lunes, 15 de febrero de 2016

SINTIENDO EL FÚTBOL


Leo con interés una columna de Juan Tallón en El País titulada “Morir esta tarde”. Y me llega dentro lo que quiere contar. En el texto comenta como un amigo, en su lecho de muerte, como respuesta a la pregunta “¿Qué quieres?” le dice al propio Juan “Ganar la liga”. Y es Tallón el que nos comenta la imposibilidad de tal deseo por ser su fallecido amigo seguidor de Osasuna. Y continúa el autor retratando que nadie debería morir sin experimentar la electrizante conmoción de que su equipo gane la Liga. Para los futboleros y seguidores de equipos tan económicamente insignificantes como grandes  de corazón, ganar la liga es una especie de deseo imposible o impensable. Algo que nunca va a pasar. Y con este hecho siempre surge esa duda, sobretodo en estas tierras herejes del “soccer” en las que habito ¿Por qué? ¿Por qué ser del Sporting? Pudiendo maravillarte con el fútbol del Barcelona, disfrutar las detonaciones del Madrid, sentir la magia que rodea al Manchester United o al Liverpool, o disfrutar de la maquinaria perfecta que es el Bayern, ¿por qué? Y no atino a responder. Es tan evidente la respuesta que no tiene sentido darla.
Liverpool-Alavés
Soy un tipo que se gana la vida analizando como las mínimas diferencias genéticas que nos separan a usted y a mí de su vecino pueden marcar nuestra salud, nuestra vida y nuestro destino. Pero ¿qué hace que te enamores de una persona determinada? ¿Qué hace que tu mejor amigo sea el reflejo opuesto de tu ser? ¿Qué carga genética te hace del Sporting, del Racing o del Murcia? ¿Es simple derecho de nacimiento? No lo creo, ya que muchos optan por abandonar al club de su tierra para vestirse de otros colores más brillantes. Así que, ¿cuál es esa respuesta evidente?
Getafe-Bayern
Pues es eso, evidente. Soy del Sporting porque no concibo otra elección. Igual que mi padre es del Oviedo contra viento y marea. Igual que uno de mis estudiantes es de esos Buffalo Bills que perdieron cuatro veces seguidas la Super Bowl. No hay más remedio.
Jim Kelly, quaterback en la derrota
Y los avezados seguidores de equipos más grandes en títulos y nombre no lo entienden. Pobrecitos. Ellos que sufren cuando su equipo cae en cuartos de Champions League en San Siro, no pueden entender la alegría de corazón que trae remontarle un partido al Cádiz y ganar 5-4 un encuentro en el que la máxima estrella se llama Edwyn Congo. Aquel que tolera ganar una Copa del Rey como un mal menor no sería capaz de disfrutar un empate en el último minuto al Numancia. Es más. No lo entendería.
Sporting-Milán
Esas pequeñas cosas que, como decía Serrat, te sonríen tristes. Pero al contrario que lo que cantara el maestro catalán no te hacen llorar en un rincón. Esos pequeños triunfos que se almacenan en el córtex temporal y que te llevarás a la tumba.
Sporting-Osasuna
Hace meses salté de alegría en mi casa de Buffalo porque un argentino que juega en el Lugo metía un gol de cabeza en Girona. Así de simple. Así de genial. Y quizá piensen que al ser un recuerdo cercano está magnificado. Bien, veamos.
Madrid-Sporting
Hace 21 años el Sporting de Gijón se jugó mantenerse en primera contra el Lleida. El Sporting venció por tres a dos. Un gol del Lleida nos habría enviado a segunda. Si pienso en ese partido veo mi cuarto como estaba en aquella época. Sin poder ver el encuentro por televisión, me pasé las casi dos horas de partido encerrado en mi habitación. La radio a mi derecha narrando cada instante y yo, con una pelota de goma amarilla, lanzando a una canasta rojiblanca que estaba enganchada a mi puerta. Botar, lanzar y recoger. Y acabó el partido. Y sonreí. Y descubrí que estaba empapado en sudor. Y el Sporting ganó por un gol de diferencia a un club de segunda y fui feliz.
Sporting-Lleida
Es fácil ser felices. Solo hace falta escoger bien. Recuerdo un 0-1 en Valencia con gol de Luis Enrique escuchado por la radio en un bar del pueblo materno. Recuerdo un 7-1 a Osasuna en el que, a cada pitido alertando de gol en el Molinón seguía una sonrisa de sorpresa. Recuerdo un 0-2 al Oviedo en el bar Casa Vicente con la clientela en contra. Recuerdo un 2-2 en Belgrado que, por alguna razón vi en casa de mis abuelos paternos. Recuerdo volverme a dormir con una sonrisa de felicidad las noches en las que, siendo un niño, mi padre me despertó para decirme que le habíamos ganado al Milán en la UEFA o que habíamos derrotado por cuatro goles al Barcelona en el Nou Camp.
Barcelona-Sporting

Recuerdos.


