ADIÓS 2020

(Aunque el 90% del cuerpo del texto dicte lo contrario, voy a hablar de cine, y hasta de lucha libre. Poco, claro, pero algo).

Este ha sido un año durísimo. Por momentos insostenible, aunque a mí se me ha pasado rápido. Resumir el 2020 en tono personal sería casi imposible. El mero hecho de haber sido capaz de viajar entre Estados Unidos e Inglaterra en pleno cuatro de agosto merece casi un capítulo aparte. Lo considero una victoria personal. En los últimos cuatro meses he cruzado el océano con dos gatas, encontrado piso en Londres, encontrado trabajo y (alerta spoilers) he logrado escribir una pequeña enciclopedia de 180 páginas acerca de los villanos menos importantes del Universo Marvel que puede (o no) llegar a publicarse. Un final de año interesante e intenso. Algo inesperado cuando un año atrás estaba tirado en el sofá viendo horrendas películas de Michael Bay.

Desconozco si está grabando, disparando o sentado en el roca

A finales de 2019, mi mayor preocupación era encontrar una cena digna para la noche de fin de año. Sorprendentemente, hoy me encuentro en situación similar. Prueba de la capacidad de adaptación del ser humano a cualquier condición, mi cerebro ha cerrado (en parte) la puerta a la pandemia, abriendo camino a temas mundanos y entendiendo todo lo que conlleva esta plaga como algo más, un día más, un momento más. Para mí ya es normal ir a hacer la compra como aquel que pega un palo a un banco. Antes de entrar ya tengo ruta de acceso, vía de almacenamiento y camino de salida planeado, establecido y cronometrado. Me muevo entre las estanterías como un experto y salgo limpio por el otro lado. Y ya me parece lo más normal, hasta el punto de que miro mal a aquellos que se paran a ver si la leche caduca el martes o el jueves.

Éste soy yo a las puertas del súper. Todo planeado

Y al final, uno se siente medio culpable de vivir en la normalidad. Es parte de esta dicotomía en la que vivimos. En la que parece que cada opinión te empuja un paso más cerca de convertirte en un partidario de Trotsky o un emisario del nacionalsocialismo. Me preocupa mi salud, como a cualquiera, y tomo cuanta medida se recomienda para protegerme a mí y a los míos. Y, sin embargo, en medio de una situación que, en una semana, se ha llevado por delante a casi 3500 ingleses, ahora dudo entre cenar chuletón o cordero ¿No es ridículo?

Maravilloso

Pues no estoy seguro. La vida sigue, qué remedio. La vida se complica, qué demonios. Pero uno solo puede seguir, hacerlo lo mejor posible y tratar de continuar adelante con cautela y precaución. Nadie garantiza que uno de los casi 50000 casos que suceden en el Reino Unido cada día no seas tú. Cincuenta mil casos al día suponen un millón y medio de personas al mes. A ese ritmo, en un año se habría contagiado casi un 30% de la población local. Números altísimos, durísimos, que hacen pensar en tirar la toalla, colgar las botas y retirarse a esperar. Pero el ser humano, para bien o para mal se adapta.

Así se tira la toalla

Así que quedan dos opciones, Pixar o Nolan. El artífice de la mejor película de Batman ha creado el tostón más infumable del año. Mala hasta el dolor, TENET sugiere que el tiempo puede invertirse y que se puede desandar lo andado (¿O era andar lo desandado? No me quedó muy claro). Algo que muchos desearían, pero tan impensable como sentarse a ver las dos horas y media más horrorosas que me he echado a la cara en años. Este año se merece ver Soul, el alma de Pixar. Peliculita sencilla con mensaje perfecto para esta época. Vive. Vive lo mejor que puedas. Respeta lo que está pasando, pero no te derrotes, ya habrá tiempo para eso. Un ejemplo. El 26 de diciembre se moría Brodie Lee, un luchador de pressing catch, alguien al que vi en directo en un ring improvisado en mitad de un bar de Buffalo allá por el lejano 2018. Salió, dio un buen espectáculo a los amantes de la lucha libre, saludó y se fue. Y ahora no está. Tenía mi edad. Es difícil aprender que cada minuto es interesante, lo pases al sol, en casa, jugando al fútbol, durmiendo en compañía o leyendo las obras del maestro Ibáñez. Hay que disfrutar dentro de lo posible. Ya habrá tiempo para lo otro. Ese es uno de los mensajes de este año. El otro es no ver TENET. Qué dolor muchacho.

 

Prefiero Verano del 84. Simple y sencilla