones de estos personajes pueden resultar un tanto vacías de contenido. Aquí creo que Nolan ha fallado un poco.

El primero es John Blake, policía de Gotham interpretado por el siempre más que correcto Joseph Gordon-Levitt. A lo largo de la película se nos muestran sus características personales que lo van acercando sospechosamente a dos clásicos compañeros del hombre murciélago. Al igual que Dick Grayson, el primer Robin, Blake es huérfano. Al igual que el tercer Robin, Tim Drake, Blake muestra unas capacidades deductivas impresionantes y es capaz de descubrir rápidamente la identidad bajo la máscara de Batman. Al final se nos muestra a Robin John Blake (nombre completo) como el heredero del manto del murciélago, pese a que Nolan dijo que nunca habría un Chico Maravilla en su función.

Podría haber sido muuuuuuucho peor

La segunda es Miranda Tate, interpretada por Marion Cotillard, actriz alabada por la crítica pero que a mí, personalmente, me parece que siempre aparece con cara de estar pasando una mala racha, a medio camino entre enfadada y depresiva. Miranda Tate es una luchadora a favor de la humanidad, buscando como ayudar al prójimo y utilizar una fuente de energía limpia y eficiente (que luego se tornará en bomba) como manera de alimentar a un hombre que se destruye a sí mismo y al mundo que le rodea. Ya de mano, el mensaje es sospechosamente parecido al del (originalmente) ecoterrorista Ra’s Al Ghul. La segunda pista viene cuando Miranda se encama con Bruce Wayne a la voz de ya y sin ningún motivo palpable. Al final nos desenmascaran a Tate como Talia Al Ghul, la vengativa hija de su padre que viene a acabar con Gotham. Un poquito metida con calzador.

Talia y Ras

En resumen. Buena película, entretenida, mucha acción, muchas historias, cortas por haber mucho personaje, tensión, música magistralmente utilizada y casi tres horas de espectáculo. No voy a entrar en el tema político. La película habla de un alzamiento de la clase proletaria guiada por la locura de Bane. En una escena, los malos vestidos como trabajadores, toman por asalto a la Bolsa de Gotham para llevarse el dinero de los banqueros. No digo yo que si Bane se presenta mañana en Madrid, no haya muchos que se vayan detrás a liarla.