Y mientras, en Madrid olvidan que fueron otra vez campeones de Europa y en Barcelona no saben quién fueron Archibald, Hughes, Migueli o Bakero. Mala suerte. Otra vez será. Son aquellas pequeñas cosas que te sonríen.

6 comentarios:

  1. Tuviste suerte que tu padre no te comió el tarro para hacerte del Real Oviedo y además te hizo socio del Sporting y te acompañó a ver partidos contra equipos de primera, con jugadores como Ferrero, Uría o el xateru de Sotrondio.
    De todas formas lo pasaría bien acompañado del su fíu.

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    1. El primer partido que recuerdo fue un 3 1 al Sevilla. Mi padre me llevó al Molinón un 5 de abril del 87 y me puso detrás de la portería para que pudiese ver al Gatu Ablanedo. No se me olvida. No sé que desayuné ayer, pero eso no se me olvida.

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  2. Esto de los equipos de futbol es como entender que hay algo más allá del centralismo madrileño o de la rivalidad con los catalanes. En este País existen muchos Paises dentro y mucha gente que siente su tierra como diferente del resto, y ser seguidor/forofo/aficionado de tu equipo local hace que ese sentimiento sea todavía más exacerbado.
    Hace tiempo que dejé de ver a la gente del sporting, no sólo a ti por ser mi amigo, como rivales, porque entendí que todos dentro de la misma tierrina pequeña tenemos el mismo sentimiento aunque apuntando en diferentes direcciones.
    Este artículo bien perfecto para apoyar, aunque sea con Rainieri de entrenador, al Leicester. Ójala, aunque es bastante complicado, consiga tumbar a los grandes y llevarse la Premier.

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    1. Amigo Kike. Ya sabes como funciona esto. Si dices que eres o te sientes asturiano, manchego, murciano o catalán, eres un paleto provinciano corto de miras. Yo me siento asturiano y orgulloso de serlo con todos los defectos que conlleva. Sin renegar de nada y tratando con respeto todo punto de vista.

      Y que conste que me gustaría ver al Oviedo en primera, aunque siempre un peldaño por debajo y palmando todos los derbis de la forma más ridícula posible. Pero eso es sano, digo yo.

      Por otra parte mi equipo inglés es el Southampton, y no lo cambio, pero espero que el Leicester se lleve la liga.

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  3. Es realmente elogiable aquellos seguidores y aficionados que no se dejan llevar por la clásica dualidad Barça-Madrid. Sudar con equipos como el Osasuna, Real Sociedad o el Levante, pagar cuota de socio e ir al campo a animar a tu equipo debería ser de los más normal aunque se vea raro a día de hoy.

    Y mira que yo entro dentro de la dualidad XD pero soy diferente al resto. Soy del Barça a muerte, me levanté a las tantas con diez años para ver como el Barça perdía 1-2 la Intercontinental contra el Sao Paulo y soy de aquellos que cuando juega el Real Madrid contra el Borussia wachauí prefiero que gane el Madrid. Quién lea esto pensará que no estoy en mis cabales pero soy amante confeso del fútbol y deseo que la LFP tenga prestigio. Arriba el Sporting y aprovecho para decir que la semana pasada se sacó un buen resultado del Molinon. Sin acritud ;). Un abrazo!

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    1. Y estamos hablando de primera. Yo soy de los que se para a ver partidos de fútbol allá donde ocurran. Me da igual que sean pachangas de colegas que un encuentro de regional preferente. Los disfruto más que el fútbol profesional. Me parece más puro. Ahora he vuelto a ver algo de fútbol, pero llevaba años que no veía más que al Sporting. No he visto una final de Champions desde el Barcelona-Manchester y un Madrid-Barcelona completo desde el 5-0. Y la selección española... ni me acuerdo.

      El otro día dimos la cara, que no es poco contra esas bestias del Barcelona.

      Un abrazo.

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