miércoles, 22 de enero de 2014

UN DÍA DE FURIA

En 1993 se estrena “Un día de furia”.  En 1995 Iron Maiden le dedica la canción “Man on the edge” al personaje central de la película. En 1997, en el episodio de los Simpsons titulado “El enemigo de Homer” aparece Frank Grimes, inspirado de nuevo en el personaje interpretado por Michael Douglas en “Un día de furia”. En 2011, los Foo Fighters recuerdan la película en el videoclip de "Walk".


Pese a una recaudación escasa y un impacto inmediato poco relevante, estamos ante una película que ha creado corrientes de admiración y también cierta controversia sobretodo en los lejanos noventa. La obra de Joel Schumacher narra con acierto el descubrimiento de lo engañoso del sueño americano.
Toda la película gira en torno a dos personajes. Foster y Prendergast. Dos abnegados trabajadores, dos hombres que han servido a su país, pero por encima de todo dos personas amargadas que están condenadas a encontrarse desde que coinciden en el atasco que tiene lugar en la opresiva primera escena.

Sin dejar a un lado que se trata de una película triste, “Falling down”, que así se llama en la versión original, tiene la virtud de sacar el lado más oscuro que reside en cada uno de nosotros. William Foster, el personaje interpretado por Michael Douglas, es un hombre odiado y repudiado por su propia familia. Su madre y su mujer le temen y solo su hija parece estar ausente de cuanto de maligno o loco hay en su padre. Sin embargo y pese a las atrocidades que Foster comete a lo largo del metraje, en torno a él y gracias a la brillante interpretación de Douglas, hay un aura de tristeza. Porque Foster es un perdedor que viste traje y corbata. Estudió, fundó una familia, trabajó fabricando misiles para defender a su país y ahora sus estudios no valen, su familia no existe y su trabajo es para otros.

Foster no acepta la realidad de su fracaso vital y se cubre los ojos con una venda, en parte por su intrínseca locura, en parte por no saber hacer otra cosa. Es el cumpleaños de su hija y decide entregarle un regalo. Para ello cruzará Los Ángeles a pie solo para encontrar el lado oscuro de ese mundo que él desconocía. Harto de todo, Foster se enfrenta a los que son como él, a los desamparados, los ladrones, los violentos y los locos. En un viaje al infierno que empieza en las mismas llamas, solo la ilusión de encontrar a su hija le permitirá avanzar superando cada obstáculo. Una única parada en el camino. Foster se encuentra a la puerta de un banco con un hombre desahuciado, expulsado de la sociedad, económicamente no viable. Un hombre como él. Su vivo reflejo. La imagen de los exiliados del paraíso por su condición económica. El hombre le pide a Foster que no le olvide y Foster no lo hace. Ya no hay elección porque nunca la hubo. Foster sabe que el de hoy es su último viaje y se dirige a pasar sus últimos momentos con su hija, la única persona que todavía le quiere en este mundo.
En viaje inverso viene el sargento de policía Prendergast. Afable, educado e incluso admirado por su compañera. Capaz de cantarle a su esposa por teléfono o de enfrentarse con una sonrisa a la panda de garrulos que tiene por compañeros de trabajo. Prendergast comprenderá lo que, en su fuero interno, ya sabía. Su sonrisa eterna es falsa. Su mujer y él no tienen nada desde que perdieron a su hija, su trabajo no le llena y el respeto de sus compañeros es una mentira a la que él responde con otra. Prendergast sobra en la sociedad y todo el mundo se lo hace saber. Su mujer quiere que se vayan a un desierto, su jefe le odia por no ser Harry el sucio y en su último día de trabajo va a tener que lidiar con otro que lo tuvo todo para no tener nada. Un duro reflejo para el que creyendo tenerlo todo, nada tiene.

Y así llegamos al final. Mano a mano con Prendergast, Foster se enfrenta a su final decidido a acabar con la historia a su manera. Ha abrazado a su hija tras un periplo en el que siempre ha estado más allá del momento de la duda, ese momento del viaje en que es más largo volver al punto de partida que continuar hasta el final. Ya nada será igual. El sueño se acabó. La burbuja explotó y Foster no tiene porque luchar.

Y Foster muere. El loco triste cae tiroteado y abandona el mundo con una enigmática sonrisa. Prendergast a su vez renace. El engaño toca a su fin y los buenos modales, el trabajador ejemplar, el hombre modelo de lo que todos los demás querían que fuese abre paso a la persona que es. Quizá un poco tarde.  Pero no solo Prendergast abrió los ojos. Iron Maiden sintió la fuerza del mensaje de “Un día de furia”. Los Simpsons introdujeron una versión de William Foster en un Frank Grimes que ha de soportar como la vida sonríe al patán (genial patán por aquel entonces) de Homer Simpson. Un mensaje que cala, cercano, que parece no envejecer, un drama real, por desgracia, porque hay muchos William Foster que lo han dado todo para no recibir nada y muchos Prendergast que pensaban que la vida ya solo consistía en dejarse llevar para darse cuenta que van a morir en la orilla.

Quizá sea una visión excesivamente metafísica de una película que hace años que no veo. Pero es un peliculón, al fin y al cabo.

