Leo con interés una columna de Juan Tallón en El País titulada “Morir esta tarde”. Y me llega dentro lo que quiere contar. En el texto comenta como un
amigo, en su lecho de muerte, como respuesta a la pregunta “¿Qué quieres?” le
dice al propio Juan “Ganar la liga”.
Y es Tallón el que nos comenta la
imposibilidad de tal deseo por ser su fallecido amigo seguidor de Osasuna. Y
continúa el autor retratando que nadie debería morir sin experimentar la
electrizante conmoción de que su equipo gane la Liga. Para los futboleros y
seguidores de equipos tan económicamente insignificantes como grandes de corazón, ganar la liga es una especie de
deseo imposible o impensable. Algo que nunca va a pasar. Y con este hecho
siempre surge esa duda, sobretodo en estas tierras herejes del “soccer” en las que habito ¿Por qué? ¿Por
qué ser del Sporting? Pudiendo maravillarte con el fútbol del Barcelona,
disfrutar las detonaciones del Madrid, sentir la magia que rodea al Manchester
United o al Liverpool, o disfrutar de la maquinaria perfecta que es el Bayern,
¿por qué? Y no atino a responder. Es tan evidente la respuesta que no tiene
sentido darla.
Liverpool-Alavés |
Soy un tipo que se gana la vida analizando
como las mínimas diferencias genéticas que nos separan a usted y a mí de su
vecino pueden marcar nuestra salud, nuestra vida y nuestro destino. Pero ¿qué
hace que te enamores de una persona determinada? ¿Qué hace que tu mejor amigo
sea el reflejo opuesto de tu ser? ¿Qué carga genética te hace del Sporting, del
Racing o del Murcia? ¿Es simple derecho de nacimiento? No lo creo, ya que
muchos optan por abandonar al club de su tierra para vestirse de otros colores
más brillantes. Así que, ¿cuál es esa respuesta evidente?
Getafe-Bayern |
Jim Kelly, quaterback en la derrota |
Y los avezados seguidores de equipos más
grandes en títulos y nombre no lo entienden. Pobrecitos. Ellos que sufren
cuando su equipo cae en cuartos de Champions League en San Siro, no pueden entender la alegría de corazón que trae
remontarle un partido al Cádiz y ganar 5-4 un encuentro en el que la máxima
estrella se llama Edwyn Congo. Aquel
que tolera ganar una Copa del Rey como un mal menor no sería capaz de disfrutar
un empate en el último minuto al Numancia. Es más. No lo entendería.
Sporting-Milán |
Esas pequeñas cosas que, como decía Serrat, te sonríen tristes. Pero al
contrario que lo que cantara el maestro catalán no te hacen llorar en un
rincón. Esos pequeños triunfos que se almacenan en el córtex temporal y que te
llevarás a la tumba.
Sporting-Osasuna |
Hace meses salté de alegría en mi casa de
Buffalo porque un argentino que juega en el Lugo metía un gol de cabeza en
Girona. Así de simple. Así de genial. Y quizá piensen que al ser un recuerdo
cercano está magnificado. Bien, veamos.
Madrid-Sporting |
Hace 21 años el Sporting de Gijón se jugó
mantenerse en primera contra el Lleida. El Sporting venció por tres a dos. Un
gol del Lleida nos habría enviado a segunda. Si pienso en ese partido veo mi
cuarto como estaba en aquella época. Sin poder ver el encuentro por televisión,
me pasé las casi dos horas de partido encerrado en mi habitación. La radio a mi
derecha narrando cada instante y yo, con una pelota de goma amarilla, lanzando
a una canasta rojiblanca que estaba enganchada a mi puerta. Botar, lanzar y
recoger. Y acabó el partido. Y sonreí. Y descubrí que estaba empapado en sudor.
Y el Sporting ganó por un gol de diferencia a un club de segunda y fui feliz.
Sporting-Lleida |
Es fácil ser felices. Solo hace falta escoger
bien. Recuerdo un 0-1 en Valencia con gol de Luis
Enrique escuchado por la radio en un bar del pueblo materno. Recuerdo un 7-1 a
Osasuna en el que, a cada pitido alertando de gol en el Molinón seguía una
sonrisa de sorpresa. Recuerdo un 0-2 al Oviedo en el bar Casa Vicente con la clientela en contra. Recuerdo un 2-2 en Belgrado que,
por alguna razón vi en casa de mis abuelos paternos. Recuerdo volverme a dormir con una sonrisa de felicidad las noches en las que, siendo un niño, mi padre me despertó para decirme que le habíamos ganado al Milán en la UEFA o que habíamos derrotado por cuatro goles al Barcelona en el Nou Camp.
