En el día en que cumplo cuarenta años luciendo un cuerpo espectacular, una
salud de hierro y una melena rojiza como el fuego del infierno, me he dado
cuenta de que soy un señor mayor. Un paisano, que se diría en tierras del
norte. Un cuarentón, quizá anclado en tonterías como los cómics, los
videojuegos y las figuras de acción, pero cuarentón, qué duda cabe. Así que,
echando la mirada atrás recuerdo cuando mi padre me daba la tabarra con ver “Winchester 73”. A lo que yo le
respondía (con la cadencia propia de un prepúber incapaz de procesar la mínima
información externa) que esa peli del año en que reinó Carolo no me interesaba
lo más mínimo. Cómo iba a querer ver un chaval “Winchester 73” el año en que estrenaban “Depredador”. No tenía sentido. Solo hay que pensar que en el año en
que se estrenó la obra de arte en la que Schwarzenegger
compara músculos con una bestia del espacio exterior, “Winchester 73” cumplía 37 años y yo no estaba para pelis
trasnochadas y batallitas de abueletes. Lo malo es que hace 32 años que se
estrenó “Depredador” y yo sigo dando
la matraca a todo el que se acerca a mi vera. Y mi mujer hace lo propio con “Aliens” que tiene más años que la tos.
Vamos que estoy para jubilar. Así que ahí va una batallita sobre un cómic
editado en el 89.
Precisamente voy a traer, ya que hablamos, aunque sea de pasada, de “Aliens”, un breve alegato feminista. Pese a que en años recientes se ha tratado como una sorpresa positiva la inclusión de personajes femeninos fuertes en películas como “Wonder Woman” o “Capitana Marvel”, esta nube de elogios parece obviar dos cosas. La primera es que tanto la película sobre la amazona de DC como la versión cinematográfica de las andanzas de Carol Danvers son dos truños sin ritmo y aburridos. La segunda es que utilizar personajes centrales femeninos en roles clásicamente masculinos no es novedad. Este tipo de películas donde las mujeres eran protagonistas ya existían hace 40 años. Cuando yo era muy pequeño Ripley y Sarah Connor eran dos personajes admirados y admirables. Dos chicas duras de pelar. Dos heroínas de acción por derecho propio. Ambas eran de carne y hueso, sudaban, sangraban y derrotaban a todo lo que se cruzase en su camino, fueran xenomorfos o gobernadores. Admirables ejemplos de que, bien hecha, una película puede tener protagonistas de cualquier sexo y ser una obra magna. Si no miren “Dentro del Laberinto” que nos narra el paso de niña a adulta de la mano de una precoz Jennifer Connelly que lideraba la función acompañada del genial David Bowie. Una magnífica historia. El género de los personajes no importa, o no debería importar, si la historia es buena.
Evidentemente, ni el cine ni el cómic han sido camino abonado para la
liberación femenina. Sin embargo, han existido mentes que han tratado igual a
ambos sexos desde eras pretéritas. Uno de esos ejemplos es la Sensacional Hulka de John
Byrne. Este genio del comic trajo a la Hulka más desinhibida en 1989. En
sus historias, consciente del poder que le ha otorgado la sangre de Bruce
Banner, la abogada Jennifer Walters se oculta a plena luz del día tras dos
metros de mujer verde físicamente tan exuberante como imparable. Y es en la
forma de su alter ego que Walters da rienda suelta a su personalidad.
Sexualmente activa, lenguaraz, atrevida, divertida… Todo lo que hizo famoso a Deadpool sucedió hace casi 30 años. Hulka,
incluso se permite romper la cuarta pared en múltiples ocasiones siendo
consciente de vivir en un cómic. Una de las mejores etapas del comic book
americano guiado por un maestro del guion y los lápices. Absolutamente
entretenida y con un personaje central femenino y feminista. Consciente del impacto de su físico en la mente de los lectores, vamos a decir... más salidos, sí, eso. Feliz de ser una
mujer y de tener el poder en su mano para dar rienda suelta a todo lo que ello
significa, Hulka se permite ser sexy, violenta o lo que se tercie, porque es
libre para serlo. Un adelanto en el tiempo. Era otra época. Una época donde
Mística, ahora convertida en un personaje plano por obra y arte de la gran
pantalla, era una mujer lesbiana, enamorada y con una hija. Porque a veces no
es que haya genios adelantados a su tiempo, es que creo que vamos hacia atrás en
muchas cosas. Yo, un hijo de los 80, un cuarentón en toda regla, entiendo que
es normal que haya mujeres protagonistas en películas de acción (o de cualquier
tipo) porque crecí con ellas. Es lo normal.
O debería serlo. Mientras tanto, disfruten de la lectura recomendada de
hoy.
O vean Terminator 2. Eso si es una película, no la mierda de ahora que véis los jóvenes |
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