Si algo tiene internet es que permite dar voz a cualquier opinión sin
importar si dicha opinión está fundamentada, tiene lógica o realmente puede
aportar algo al mundo. De esa manera tienen cabida blogs como éste, los vídeos
de Roncero hablando de fútbol y esas
páginas “médicas” en las que entras para mirar como tratarte un uñero y
descubres que tienes cáncer de dedo gordo.
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La web del Dr. Riviera es de fama mundial |
Hoy voy a hablar de un tema candente y muy en boga ¿Las elecciones? Pues no
porque eso no le interesa a nadie. Fíjense que, si atendemos a Google, y
buscamos “
Elections Spain 2019”
obtenemos 112 millones de resultados. Y sí, ahora miro Google en inglés.
También tomo Cappuccino de 5 dólares la taza y hago yoga. Es lo que tiene haberse
mudado a la zona hípster de Brooklyn. El tema del que hablaré hoy es algo que
realmente causa tribulaciones en el primer mundo. Se trata de “
Como presentar un gato a otro ya residente”.
Dicha cuestión da para más de 215 millones de entradas en Google y miles de
vídeos en YouTube. Ninguno de estos vídeos o textos es de gran utilidad, así que
voy a contribuir con mi granito de arena al desconocimiento general. Oye, si
Jackson Galaxy se saca pasta dejándose
arañar y pegándose con gatos con mala leche, yo no voy a ser menos.
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Éste es más hipsteroso que yo y seguro le da al Caramel Macchiato el muy raruno |
Hace unos 3 años nos trajimos a casa una hermosa gata. En el cestico de
gaticos que había en mitad de la avenida Delaware, allá por Tonawanda,
coexistían 4 gatas con el nombre de
Dorothy,
Sofía,
Blanche y
Rose. La
referencia a
las Chicas de Oro nos
pareció bien traída. La elección obvia era
Rose.
Así que nos llevamos a casa la gata más mona de la cesta. También,
coincidencias del universo, a la más cortita. Una copia fidedigna del personaje
de
Betty White en la mencionada
s*erie-*ºº*21111.
-Inciso. No me ha dado un
ictus. La última línea del texto es obra de una8888877777777777777777777777777
gata- cojones ya, baja del teclado-
Nos llevamos a Rose a casa y la rebautizamos
como Lena. Con 3 meses de edad Lena era un torbellino de pelo y energía
que casi me hace abdicar. Noches sin dormir y horas de juego se multiplicaban.
Existe una corriente de pensamiento que afirma que media hora de juegos con tu
gato al día es más que suficiente. Me paso dicho teorema por los ganglios
linfáticos. Con el tiempo y una caña, Lena
creció juguetona y divertida. Enamorada del paisaje bufaleño se pasaba horas en
el jardín viendo a los conejitos, las marmotas y demás bichos de la fauna local
mientras nosotros nos atizábamos unas parrilladas de aúpa.
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Viviendo en semi-libertad |
Pero la vida cambia y nos mudamos del verde Buffalo al cemento de Nueva
York. Y a
Lena no le vino bien el
cambio. Primero porque no hay jardín. Segundo porque el tamaño de la casa ha
disminuido de forma inversamente proporcional al precio de la misma. Así que,
viéndola alicaída, cometimos esa estupidez que es el traer otro gato a casa. El
problema de los gatos es que generan el síndrome de Estocolmo. Hay momentos en
los que te apetece echarlos de casa y al segundo siguiente son tan adorables
que quieres adoptar otros 6. Es un tema bipolar que debería ser estudiado.
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Es imposible resistirse |
El caso es que nos fuimos a un centro de adopción y nos vimos en la
tesitura de adoptar a
Snoots,
Giggles o
Murf. Nos llevamos a
Snoots,
belleza de ébano con el ojo pipo y pólipos en la nariz que la hacían sonar como
un cerdo bengalí. Y aquí empieza la movida.
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Ya se veía venir |
Las primeras noches
Snoots,
rebautizada como
Pola, necesitaba
pasar el tiempo en una zona aislada de la casa para evitar confrontaciones. Nos
pareció lógica la recomendación de la protectora de animales por cuanto los
pólipos hacían que a
Pola le temblase
la cabeza y presentaba defectos en el equilibrio. Vamos, que era presa fácil
para una
Lena que pesa casi 4 kilos
de animal y está en perfecta forma física.
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Esto entiendo yo por perfecta forma física |
Internet recomienda aislar a las gatas temporalmente y luego hacer que se
conozcan a través del olor y breves contactos visuales incrementando este
contacto hasta que, en algún momento, el gato dominante (habitualmente el que
tienes en casa)
olllllllllllllllllllllllllk
-la virgen no hay quién escriba una entrada hoy con estos bichos dando vueltas-.
Como decía. Hay un momento en el que el gato dominante le da un par de toyas al
recién llegado, demuestra quién manda y desde entonces empieza una convivencia
sana y feliz. El problema de esta idea es el fenómeno conocido como variabilidad
interindividual. Uno no puede esperar que dos individuos diferentes se
comporten igual en situaciones idénticas. Por ello, lo que sale en las
diferentes webs ayuda, pero no es la panacea.
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El "Cómo se hizo" de esta entrada |
En mi caso, una vez
Pola estaba
operada de la nariz y andaba por casa como una moto, decidimos hacer jornadas
de puertas abiertas y permitir el contacto. Lo que sucede es que
Lena fue separada del contacto gatuno
casi al nacer y
Pola anduvo con sus
hermanas por las calles de Nueva York hasta cumplir los 5 meses. Vamos, que he
metido en casa a una macarra de nivel. Y sucede que
Pola acojona a
Lena, la
cual la multiplica en tamaño por 3. Esto lleva a que, en casa, estemos todo el
rato con gruñidos y bufidos del estilo “
sujétame
que la mato” sin que pase nada. Mientras escribo este rollazo, escucho sonidos
animales por doquier y me siento como en la
Nostromo, esperando que se desate la violencia. Sin embargo, tras
varios días no pasa más que ruido. Mucho ruido y pocas nueces.
Así que mientras espero a incorporarme a mi nuevo puesto de trabajo, en
lugar de irme al gimnasio o jugar al FIFA
19, estoy esperando a ver si estas dos se hacen amigas a través del
conflicto armado. Va para largo. Para colmo se me ha acabado la provisión de nocilla
y no soy el mismo sin mi bocata de las 5. La respuesta final a como presentar a dos gatos es simple. Aislarlos un par de días y luego probar fortuna. Cada gato es un mundo pero no me creo esas versiones tremendistas online de gatos que pierden ojos y matanzas estilo Juego de Tronos. Las mías hoy se llevan un poco mejor, aunque sea para molestarme mientras redacto. Ahora se han ido a dormir cada una por su lado. Veremos cómo acaba.
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Algo así, supongo |
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