VISITANDO AL "DOTOR" EN LOS USA

Por aclamación popular (Una persona. Gracias Pilar), vuelve éste, su podreblog de sobremesa con la información más inútil. Como Telecinco pero en papel.

Y sin Mama Chicho

Múltiples cosas han pasado en este último medio año. Ninguna de ellas de excesivo interés para el público en general. Así que simplemente diré que las responsabilidades vitales, el día a día y una terrible adicción al FIFA han causado que me alejara del teclado. Bueno, eso y la llegada a casa de Lena, una gata que es lo más cercano a Sara Montiel en versión felina que puedan haber visto. Y si no, vean la siguiente imagen que vale más que mil palabras.

Soy la más diva

Pues eso, que la vida se abre camino, como diría el doctor Ian Malcolm. Y si no saben quién es, les dejo hasta el final de la entrada para que vayan haciéndose una idea. Y con la vida llegan las circunstancias atenuantes y los conflictos inesperados. Un pequeño ejemplo para que se hagan una idea. Este blog se inauguró el 25 de julio de 2011 y casi seis años después Esperanza Aguirre ha dimitido de su cargo ¿No es increíble? Quién iba a suponer, en el loco 2011 que Espe iba a dimitir de su cargo. Claro que en 2012 ya abandonó la política. Vamos, que Espe y el autor de este blog somos tal para cual. Nos vamos, volvemos, no nos enteramos de nada, lo que decimos no le importa a nadie ni tiene significado alguno y ambos tenemos un profundo desconocimiento sobre quién es Saramago. Incluso creo que a mí también me la habría colado Francisco Granados, ese muchacho al que IKEA le deja millones en el ático de los suegros. Es que veo a Granados y me recuerda a ese hámster de hinchados carrillos ahíto de comer altramuces. Y se me despierta el lado tierno, como a Espe. Yo te comprendo rubia. Granados y sus mofletes nos engañaron a muchos.

Vale. A lo mejor solo yo veo el parecido.

Pero a lo que voy, que los malos vicios son difíciles de quitar y me enredo. Hoy quería hablar del sistema sanitario estadounidense. Con sus pros y contras, el sistema de salud americano es para mí como esa aceituna azul y machacada que está en el fondo del bote de aceitunas El Tordo. No te apetece, tiene mala pinta y no te va a gustar, pero si no hay más cojones, pues tragas. Y hoy tragué pero no disfruté, que parece el título de una película mala de Silvia Saint pero es la vida real. Y al que quiera saber quién es la tal señorita Saint le recomiendo usar Google pero con moderación, que luego todo son sustos.

Por ejemplo, pones telecinco y te sale esto. Pa cagarse viva.

Total que en enero descubro que tengo parte de la cabeza de la tibia rota. Parece ser que hay unas pequeñas protuberancias en la zona de la rodilla que son donde deberían anclarse los ligamentos de la misma. Algo así. La fisiología animal no es lo mío y cuando me la explican en inglés menos. Sólo sé que en la radiografía se podían observar dos pequeños islotes de hueso aislados de su lugar de procedencia. No es que sienta gran dolor, pero a ratos molesta y jugar al fútbol me provocaba inflamaciones en la zona.

Pues eso, que me inflamo (¿este bicho está comiendo espaguetis con tomate?)

Así que me dan hora para hacer un escáner dos semanas después previo pago de ciento cincuenta lolos (para los no seguidores del blog lolos = dólares). Vuelvo dos semanas después para descubrir que la cita me la han dado, por error, en una oficina que se encuentra al borde de las cataratas del Niágara, una media hora en coche. Ante el error pido una nueva cita que me conceden para el 28 de Marzo, exactamente dos meses tras mi lesión. Una cita que hube de cancelar por razones personales que no vienen al caso.

Total que hoy voy a la consulta a eso de las seis. La oficina sigue el estilo americano de primar continente a contenido. Muy bonita, con juguetes para niños y sillones de colores. Llego a la ventanilla de una oficina desierta y ausente de pacientes. Nadie. Solo la mujer de la ventanilla y yo. La recepcionista me deja claro con su lenguaje corporal que mi llegada le importuna sobremanera. Bufidos y gestos más propios de una resaca perrera que de un lunes por la tarde, siendo que ambas cosas pueden coexistir, no me cabe duda. Cuando le pido cita y descubre que llevo desde enero dando vueltas me cuenta una serie de milongas sobre la necesidad de repetir los rayos X y demás mandanga que no acepto. Me recrimina que haya cancelado dos citas diciendo que la validez de los rayos X es de 7 días. Vamos, que caducan antes los rayos X que las promesas de Donald Trump, pero no trago. No trago porque la edad me ha vuelto más calmo y ahora lo único que me apetece es no enfadarme, pero no paso por según que pijadas.

Solo me enfado cuando el FIFA me hace esas mierdas de trampas.

Sin embargo ella sigue con esos gestos de persona agotada y deprimida que acaba de apurar un último coletazo de vodka Smirnoff. Así que le pregunto si ha sido un día duro e incluso le comento que si necesita tomarse un descanso se lo tome. No tengo prisa y soy cortés. Ella me dice que tiene que hablar de lo mío con Frank. El único Frank que conozco es uno que tiene un camión de perritos calientes. Frank el de las salchichas. Otra película de Silvia Saint, por cierto.

Hot Dogs Gourmet. Ahí es nada. 

Tras diez minutos esperando me dice que todo bien y que pida cita por teléfono. Ella no puede darme cita para la oficina de la que es secretaria. Como no es la primera vez que me pasa acepto llamar mañana. Y sorprenderá lo que voy a decir pero cuando me operé un bulto asqueroso que tenía en un moflete y que me hacía lucir como la versión mutante del pretéritamente mencionado Granados, la secretaria del doctor que me atendió me comentó lo mismo. "Las citas solo por teléfono". Así que me saque el móvil en el mostrador y comencé a llamar al teléfono que ella tenía delante. Fue tan ridículo que aceptó darme la cita en vivo y en directo. Luego pagué veinte lolos pero me quitaron el bulto rápido y bien. Un trato excelente. Porque no todo van a ser quejas.

Y como la vida puede ser maravillosa vayan a ver John Wick 2. Todavía hay esperanzas para el cine de acción.

Con lo que mañana llamaré a mi amiga la recepcionista. Espero que tenga un mejor martes. A mí, a veces, el ron jamaicano también me deja con pocas ganas de hablar. Por eso solo tomo venezolano. Mientras tanto, este sistema de sanidad estadounidense que algunos nombres mencionados en este ladrillo han querido imponer en España no me acaba de convencer. Mucha floritura, mucho adelantar la panoja y firmar cheques, mucha sala de espera y películas de terror pero poca dinamita. Ya ni cuento cuando quise extraerme las muelas del juicio y me hablaron de sedarme por completo. Claro que no me sedaron y acabé discutiendo con la enfermera cuando se le escapó el aspirador de agua y me lo coló por el gañote mientras un tipo enmascarado me decía que no me preocupara. Un poco al estilo de Steve Martin en La Pequeña tienda de los horrores.

Tranquilo rey que solo te dolerá un segundo.

Pues eso. Que me alegro de volver. Ya lo decía el doctor Malcolm en Parque Jurásico. Al final, la vida se abre camino. Y Jugando Pachangas también.