Este blog se está torciendo hacia el lado del fútbol. No es nada personal.
Llevo semanas sin ver, leer o escuchar algo que me motive a escribir. Mientras
la musa se mantenga alejada me acercaré al balompié y cuando Calíope se decida
a darme algo diferente sobre lo que escribir, con ello me pondré.
Como sportinguista uno se acostumbra a pocas victorias. Pocas, pero
elegidas. De esas que se quedan grabadas, quizá por escasas, quizá por
hermosas. De memoria recuerdo especialmente dos ascensos, uno con Abelardo, otro con Preciado. Especial y vívidamente recuerdo una victoria. Un dos de
abril de 2011 en el Santiago Bernabéu.