12 comentarios:

  1. Hola, Adolfo. Una película como poco interesante. Tal vez debió de hacerse cargo de ella alguien con más fuste que Schumacher; se me ocurre Paul Schrader, era una historia a su medida. Sin embargo es uno de los mejores trabajos del director alemán.

    "Man on the edge" de Iron maiden repetía el título original de la peli en su estribillo, "Falling down, falling down, falling down". Fue una de las pocas canciones memorables que de la etapa con Blaze Bailey a las voces. Cuando volvió el hijo pródigo Bruce Dickinson al grupo, la tocaron en directo. Y Dickinson la bordaba, claro:
    http://www.youtube.com/watch?v=cYPWPkeQqeY

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    1. Para mí es un peliculón. Tengo que echarle un ojo este fin de semana. Con Cadena Perpétua, Depredador, León, La jungla y Sin Perdón son de esas que me gusta ver al menos una vez al año.
      No soy muy fan de Maiden, pero me choca que una película que saco poca pasta haya ido repercutiendo en el tiempo.

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    2. Yo, la que veo al menos una vez al año es "El guerrero número 13", dirigida por McTiernan y destrozada en la sala de montaje por Crichton. Su visión me produce una sensación agridulce: por una parte me cabrea que Crichton no le dejara a McT(director maldito donde los haya) montar la peli a su gusto y que lo que veo es una pequeña parte de lo que pudo ser (porque también falta mucho metraje).Pero, por otra parte, disfruto un montón con el buen gusto y el clasicismo de McTiernan, de lo bien que filma las batallas(genial la segunda con ese cielo rojizo a lo "Kagemusha") y esos preciosos paisajes canadienses. Hay épica y aventura en estado puro en esas imágenes. En ese aspecto me recuerda a dos extraordinarias películas de ese género con Burt Lancaster: "El halcón y la flecha" y "El temible burlón", que disfruté de pequeño bocadillo de Nocilla en mano.
      "Sin perdón" no suelo revisarla entera, pero sí la secuencia final en la taberna: un día de perros fuera de salón, con lluvia y truenos, y entra Clint escopeta en mano preguntando lo de "¿Quién es el dueño de esta pocilga?". Genial.

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    3. Mi mujer se sabe "El guerrero nº13 entera". Yo tengo amor por Sin perdón por una razón. Toda la película William Munny dice que fue un asesino, un criminal, todos le temen pero lo ves y no parece nadie. Incluso siendo Clint llego a sentir lástima porque parece un perro apaleado. Pero en el momento que le dicen que se ha muerto su amigo Ned es como si se desatase una tormenta. Para más información http://jugandopachangas.blogspot.com/2011/07/sin-perdon.html (Haciendo autobombo del blog, que no se note)

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    4. Sí, es como si despertara la bestia que ha tenido domada desde que sentó la cabeza con su mujer y tuvo hijos.
      Me encanta esa frase tan lúcida que le suelta a Kidd : "Es duro matar a un hombre. Le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener". Y también esa otra cuando el personaje de Hackman moribundo le dice: "No me merezco morir así", a lo que Munny le contesta antes de darle el tiro de gracia:"Esto no tiene nada que ver con lo que uno merece".
      Vaya, me da que la voy a tener que ver de nuevo.

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    5. Yo también la tengo que ver. Reconozco que cuando me pongo casi estoy esperando que llegue ese momento, pero no la paso hasta el final porque soy fan de Little Bill Daggett

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  2. Joder, nunca se me hubiera ocurrido tal símil entre Frank Grimes y el personaje de Douglas; pero es que son clavados! Pobre Graimito que vivía entre boleras...Recuerdo con simpatía la escena del fast-food cuando se quejaba de que su hamburguesa no era como la de la foto. Bueno, una realidad gastronómica bastante frecuente en nuestros tiempos. Seguramente todos en alguna ocasión nada más al levantarnos hemos planeado un día de furia ante tanta gilipollez supina; por mi parte siempre iba dirigida hacia el empresaurio/a ;). Un saludo Adolfo!

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    1. Qué grandes eran los Simpsons de hace años. Pegaron tal bajón que me desanimó mucho. Creo que hace casi diez años que no sacan un episodio decente. Lo de "Ponerse en plan un día de furia" es casi una frase hecha en mi casa. Saludos.

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    2. El otro día estuve viendo un episodio-ya visto, claro, no hacen más que repetirlos-en el que Homer se hace amigo de Flanders por puro interés y acaban yéndose las dos familias de picnic. ¡La virgen, me descojonaba cada cinco segundos! Esos episodios con miles de detalles son obras de arte. Y con aquel primer doblador de Homer, que era genial.
      Ese episodio de Frank Grimes también era cojonudísimo. Muy gracioso y a la vez un poco triste.

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  3. Echa un vistazo a esto:

    http://www.youtube.com/watch?v=PnHKv2G0wCw

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    1. A ver si luego tengo un rato que llevo dos días sin tiempo ni para entrar al blog.

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    2. Ya lo he visto. Muy bueno,sí sñor. Estos de Honest trailers y demás, son unos cachondos

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