Hoy voy a hacer una entrada corta porque me
pilla la idea en el trabajo y no es plan de extenderme. Además el tema es
complejo y el cerebro post-navideño no suele estar en el estado adecuado para
alcanzar grandes cotas de locuacidad ni expresión verbal.
Los cómicos son aquellos capaces de convertir
lo cotidiano en divertido, el hecho anecdótico en chanza, lo común en
chascarrillo. Los grandes cómicos son aquellos que son capaces de dar la vuelta
a la tortilla y transformar la amargura en sonrisa y la negrura en brillo. Ello
les permite llevar el humor a otras dimensiones transformándolo en arma de
ataque para algunos de esos personajes poderosos que no se sienten contentos
cuando los demás ríen. Alcanzar esta capacidad de transformar las malas
noticias en duro, pero divertido análisis está al alcance de muy pocos y suele
exigir de un espíritu crítico, una visión panorámica y una capacidad de
digestión de la información superior a la media.
Esta mañana de camino al trabajo, escuchaba en
la radio el show de “Shredd and Ragan”,
dos tipos divertidos y que me permiten mejorar mi nivel de inglés a la vez que
paso un buen rato. Estas navidades cuentan con un humorista de Philadelphia
entre sus invitados. Este buen muchacho de desconocido nombre para mí tuvo a
bien decir una frase que no puedo citar textualmente pero que contenía la
siguiente idea. No ha existido ningún avance en cuestión de derechos que
habiendo sido otorgado a un grupo especialmente reprimido (mujeres, negros,
homosexuales…) haya supuesto un paso atrás para el total de la sociedad. El
buen muchacho decía que si alguien sabía de un caso en el que lo que el exponía
hubiese sucedido, por favor llamase.
Evidentemente mi cabeza, desconocedora de estos
temas, empezó a darle vueltas al reto sin hallar solución, no a la pregunta,
sino a la idea que exista gente que considere que conceder una igualdad de
derechos a los que no lo tienen suponga un problema para la sociedad.
Sin embargo y yendo a ese microcosmos que es
España, parece que los pasos lógicos hacia el frente se revierten en paso de
cangrejo y nos impulsan al estado de desigualdad cada día más. Para muchos,
entre ellos los que gobiernan, la igualdad social es tan inasumible e
inconcebible que solo queda la opción de crear dos sociedades tan económicamente
diferenciadas que al final haya una gruesa línea que separe una de otra, de
manera que la migración, el salto entre clase media y clase alta sea tan
difícil que nadie sueñe con darlo.
Solo así me explico que las reformas educativas, las reformas a nivel sanitario y social, la reforma laboral o la reciente reforma de la ley del aborto puedan ser vistas con buenos ojos por parte de la sociedad y no causen la rebelión inmediata de otra. Es un sometimiento moral, que de puro inmoral mantiene a parte de la población deprimida y hundida, sabedora que no importa cuánto te esfuerces, el sueño de una vida mejor es inalcanzable y se encuentra tan lejos como la frontera de Melilla para un somalí.
Solo así me explico que las reformas educativas, las reformas a nivel sanitario y social, la reforma laboral o la reciente reforma de la ley del aborto puedan ser vistas con buenos ojos por parte de la sociedad y no causen la rebelión inmediata de otra. Es un sometimiento moral, que de puro inmoral mantiene a parte de la población deprimida y hundida, sabedora que no importa cuánto te esfuerces, el sueño de una vida mejor es inalcanzable y se encuentra tan lejos como la frontera de Melilla para un somalí.
Injusto, pero sucede. Cada día asistimos, sin
freno y sin pausa, a una derogación de derechos (para algunos) y una exaltación
del recorte (para algunos), de la pobreza como forma de vida (para algunos),
del esfuerzo para no llegar a nada (para algunos), del aislamiento social,
cultural y sanitario (para algunos).
Mientras, los que nos acusan de haber vivido
como estrellas de Hollywood, de haber trabajado poco o de ser poco
competitivos. Esos que nunca han tenido un trabajo de verdad, que han ganado/robado
millones, que no hablan otro idioma pese a necesitarlo, que de no ser políticos
no sabrían hacer nada. Esos, cuya riqueza les permite curarse, abortar, viajar,
disfrutar y vivir una vida sin recorte de derechos mientras bailan sobre la
tumba de los que pelearon para conseguirlos, ellos brindan con champán y nos
entregan sus mejores deseos de Navidad (para ellos).
Amén, Adolfo. Hoy ha salido el presi para contestar preguntas. Es un decir, le preguntaban algo y vomitaba vaguedades y palabras huecas, como el lerdo de ZP en el programa de Ana Pastor. Para eso, como si sigue hibernando en la caverna. Y (mierda) para ellos.
ResponderEliminarNo me ha apetecido ni leer el País hoy en cuanto he visto su entrevista. Como dice mi abuela, cada vez que sale ese en alguna parte, siento vergüenza. Y como ese, todos. Como político, ahora mismo, del PSOE me convence Eduardo Madina y del PP al único que he oído hablar y me llamó la atención fue a Alberto Fabra (tiene tela) en una entrevista de la Sexta en la que habló bien, claro y directo, que estaré más o menos de acuerdo, pero fue claro y sin decir paridas.
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