El otro día llamé al “Equipo A” para ver si podían echar una mano en todo el tema de
corruptelas que asolan España. Mientras contestaban, imaginé a Hannibal Smith pertrechado para tal
misión con un bigotón mejicano (para muchos estadounidenses Méjico y España
sigue siendo lo mismo) y tratando de introducirse en una trama chusca de
corrupción, bien sea la Pokemon, la Brugal o cualquiera en la que se
enreden tonadilleras, políticos de medio pelo con ojos de ratón o delincuentes
de intelecto nulo pero ávida capacidad para llenarse los bolsillos. Luego mi
mente observó como “Mala actitud” MA
Baracus establecía desigual combate con Esperanza
Aguirre. Y digo desigual porque un hombre que es incapaz de subir a un
aeroplano sin desmayarse, nada puede hacer ante una mujer que resiste
accidentes de helicóptero como si nada.
El teléfono comunicaba y me dejaron en lista
de espera. Supongo que tendrán cosas más interesantes que hacer.
Luego planeé que la operación Púnica debiera pasar a conocerse como
la operación Punisher. Todos
saldríamos ganando si Frank Castiglione
decidiese como castigar a los culpables. No hablo de matar a nadie, Dios me
libre. Primero porque no pienso que eso sea solución de nada y segundo porque
hoy en día se paga más caro decir barbaridades en internet (que está mal) que
robar el sueldo de una vida a unos ancianitos (que está peor, a mi modesto
entender). Hablo de castigar adecuadamente. Porque cuando ves a Jaume Matas saliendo de la cárcel como
si tal cosa y que hay un señor de Alicante que usa gafas de sol hasta para leer
en el baño y que no va a pisar nunca Soto del Real, empiezas a pensar si existe
algún tipo de justicia previsto para la gente que, no solo dirigió de manera
incorrecta los destinos de los ciudadanos, no solo robó dinero público para su
lucro privado, sino que encima eran los que echaban la culpa de una crisis
mortal a aquellos que, no teniendo nada mejor que hacer, se fueron al paro a
vivir la vida loca. Los que nos acusaron de vivir por encima de nuestras
posibilidades estaban disfrutando de una vida por encima de la de un mariscal,
que supongo es un señor que se harta de marisco hasta en el postre. Y encima no
les sube el ácido úrico como a esa tía tuya que chupó la cabeza de una gamba y
se puso malísima. La vida es muy injusta
Pero a mí lo que me duele es el caso Villa.
La pequeña localidad de Tuilla ha dado buenas
gentes y gentes famosas. Encima dos de las que salen habitualmente en prensa
comparten apellido. Uno de ellos se ha hecho famoso y millonario haciendo lo
que mejor sabe. El otro es futbolista. Así que Fernández Villa y David Villa
saltan a la palestra con éxito. Uno guió a la selección nacional española y a
sus equipos al triunfo y a la gloria. El otro encabezaba la representación
sindical minera asturiana. Este hecho no es cosa baladí si nos atenemos a la
prolífica historia de lucha minera en pos de la defensa de sus derechos, o su
participación en la revolución de Octubre del 34, reprimida brutalmente por las
tropas africanas de un Franco que nos
tuvo ojeriza desde el 17. Un odio que pervivió por los años en los que gobernó,
eliminando varias señas de identidad asturianas. Pero no me voy a meter en
política antigua porque poco sé del tema y además se me ve el plumero desde Torrelodones.
Lo del amigo Fernández Villa ha causado un daño irreparable a la confianza de
muchos en la posibilidad de un sindicato representativo, limpio y útil. El
cuadro clínico que presenta ahora el líder sindical (o debería decir exlíder)
es una especie de conundrum de conocimiento acompañado de lagunas de memoria y
fallas en los recuerdos. Vamos, que cualquier día Villa (el de bigote) se levantará de la cama escribiendo en
cirílico, tocando el chelo como un maestro y relatando sus vivencias en la
Rusia de los zares. Pero del dinero acumulado ni pum, no vayan ustedes a
pensar.
Porque eso de decir que ha heredado más de un
millón de euros de su madre, dueña de un bar en Tuilla puede significar varias
cosas. A nivel social, o en Tuilla hay un problema de alcoholismo brutal, o los
precios de la fanta de limón están por encima de mercado. A nivel lógico parece
ser una mentira de proporciones ciclópeas y gargantuescas. No se puede uno
creer que un sindicalista, de orígenes más o menos humildes, acumule en torno a
los 200 millones de pesetas en su vida. Entonces en mi casa hay algo que
estamos haciendo mal.
En definitiva. No sé cómo se sienten en
Madrid, Valencia o demás sitios donde las tramas corruptas se acumulan sin solución
de continuidad, pero como Asturiano orgulloso de serlo, cada vez que el tema Villa sale en la televisión o los
periódicos, se me cae la cara de vergüenza y siento una pena inmensa por la
gente que, sin merecerlo (buenos sindicalistas, honrados mineros, trabajadores
al fin y al cabo) se está viendo arrastrada por la marea de la mierda y la
mentira. Es una pena y una situación horrible el despertarte al mundo y comprender
que parece que no se puede confiar en nadie.
Ni tan siquiera en el “Equipo A” que sigue sin contestar. Se habrán ido a buscar al “Loco aullador” Murdock al hospital. Voy
a ver si doy con Michael Knight.
Aunque dados los problemas con el alcohol de este muchacho, lo mismo se me
planta en Tuilla y no vuelvo a saber de él.
Te plantas en la cuenca con esa chulería y ya no sales. |
Jajaja Creo Michael Knight estará muy ocupado en estos momentos participando en documentales sobre el muro de Berlín. Por cierto, pagaría por conseguir aquella chaqueta de luces cual abeto en navidad. Hasselhoff The Best of the world (que me salgo del tema).
ResponderEliminarLa verdad que ver a las patronales en temas de corrupción, siempre me ha parecido de los más normal pero ver también como los sindicatos comparten aquella misma filosofía del "yo me agencio lo que puedo", realmente me duele en el alma. Como dices, ya no sabes en quién confiar y se supone que nos tienen que representar.
Lo del bar de Tuilla, no sabía que un bar de pueblo a base de cortados, cañas y chopitos podía salir tan rentable pero quitando el cachondeo lo peor de este caso es que este señor haya liderado la causa minera. Aún me acuerdo de ver a aquellos pobres mineros luchando con barreras de ruedas de tractor y dispersando a la policía con una especie de bazocas artesanales. Sé como te puedes sentir, aquí con Pujol ha sido todo un puntapié en la entrepierna, símbolo del catalanismo y ahora imputado. En fin, yo sólo confío en Hasselholf. Un abrazo!
We believe in David Hasselhof. Sería un buen logo, qué duda cabe. Estoy de acuerdo. Se deposita la confianza en una serie de personas icónicas con un carisma determinado y luego zas. Como decían en la hora chanante, "Al final el profe enrollao te la mete doblada". Otro abrazo
Eliminar