Barcelona-Sporting |
Recuerdos.
Y mientras, en Madrid olvidan que fueron otra
vez campeones de Europa y en Barcelona no saben quién fueron Archibald, Hughes, Migueli o Bakero. Mala suerte. Otra vez será. Son
aquellas pequeñas cosas que te sonríen.
Tuviste suerte que tu padre no te comió el tarro para hacerte del Real Oviedo y además te hizo socio del Sporting y te acompañó a ver partidos contra equipos de primera, con jugadores como Ferrero, Uría o el xateru de Sotrondio.
ResponderEliminarDe todas formas lo pasaría bien acompañado del su fíu.
El primer partido que recuerdo fue un 3 1 al Sevilla. Mi padre me llevó al Molinón un 5 de abril del 87 y me puso detrás de la portería para que pudiese ver al Gatu Ablanedo. No se me olvida. No sé que desayuné ayer, pero eso no se me olvida.
EliminarEsto de los equipos de futbol es como entender que hay algo más allá del centralismo madrileño o de la rivalidad con los catalanes. En este País existen muchos Paises dentro y mucha gente que siente su tierra como diferente del resto, y ser seguidor/forofo/aficionado de tu equipo local hace que ese sentimiento sea todavía más exacerbado.
ResponderEliminarHace tiempo que dejé de ver a la gente del sporting, no sólo a ti por ser mi amigo, como rivales, porque entendí que todos dentro de la misma tierrina pequeña tenemos el mismo sentimiento aunque apuntando en diferentes direcciones.
Este artículo bien perfecto para apoyar, aunque sea con Rainieri de entrenador, al Leicester. Ójala, aunque es bastante complicado, consiga tumbar a los grandes y llevarse la Premier.
Amigo Kike. Ya sabes como funciona esto. Si dices que eres o te sientes asturiano, manchego, murciano o catalán, eres un paleto provinciano corto de miras. Yo me siento asturiano y orgulloso de serlo con todos los defectos que conlleva. Sin renegar de nada y tratando con respeto todo punto de vista.
EliminarY que conste que me gustaría ver al Oviedo en primera, aunque siempre un peldaño por debajo y palmando todos los derbis de la forma más ridícula posible. Pero eso es sano, digo yo.
Por otra parte mi equipo inglés es el Southampton, y no lo cambio, pero espero que el Leicester se lleve la liga.
Es realmente elogiable aquellos seguidores y aficionados que no se dejan llevar por la clásica dualidad Barça-Madrid. Sudar con equipos como el Osasuna, Real Sociedad o el Levante, pagar cuota de socio e ir al campo a animar a tu equipo debería ser de los más normal aunque se vea raro a día de hoy.
ResponderEliminarY mira que yo entro dentro de la dualidad XD pero soy diferente al resto. Soy del Barça a muerte, me levanté a las tantas con diez años para ver como el Barça perdía 1-2 la Intercontinental contra el Sao Paulo y soy de aquellos que cuando juega el Real Madrid contra el Borussia wachauí prefiero que gane el Madrid. Quién lea esto pensará que no estoy en mis cabales pero soy amante confeso del fútbol y deseo que la LFP tenga prestigio. Arriba el Sporting y aprovecho para decir que la semana pasada se sacó un buen resultado del Molinon. Sin acritud ;). Un abrazo!
Y estamos hablando de primera. Yo soy de los que se para a ver partidos de fútbol allá donde ocurran. Me da igual que sean pachangas de colegas que un encuentro de regional preferente. Los disfruto más que el fútbol profesional. Me parece más puro. Ahora he vuelto a ver algo de fútbol, pero llevaba años que no veía más que al Sporting. No he visto una final de Champions desde el Barcelona-Manchester y un Madrid-Barcelona completo desde el 5-0. Y la selección española... ni me acuerdo.
EliminarEl otro día dimos la cara, que no es poco contra esas bestias del Barcelona.
Un abrazo.