Una
vez arribado a Londres, me encuentro en la tesitura de reubicarme profesionalmente.
Aquí hemos llegado por dos razones. Por un lado, la excelente oportunidad
profesional que se abrió para mi mujer y, al mismo tiempo, empujados por la
negativa experiencia laboral que sufrí en Nueva York, en la cual descubrí que
cobrar una morterada por no hacer nada es aburrido y, a largo plazo, un error
importante.
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Por eso Gilito se da a la natación
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Así
que, después de cierto tiempo, me encuentro en el mercado laboral. Al igual que
en aquel 2011 en el que este blog cobró vida. Evidentemente, buscar trabajo en
mitad de una pandemia es complicado, pero para los que nos abrimos camino durante la crisis que golpeó España en 2011 pelear contra los elementos ya nos
suena a conocido.
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Una crisis que convirtió a un compañero de Jesulín en un criminal cualquiera
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Cada mañana me enfrento a la pantalla de mi ordenador y a listas repletas de
nuevas posibilidades. Buscar trabajo es un trabajo en sí mismo. Exige que
enumeres tus habilidades y ocultes tus incapacidades. Esto, que escrito parece
obvio, es más difícil de lo que parece. Al menos en mi campo. Llevo muchos años
viviendo de la biología molecular, pero existen áreas y metodologías que me son
ajenas. Por ser claros, me especialicé y centré en determinadas técnicas y
conocimientos y, ahora mismo, hay conceptos y novedades que me son ajenos.
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Tampoco soy yo un especimen brillante y radiante
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Un
ejemplo claro es la bioinformática, tan de moda. Recientemente tomé un curso de
Linux que casi me fríe el cerebro y me dejó viendo instrucciones y comandos que
tienen nulo significado para mí. Ni que decir tiene que algo aprendí, pero no
mucho. Otra situación se da con las nuevas tecnologías y aplicaciones como el
famoso CRISPR. No tengo mucha idea del mismo, más allá de conceptos básicos,
pero claro, no me puedo definir como experto en el tema y es un hecho que la
demanda de expertos en CRISPR ha subido como la espuma y muchas solicitudes de
empleo exigen ser un profesional del tema.
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Así quedó mi pantalla después del curso
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Así
que, por momentos, mientras navego en busca de mi futuro empleo, me siento como
un mono de circo de un solo truco. Me abruma ligeramente mi desconocimiento
de R, Python, CRISPR y demás siglas que no significan gran cosa para mí. Y me
frustro, obviamente. Es muy sencillo echarse uno mismo a los pies de los
caballos y flagelarse por la ausencia de conocimiento de técnicas o
herramientas que nunca han tenido una utilidad clara. Nunca las he aprendido
porque nunca las he necesitado. Y no me ha ido mal. Así que, esta mañana he tenido la epifanía que estoy a punto de transcribir. Ser
mono de un solo truco no está tan mal. Y para demostrarlo mi
cerebro viajó (como siempre) a ese mundo de los comics, donde yo tendría la
posibilidad de transcender desde al laboratorio a ser un supervillano. De un solo
truco, pero supervillano, al fin y al cabo.
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Hoy, en villanos cutres, Acero salvaje
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Porque en Marvel, mi terreno de lectura habitual,
los villanos que triunfan son los multitarea. El Dr. Muerte es un genio de la
ciencia, pero también un experto en brujería. Arnim Zola no solo era un suizo
partidario del movimiento nazi, sino que era un experto en genética y robótica
que, allá por los años cuarenta, ya dominaba Linux, Python y hacía PCRs con las
orejas. Y, ¿Qué me dicen de Norman Osborn? Experto en química, ingeniería,
negocios y capaz de ligarse a Gwen Stacy y embarazarla de gemelos. Un máquina.
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Moraleja. No te fíes de un tío que es igual que Tommy Lee Jones
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Estos son los tipos que lo petan, los que se rifan. Pero
hay genios del mal de un solo truco. Otto Octavius es un gordo de manos largas,
Wilbur Day un científico de elite al que solo se le ocurre crear unos zancos y
Anthony Davis es un ingeniero de la NASA que es conocido como el Anillador por,
bueno, lanzar anillos de diverso tamaño a sus enemigos. A todos les va más o
menos bien (bueno, al Anillador se lo pasó por la piedra el Azote del bajo
mundo, pero es algo que tenía que ocurrir) y eso nos lleva a la moraleja.
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Cutre
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Seas el Dr. Victor von Doom o el Dr. Jonathan Ohnn (recomiendo
que lean sus andanzas en el Daredevil de Mark Waid), has de
aprovechar al máximo tus habilidades. Exprimirlas y usarlas con cabeza. El
éxito no está garantizado, pero que no sea por falta de esfuerzo. Al fin y al
cabo, para que haya un Dr. Doom se necesitan varios doctores de menor nivel
como Johann Fennhoff (Dr. Faustus), aficionados a la ciencia como Lester Verde (Dr.
Bong, aunque no tenga título oficial de doctor) o ingenieros como Peter
Petruski (el Trampero). Todos ellos suman. Todos son necesarios. Como yo, ese
villano frustrado de Marvel que podría darle una mala tarde a superhéroes como
el Darkhawk o Bola veloz. En el buen camino estoy. Nunca quise ser como el Dr.
Muerte. Me espera un futuro brillante.
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Y siempre puedes quedar con tus colegas en el bar sin nombre
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Pues justo estoy leyendo un tebeo que va de un supervillano que es un testigo protegido que anhela volver a las andadas. De Ed Brubaker y Sean Phillips, los de "Gotham Central", de los que si no los has leido te recomiendo la serie "Criminal" y "Kill or be killed". Bueno, más bien todo lo que sacan esos, que es oro molido. Mo sabía que andabas por London, suerte en tu nueva ubicación. Entiendo eso que dices de que cobrar mucho no da la felicidad, el año pasado estuve de interino en la Administración. Cobraba más que nunca, pero entre el trabajo alineante a más no poder, la jefa chalada y demás, fui más infeliz que la leche, a pesar de que cobraba muy bien(que eso sí echo de menos ahora, jeje..).
ResponderEliminarOtra recomendación: "Scalped"¡Tremendo! Da para una serie de antología.
http://www.eslahoradelastortas.com/scalped-libro-uno/
Saludos, Adolfo.
Amigo Iker.
EliminarA Brubaker le eché el ojo años atrás, durante su etapa con el Capi. Gran guionista http://jugandopachangas.blogspot.com/2011/11/los-guionistas-de-comic-del-futuro.html
Me encanta casi todo de él pero este tebeo que me dices, Incógnito, no lo he leído, así que lo pongo en mi "TO DO LIST". Ahora estoy revisitando los clásicos de Steve Engleheart y John Byrne y tratando de conjuntar mi conocimiento acerca de villanos de mierda en algo publicable en formato papel si la constancia acompaña o en entradas de blog mierder si me rindo antes de tiempo.
Lo de trabajar solo por la pasta está bien hasta cierto punto. Este último mes y medio que he estado alejado del laboratorio me ha permitido recuperar alegría y ganas de volver a currar. De seguir allí habría llegado a una situación de desgana irrecuperable. El dinero no lo es todo, salvo cuando falta, claro.
Un saludo cordial.
Ah, que no te he puesto el título de el del supervillano retirado: "Incógnito".
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