martes, 8 de octubre de 2019

JOKER (2019)




Cuando los aficionados al comic book estadounidense oímos acerca de una película sobre el Joker comenzamos a salivar. Es un personaje icónico. Posiblemente el villano más famoso del noveno arte. En manos del director de Resacón en las Vegas y con un actor como Joaquin Phoenix, la dirección final del producto era confusa. Al final, Todd Phillips nos ha llevado al cine engañados para ver la película que debemos ver pero que no esperábamos. Porque Joker no habla del payaso príncipe del crimen que sale en las páginas de Batman o Detective Comics. Joker es una gran película acerca del aislamiento social y las enfermedades mentales a la que sus creadores han pintado de arlequín y liberado para amasar millones. Sin ese título tan explícito, Joker sería una obra maestra vista por unos pocos. La jugada ha salido redonda y muchos hemos acudido a las salas para ver una gran película.
Hay tres formas de interpretar esta obra. Desde el punto de vista cinematográfico, Joker es una muy buena película. Buen guion, buena dirección, excelente música y un reparto tremendo liderado por un Phoenix que, salvo sorpresa mayúscula, ganará el Óscar por esa interpretación tan pasada de vueltas, esa risa terriblemente triste y ese cambio físico casi enfermizo. En pantalla vemos como el personaje de Arthur Fleck desciende a los infiernos. Sin embargo, lo que para otros sería un gran salto, para Arthur es un pequeño paso. Arthur vive con un trastorno de la personalidad que limita su capacidad de integrarse en la sociedad, aunque, por otra parte, la sociedad tampoco está muy por la labor de aceptarle. El eje de la trama es la constante búsqueda de aceptación por parte del personaje de Phoenix. Arthur trata de acercarse a su supuesto padre (Thomas Wayne), a su icono personal (Murray Franklin) o a su vecina de piso. Su madre mentalmente comprometida vive en una ficción constante. Su asistente social apenas le escucha metida en un trabajo sin presente ni futuro y Arthur necesita un contacto humano que no sean patadas en la cabeza o insultos en el vagón del metro. Pero no lo encuentra. No lo encuentra nunca. Perdido en su propia enfermedad mental, en su diario hay una frase que me llega y que reza “La peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”. Es duro, porque Arthur no puede escapar de su condición por más que lo intente. El resultado es que, siendo él mismo, la sociedad lo rechaza y aparta a un lado. Es entonces cuando Arthur comete un acto violento ante nuestros ojos. Un acto que, como espectadores, posiblemente apoyemos. Sin embargo, los que esperamos que Arthur comience una deriva criminal caminamos hacía el desengaño. Tras un asesinato múltiple, es cuando Arthur intenta más denodadamente agarrarse a sus sueños, a su familia y a su fantasía de una vida normal. Mientras, fuera de su vida, los desamparados ven el estallido de violencia como algo más. Como el inicio de un cambio. Son los únicos. Es interesante percatarse que, mientras que para el resto de la baja sociedad de Gotham, los actos del Joker son una revelación, al propio Joker no le sirven de nada hasta que es demasiado tarde para él.


¿Es el Joker de los tebeos? No creo. Pese a las múltiples interpretaciones del personaje, hay algo que le falta a este Joker. Pura maldad. Quizá asome en algún momento, pero el Joker de la gran pantalla parece más reactivo y vengativo que causativo. La fuerza del mal puro que es el Joker desaparece. Es cierto que es muy difícil humanizar a un personaje así. También creo que es un error hacerlo. Aunque La broma asesina de Moore sea un gran cómic, tratar de humanizar a un personaje que bordea la maldad absoluta suele ser un proyecto inabordable. Es entendible, de alguna manera que Batman sea una fuerza del bien tras su tragedia. Aunque sea a mamporros, el hombre murciélago se alinea con los buenos para evitar más tragedias como la suya. Es importante que personajes como Harvey Dent tengan un pasado claro. Un hombre que, harto de fracasar haciendo el bien, decide pasarse al otro lado en lucha continua con su bondad natural. Pero el Joker es horrendo. Es una depravación. Es un mal tan puro que no puede salir de un accidente, de un mal día, de una mala infancia o de un error genético. Tiene que haber más. O a lo mejor no hay nada. A lo mejor es simple locura o a lo peor es pura maldad, pero nunca lo sabremos. Ni siquiera Batman lo entiende. Por eso el Joker ha llegado a ser un icono. Por eso creo que este Joker de Joaquin Phoenix no es mi Joker, aunque sea un gran Joker. 


Desde el punto de vista social, el cual es el último desde el que aproximarse a esta película, todos sabemos que su estreno ha venido acompañado de cierta polémica. De hecho se usaron detectores de metales para verificar que nadie introducía objetos peligrosos en el cine al que acudí. En cierta medida es una polémica que acompaña bien a la historia. Dar a los tarados peligrosos alguien con quién identificarse no es buena idea. Claro que nadie puede esperar que un tarado peligroso se comporte como alguien normal independientemente de que vea Bambi o Asesinos natos. Muchos idiotas buscan el origen de la violencia que asola a Estados Unidos en las películas, los videojuegos, o las lecturas de libros comprometidos. Sin embargo, y creo que la película acierta de pleno en su mensaje, el problema no es el celuloide, los pixels o la obra escrita. Los problemas sociales nacen en el día a día y tienen su abono en sociedades tan individualistas y deshumanizadas como la estadounidense. La culpa de que algún loco entre en un lugar público armado, pintado de blanco y con una sonrisa nunca será de John Wick, John McClane o John Wayne. El arte o el entretenimiento no vuelve peligrosas a las personas. Cualquier individuo que encuentre sus motivaciones en una película como Joker es que viene de casa con un problema grave. 


Con lo cual y resumiendo. Es una muy buena película. Quizá con un exceso de danza moderna si me apuran. Va a dar que hablar y ha sido una gran campaña de marketing el colocarla como parte del nacimiento del caballero oscuro. Sin embargo, sus creadores han logrado algo. Que vayamos a ver una película de supervillanos y nos vayamos a casa rumiando sobre temas importantes. Creo que es un buen logro.  

2 comentarios:

  1. Hombre, Adolfo! Que has vuelto al blogerío y yo sin enterarme...ahora me pongo al día. Pasada "Joker", un poco demasiada danza, eso sí, pero hay unos planos que me parece que se van a convertir en tan icónicos como algunos de "Blade runner".En concreto ese en el que justo antes de salir al plató del programa aparece fumando y con esa mirada escalofriante...buf, ¡La gallina de piel! Qué pena que recortaran ese paseo por el pasillo tras el "nacimiento" del Joker, en el traíler era más largo.
    Lo dicho, un alegrón enterarme de que sigues por aquí.

    PD: me compré el blu-ray de "Jungla de cristal" y me vi la peli con los comentarios de McT, a la espera de hacer lo mismo con la tercera de la saga. Parece que prepara una de ostiacas espaciales con Uma Thurman, a ver si no se le cae este enésimo nuevo proyecto:
    https://www.imdb.com/title/tt9202810/?ref_=nm_flmg_dr_1

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    Respuestas
    1. Joker me gustó mucho. Retrata temas que me interesan. Como amante del cómic no veo nada del Joker del tebeo en la pantalla pero disfruté la película.
      Respecto a McTiernan, me pasa como con el Sporting, que esperas que levante y vuelva a ser un grande pero al final no ocurre nada.
      Seguiremos por aquí, a trancas y barrancas, pero algo postearé de mes en cuando.

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