Mientras que el elogio al cine de los ochenta es absolutamente merecido,
con blogs y páginas especializadas en el mismo, para mí hay una década
prodigiosa que transmutó todos los cánones del séptimo arte. Los noventa fueron,
y digo esto desde un punto de vista subjetivo, la mejor década para acudir al
cine.
Los hermanos Coen nos dieron al
maravilloso Jeffrey Lebowski y tocaron el cielo con una de las mejores comedias
de la historia. Tarantino nunca
estuvo tan acertado como cuando concibió la excepcional Pulp Fiction, repleta de personajes y momentos fascinantes. Forrest Gump y el Club de la lucha nos mostraron dos imágenes especulares y
opuestas del gran sueño americano. Mel
Gibson gritó libertad desde la lejana Escocia mientras William Munny
incumplía la promesa que le hizo a su mujer muerta. Buzz Lightyear y Woody
cambiaron el cine infantil para siempre y, en una pequeña cárcel de Maine, Andy
Dufresne conmutaba sus dos cadenas perpetuas por un sueño de amistad y
libertad. Una década maravillosa. Adiós a los cánones del drama, el humor y la
animación. Adiós a los estándares clásicos del cine. Clint Eastwood aceptaba su decadente y esplendida vejez mientras
perseguía a Kevin Costner en un mundo
perfecto y Clarice Starling visitaba al psiquiatra equivocado. Brad Pitt sentía escalofríos al abrir
una caja sorpresa mientras Robin Williams
lanzaba una y otra vez los dados en Jumanji.
Estamos en la década de Jim Carrey
amigos. En la que Algo pasa con Mary
y Dos tontos muy tontos hicieron
reír al adolescente eterno que habitaba en mí.
Pero, qué pasó con el cine de acción. Venimos de Depredador, la Jungla de
Cristal, Arma letal, Robocop, Indy, Terminator, los Aliens de Cameron, Darth Vader desatado, Gene
Hackman como Lex Luthor y Jack
Nicholson como Joker. Personajes más grandes que la vida misma como Mad
Max, Sarah Connor, Axel Foley, Jack Burton, Ellen Ripley, John Rambo, Conan de Cimmeria o Batman. ¿Se puede
mejorar? ¿Se puede igualar?
Si algo tienen los noventa es que había una buena base para lanzar al
mercado algunas de las mejores películas de acción de la historia. Algunas son
delirantes. Otras maravillosas. En conjunto, el cine de acción de los noventa
tiene algo fundamental. Que engancha. Imagina que mientras zapeas escapando del
aburrimiento y el hastío te encuentras a Keanu
Reeves hablando por teléfono (Keanu
era muy de cabinas por aquella época). Del otro lado de la línea sale un “Pregunta de examen, listillo”. Ya es
tarde para ti. Ahora vas a tragarte una hora de viaje en autobús con Sandra Bullock. Y en el momento en que Sandra pase a reírse de los problemas de
Sylvester Stallone con las tres
conchas y Keanu se enfunde sus gafas
de sol y salga volando desde Matrix,
tú, enamorado de la locura que impregna el cine de acción de los noventa, pedirás
más locura.
Tranquilo, que aquí vienen Cyrus “El Virus”, “Perro diamante” y Cameron Poe
a bordo de su avión, evitando entrar en una Fortaleza Infernal. Estos locos chalados son tan fugitivos como
aquel Harrison Ford al que Tommy Lee Jones daba caza sin importarle
si era inocente o culpable.
Todo era posible. Actores de palo como mi tocayo Dolph Lundgren daban el do de pecho en Johnny Mnemonic y eran todo oídos en Soldado Universal. Veteranos ochenteros como Arnold viajaban a Marte (¿o no?), bailaban tangos con y sin su
mujer, o usaban su esqueleto de metal para cubrir el corazón de oro que
protegería a John Connor. Otro clásico como John McClane seguía con problemas
familiares en su enfrentamiento eterno con el clan de los Gruber mientras que
un compañero suyo de la policía de Nueva York, el señor Norman Stansfield, se
daba de bruces con un Leone Montana empeñado en dotar de un futuro a la pequeña
Mathilda. Incluso algún superhéroe vampírico se atrevió a romper la barrera de
la raza sin llamar tanto la atención y sin recibir el aplauso que mereció y sin
duda merece.
Se acabó una época en la que lo mundano y el delirio bailaban y se daban la
mano. Ahora la acción es hiperrealista, los personajes sufren y no tienen
ningún sentido del humor. No hay espacio para el disfrute de ver a Gary Busey vestido de mujer mientras Tommy Lee Jones se enfrenta cuchillo en
mano a Steven Seagal y Erika Eleniak hace topless saliendo de
una tarta. No sé si esto que acabo de describir es un barbarismo o una obra de
arte. Me quedo con lo segundo. Quizá sea porque crecí en un mundo donde llamarte
William Strannix, Castor Troy, Joseph Cornellius Hallembeck, Simon Phoenix o
Julius Winnfield era algo normal. Eran los noventa. Una época más sencilla. Por lo
pronto, en estos momentos difíciles, les dejo una lista de películas que
revisitar. Espero que alguna les aproveche.
¡Caray! ¡Excelente selección, Adolfo! Visto así, los noventa no estuvieron tan mal. También "Heat" y ese tiroteo en las calles de Los Ángeles entre los ladrones y la policía estuvo muy bien. Tiroteo muy influyente en el cine de acción posterior, por cierto. ¿Se podría haber aligerado un poco bastante de metraje total? También. Eso sí, dejando el tiroteo ese tal cual.
ResponderEliminarNunca fui muy de Heat aún reconociendo los méritos evidentes. Falta Ronin quizá.
EliminarEn la lista incluyo películas que no son clásicos pero que tienen su gracia. Johnny Mnemonic o Fortaleza Infernal no dejan de ser curiosidades, pero a mí me marcaron.
Sr. Adolfo, le escribo mientras tomo una deliciosa sopa de murciélago.
ResponderEliminarGuárdate esta entrada porque vale oro como homenaje a los 90. Yo que soy de los 80, los 90 fue la época en la que absorbí más material. También dejó una ristra de series emblemáticas: Expediente X, Friends, El príncipe de Belair, Twin Peaks y vivieron su época dorada Los Simpsons o los Vigilantes de la playa. De ésta última sí que absorbí más material ;).
Lo que sí es digno de estudio es (según lo que leo por ahí) es que bajó mucho la calidad del cine de acción en los 90. No sé si porque el listón de los 80 fue demasiado alto, cambio la sociedad, bajó la calidad... un misterio. Salvando Speed, etc.
Un abrazo.
Me alegro mucho de tu vuelta a la crítica cinematográfica. Lo que haces en tu web es una currada terrible. Yo soy más de juntar cuatro conceptos a lo abuelo cebolleta.
EliminarYo creo que el cine cambia y responde a su entorno. Los cómics de los 90 eran peor que los de los 80 y los de los 2000 ni te digo. Aunque a lo mejor es que algunos no queremos cambiar y nos anclamos en otras épocas más felices, diferentes o, quién sabe, mejores.
Para mí, hijo de los 90 a los que entré con 11 años, fue una gran época cinematográfica. Seven, Cadena Perpétua y Sin Perdón son mi trilogía perfecta (y eso que no soy muy de Morgan Freeman), así que no puedo criticar esa década. Me paso a ver tu entrada.
Saludos.