jueves, 5 de septiembre de 2019

ROCKETMAN (2019)



Reconozco no ser, para nada, un gran seguidor de Elton John. Por alguna razón mi educación musical abarcó desde Pink Floyd a Tina Turner pasando por Dire Straits y Status Quo. Sin embargo, Elton John nunca cayó bajo mi maltrecho radar musical. Me gustan algunas de sus canciones, especialmente “Goodbye yellow brick road”, pero porque soy muy fan de los falsetes. Así que me enfrenté a su biopic cinematográfico virgen y desconocedor de la vida y milagros de este genio de la música. 
Si no lo digo reviento. Me encanta la chaqueta

Aunque la película sobre Queen me había dejado absolutamente frío, tengo que reconocer que la historia sobre la vida y milagros de Elton John está rodada con mucha más gracia y calidad. Además no oculta en ningún momento las partes menos pudendas de un personaje más grande que la vida y, por ende, ajeno al pudor en casi cualquier sentido conocido.
La bata ya no tanto. No se puede ir de diva siempre
Es Rocketman un musical por momentos. Sencillo de seguir y con algunas escenas hermosas. No llega a la originalidad de esa obra maestra y mejor película de 2017 (de largo) que es “Yo, Tonya”, pero es una película más que interesante sobre lo que significa nacer con un gran talento y sobre las aves de rapiña que suelen acechar a estos milagros de la naturaleza.
 
Nido de víboras
Un compañero de pachangas mejicano me dijo una vez que el talento no se compraba en el Corte Inglés. Y tenía razón. Si algo me deja claro este tipo de películas sobre evidentes genios musicales es que, de alguna forma, gente como Elton John o Freddie Mercury eran talentos sobrenaturales casi desde la cuna. Y quizá ello fuera su mayor lastre. Es cierto que tanto Elton como Freddie sacrificaron su vida en pos de su gloria particular pero no es menos verdad que el talentoso requiere de menor esfuerzo para llevar a cabo lo que los tardos soñamos con hacer. Al genio le sorprende tanto el fracaso como al inepto el triunfo. Solo que es más fácil entender alcanzar la gloria de chiripa que estrellarse tras tocar el cielo con los dedos. 
 
Una interpretación soberbia. Mejor que la de Bohemian Rhapsody
Musicalmente es una película excelente, como debe ser, y todo se completa con unas interpretaciones más que correctas. Me gustó especialmente el retrato de ese Elton John agotado en la clínica de desintoxicación, en ese momento en el que la persona se desviste del personaje. Me pareció indudablemente enternecedor el entender que, aun rico, famoso, admirado y triunfador, detrás de la purpurina, el oropel y los zapatos con plataforma, en realidad solo había un hombre con alopecia y solitario. Me gustó la película y la recomiendo incluso para aquellos que no disfruten escuchando Crocodile rock.  

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