lunes, 8 de julio de 2019

EMPATE A VAGOS




En los Estados Unidos, país que me ha acogido y en el que disfruto de un trabajo y un excelente nivel de vida, son los magos del branding y el marketing. Es un país de vendedores. Su expansión cultural en todos los medios ha sido capaz de convencer al resto del mundo de que ellos y solo ellos ganaron la segunda guerra mundial. O yendo a conceptos más terrenales. La televisión y el cine nos muestran ocasionalmente una ficticia realidad donde estudiantes de instituto o de universidad manejan con soltura elevados conceptos de la física, la robótica o la biología. Sin embargo, la cruda realidad se empeña en mostrar, por una parte, que la Unión Soviética tuvo un rol preponderante en la victoria aliada, y por otra, que muchos estudiantes de doctorado apenas pueden resolver operaciones matemáticas simples como una regla de tres. 


Por eso no me llama la atención haber encontrado este texto en El País el 5 de Julio.

 El 4 de julio es, además del Día de la Independencia de Estados Unidos, una de esas pocas festividades nacionales en un país con escasos días de vacaciones”. 

No es cierto que Estados Unidos tenga pocas vacaciones. Atendiendo a su calendario federal existen 10 días festivos no laborables y yo, por mi parte, tengo 22 días de vacaciones al año. Si comparamos con el calendario español, también 10 días festivos hay en el territorio nacional y los días de vacaciones suelen rondar los veinte. Así que, ¿por qué esa idea equivocada de que el estadounidense trabaja más que el español? De nuevo es puro marketing. Lo ejemplifico. Un ciudadano de Buffalo va al gimnasio, se sube a la cinta de correr y antes de dar el primer paso se hace una foto donde sale espectacular y la titula “Toca machacarse en el gimnasio”. Luego se bajará de la cinta y se irá al horrendo Starbucks a por uno de esos aguachirris a los que llaman café mientras revisa sus redes sociales que se llenan de “likes” y aplausos para su entrega al ejercicio físico. Un español, por su parte, se subirá a la cinta, correrá 700 metros, se ahogará y arrepentirá de su locura, se ira al bar de Paco y pedirá un bocadillo de chistorra, bacon y huevo. Se hará una foto y titulará “Puto gimnasio no vuelvo más”. No generalicemos. Es un ejemplo. Lo digo porque he visto auténticos atletas en este país. Cada puñetero sábado me adelantan como aviones tipos como auténticas bestias mientras pedaleo por Prospect Park. Es solo un ejemplo de mi teoría.
 
Necesito leer esto pero ya
Porque en Estados Unidos, como en cualquier parte, son vagos. Ellos solo lo esconden. Se venden mejor. Y también producen mejor ¿Por qué? Vaya por delante que mis teorías no se basan en mi conocimiento de sociología, economía o nada en general. Creo que, en los 40 y 50, Estados Unidos experimenta un crecimiento basado en los avances en mecanización generados durante la guerra. Además, en torno a esa época la tasa de trabajadores sindicados ronda el 40% y el reparto de la riqueza generada tiende a ser más justo, beneficiando el movimiento de capital y permitiendo el enriquecimiento de la clase media. Todo ello se consigue gracias al esfuerzo y al trabajo brutal de los ciudadanos estadounidenses que ponen en marcha una maquinaria imparable. Lo que creo es que, ahora, la maquinaria va hacia adelante por simple inercia permitiendo que gente como yo se aproveche de ella. Solo decir que, con el mismo o menor esfuerzo, estoy produciendo mucho más que en España. Y yo sigo siendo el mismo, pero mi entorno, más rico en medios, me favorece. 

Y es que mientras USA experimentaba un baby boom en los 50, en España nos moríamos de hambre y lo que a unos empuja a otros lastra. Y de aquellos polvos estos lodos, pero ¿son los estadounidenses más currelas que los españoles? Pues no. O al menos yo no lo creo. Paso a describir la mayor diferencia entre ambos sistemas con otro ejemplo de los míos. 
 
No soy yo experto ni nada en macroeconomía
Imaginemos a una empresa estadounidense que necesita producir algo y para ello necesita, al menos, a 10 empleados. Como la empresa tiene dinero para contratar a 100, lo que hace es traer a 50 trabajadores de los cuales seguro va a haber 10 que van a sacar el trabajo adelante. El paro baja, hay un ahorro del 50% y se aumentan los beneficios. Pero hay 40 tíos que no dan golpe y de los 10 que al principio hacían el trabajo ya hay uno o dos que se dan cuenta de que están haciendo el primo y van a cambiarse al otro bando. 


Mientras tanto en España, otra empresa necesitará otros 10 empleados para producir. Sin embargo, la empresa solo tiene dinero para 5, así que contratará a 2, les pagará el sueldo de 1 y les exigirá producir como 10. Si algo falla la culpa será del currante, la empresa entrará en perdidas, se hace un ERE y se contrata un trabajador nuevo a mitad de sueldo y con las mismas exigencias de productividad.  


No me lo invento cien por cien. He vivido ambas caras de la moneda. El otro día se necesitaron ocho personas para llevarse una mesa de mi despacho y montarme (mal) un escritorio nuevo. También vi como gente dividía su sueldo en instituciones universitarias para que la parte contratante pudiese tener dos empleados. 

Al final, vengas del Congo, Almendralejo o Arkansas, si puedes sacar más por menos, lo sacas. Es natural. La diferencia es que el tío de Arkansas te va a vender una burra enorme y el de Almendralejo no tanto. Porque Estados Unidos en marketing nos pule. Y a vagos, aunque estemos en la misma liga tampoco los ganamos. No hay quién pueda con ellos. Por eso son una gran potencia.  
Y Salvar al Soldado Ryan es un peliculón del copón


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