Reconozco no ser, para nada, un gran seguidor de Elton John. Por alguna razón mi educación musical abarcó desde Pink Floyd a Tina Turner pasando por Dire
Straits y Status Quo. Sin embargo,
Elton John nunca cayó bajo mi
maltrecho radar musical. Me gustan algunas de sus canciones, especialmente “Goodbye yellow brick road”, pero porque
soy muy fan de los falsetes. Así que me enfrenté a su biopic cinematográfico
virgen y desconocedor de la vida y milagros de este genio de la música.
Aunque la película sobre Queen me había dejado absolutamente frío, tengo que reconocer que la historia sobre la vida y milagros de Elton John está rodada con mucha más gracia y calidad. Además no oculta en ningún momento las partes menos pudendas de un personaje más grande que la vida y, por ende, ajeno al pudor en casi cualquier sentido conocido.
La bata ya no tanto. No se puede ir de diva siempre |
Es Rocketman un musical por
momentos. Sencillo de seguir y con algunas escenas hermosas. No llega a la
originalidad de esa obra maestra y mejor película de 2017 (de largo) que es “Yo, Tonya”, pero es una película más
que interesante sobre lo que significa nacer con un gran talento y sobre las aves
de rapiña que suelen acechar a estos milagros de la naturaleza.
Un compañero de pachangas mejicano me dijo una vez que el talento no se
compraba en el Corte Inglés. Y tenía razón. Si algo me deja claro este tipo de
películas sobre evidentes genios musicales es que, de alguna forma, gente como Elton John o Freddie Mercury eran talentos sobrenaturales casi desde la cuna. Y
quizá ello fuera su mayor lastre. Es cierto que tanto Elton como Freddie
sacrificaron su vida en pos de su gloria particular pero no es menos verdad que
el talentoso requiere de menor esfuerzo para llevar a cabo lo que los tardos
soñamos con hacer. Al genio le sorprende tanto el fracaso como al inepto el
triunfo. Solo que es más fácil entender alcanzar la gloria de chiripa que
estrellarse tras tocar el cielo con los dedos.
Musicalmente es una película excelente, como debe ser, y todo se completa con
unas interpretaciones más que correctas. Me gustó especialmente el retrato de
ese Elton John agotado en la clínica
de desintoxicación, en ese momento en el que la persona se desviste del
personaje. Me pareció indudablemente enternecedor el entender que, aun rico,
famoso, admirado y triunfador, detrás de la purpurina, el oropel y los zapatos
con plataforma, en realidad solo había un hombre con alopecia y solitario. Me
gustó la película y la recomiendo incluso para aquellos que no disfruten
escuchando Crocodile rock.
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