Vaya por delante que me alegro de
la victoria atlética, no por coincidencia en colores sino por el sentimiento
atlético que, por pura presión osmótica, tuvo a bien transmitirme Peter, un buen amigo y compañero del
Hospital 12 de Octubre. También advertir que no tenía un gran interés en el
partido y que por causas laborales solo pude ver la prórroga del mismo.
Advierto con tiempo que no simpatizo para nada con el blanco puro y que no
empaña, así que cualquier opinión aquí dada hoy estará sesgada y evidentemente
no es para nada objetiva.
Dicen en la ESPN, canal estadounidense en el que vi el partido, que mereció
ganar el Real Madrid y no lo dudo. Por jugadores la diferencia es abismal. Pero
ganó el Atlético y la imagen del Real Madrid, si no estaba ya tocada de muerte,
ha quedado en un entredicho total.
La presencia de José Mourinho en el banquillo blanco ha
traído más penas que alegrías, pero las penas con pan son menos y el Madrid
tiene pan de sobra. El problema Real ha sido la honda división que el de Setúbal
ha causado en la Casa Blanca. El daño ha sido total para todos menos para él.
Un club sin títulos, con un vestuario tocado y dividido, con un público que ha
llegado a dudar del amor por los colores de Iker
Casillas (por el cual he sentido lástima al verle llorar hoy en el campo) y
con una situación de vacío de poder difícilmente sustituible por quién quiera
que venga ahora.
Y es que el Madrid perdió el
partido tiempo atrás sumido en estrés, broncas y problemas que no venían a
cuento. Casillas estaba mal y Diego mejor, pero la transición en la
portería ha sido todo menos sencilla sumiendo en un estado de nervios a ambos
jugadores. Pepe, aún bajo de forma es
mejor que Albiol, pero tras años
repartiendo madera de la rica, resulta que el día que se comporta de manera
sensata es cuando purga penas. Di María,
excelentísimo jugador se pasa de vueltas
y es capaz de tirarse en la piscina a hacer la croqueta a un minuto del final
de la prórroga con su equipo perdiendo. Incluso Cristiano pasa de comedido a exaltado en segundos. Una locura. Pero de esta locura, y tras
el club de Concha Espina, el segundo máximo perjudicado es un Aitor Karanka que ha vendido su ética al
mercader de Setúbal y, aún viendo que éste lo va a dejar atrás como un calcetín
viejo, sigue desquiciado y enloquecido, guiando a su banquillo al área rival o
sujetando por el pescuezo al cuarto árbitro. Todo ello combinado con sus
ridículas ruedas de prensa, han convertido a Aitor en el paria definitivo del fútbol español. O mucho me
equivoco o tiene difícil volver a sentarse en un banquillo profesional sin que
la mofa o el desprecio por su profesionalidad sea patente.
En el Atlético, coraje, pasión y
mucho corazón. Lógico viendo a su entrenador, el “Cholo” Simeone, nulo
ejemplo de limpieza y deportividad cuando era jugador pero que ha hecho una
transición más que correcta al puesto de entrenador aportando aquello que un equipo
como el Atlético necesita, mucho sentimiento colchonero. Evidentemente con esto
no es suficiente. Si a la garra le sumas la presencia de Falcao, Arda y el inconmensurable
Courtois, ya hay equipo como para
aspirar a algo. El Atlético tiene corazón y valor, ahora solo falta que el Mago
de Oz le dé un cerebro a Diego Costa
y todos contentos.
Al final solo me queda dar la
enhorabuena a los atléticos, equipo “pequeño” en un mundo donde solo hay dos
gigantes, pero sobretodo me alegra saber que en ese momento en que Gabi alzó la copa, Peter y yo compartimos una sonrisa separada por incontables
kilómetros y comprendí que disfrutar de la alegría de un amigo es de lo más
bonito que hay en el mundo.
Yo es que, por culpa de Mourinho puse dos cruces: una al propio Mourinho y otra al Madrid (por reírle las gracias). Jamás en mi vida había sido antimadridista, pero este individuo (para mí no merece mejor mención) me forzó a serlo, bien ayudado por el señorito Cristiano (que merece post aparte). Lo malo es que ahora este individuo se marcha a Londres, y el desprestigio del Madrid y el antimadridismo que por culpa de este individuo se ha sembrado por toda España, eso se queda y será el propio Madrid el que tenga que calmar las cosas y templar gaitas.
ResponderEliminarYo creo que el antimadridismo, a quién esto escribe, lo han sembrado todo el envoltorio de golfos capaces de reirse de como Van der Vaart nos metía un gol con la mano o de criminalizar a Preciado por defender lo suyo. Bien merecido tienen que Mou les haya puesto mirando para Mordor.
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