JUGANDO VIDEOJUEGOS. EPISODIO II. LA ADOLESCENCIA

Hoy empezamos sección con una duda metafísica. 

 

Hablemos del milenarismo, cojones ya.

Dada la nueva ley mordaza aplicable en el territorio español, me surge el siguiente escenario. Imaginen que la Infanta Cristina va camino del juzgado a pagar los seiscientos mil euros de los que se hizo dueña sin saberlo ni enterarse. Hago un inciso para que nos demos cuenta de cuán lejos estamos de la monarquía. Usted y yo, hijos de vecino, encontramos un euro en el suelo y nos vamos a casa a contarlo con una sonrisa de oreja a oreja. Esta señora se encontró seiscientos mil y no se acuerda. Cosas veredes, amigo Sancho.

 

Copón, ¿cuánto hacía que no limpiaba el sofá?

Total. Que la Infanta va de paseo, por la sombra, y allá a lo lejos ve que un policía está utilizando el peso de la ley y el suyo propio sobre un chico con pintas de gustarle los cigarrillos de la risa. El policía parece propasarse, aplica tolete y puño americano al muchacho que parece rendido. La Infanta lo graba todo con su nuevo teléfono, consciente que está camino del juzgado y que debería hacer partícipe al juez de lo que acaba de observar.

 

Anda que no aguanta mecha el juez Castro

Como dirían en "Saber y ganar": Atención, pregunta: ¿Tiene algún sentido suponer que la Infanta pueda pagar la misma multa por grabar a un policía atentando contra la salud del viandante (como sabemos que ha pasado en alguna ocasión) que por haber "distraído" dinero público para beneficio personal?

 

Esta imagen fue encontrada en unas ruinas mayas. Jordi Hurtado tenía de aquella 45 años.

Es por preguntas como ésta que este podreblog es cada día más" hipster". No le gusta a nadie, no tiene sentido y además adora lo "vintage". Como muestra, la lista de juegos de hoy.

Si recuerdan la primera entrega (y si no, está aquí debajo), empezamos en el submundo de los videojuegos con algunos clásicos de cuatro colores (paleta CGA), pero sin apenas dar el paso al mundo de los 16 colores (paleta EGA o Tandy). Hoy vamos a saltar sin red al mundo del VGA y las videoconsolas.

 

Ejemplo de como seleccionar tarjeta gráfica

Todavía no había abandonado mi espíritu infantil (ni lo he hecho aún) cuando entré en ese periodo confuso llamado preadolescencia, edad del pavo, momento de ser un gilipollas en tu vida. Es por ello que en unas navidades caí enamorado del juego "Baby Jo". Un juego alucinante en el que un niño con un rizo rubio indomable, debía encontrar el camino a casa en un juego plataformas clásico. A tener en cuenta los sonajeros arrojadizos, el pañalete que cuanto más manchado más lento te hacía y el biberón a rellenar para mantener la vida. Un juego flojo visto en perspectiva, pero muy divertido.

En plena época de fiebre por los Transformers, se me cruzó el "Metal Mutant". Pedazo de juego en el que controlabas a un robot que pasaba de su forma androide a algo parecido a un tanque y también podía ser un dinosaurio. Cada uno de ellos contaba con singulares habilidades como el salto extra largo o el lanzar una especie de mosquito biónico por la espalda. Más difícil que encontrar vida inteligente en el congreso de los diputados o en el cuarto de un tronista, "Metal Mutant" permanece en el limbo de juegos que nunca pude terminar.

Como mis padres son unos cracks, tuvieron a bien comprarme la maravillosa Game Gear de SEGA, obra de arte de las consolas portátiles. Ahí, el hombre que jugó a "Super Mario Bros" por primera vez con casi treinta años, se enamoró del erizo azul de SEGA. El "Sonic" se convirtió en una fijación. Acabar el juego en una época en que no se salvaban partidas ni mandangas parecidas, se convirtió en una tarea de horas. Ahora mismo, he tratado de jugar de nuevo y no encuentro al erizo en la pantalla. Es un buen test para determinar el deterioro en los reflejos causado por la edad.

Hagamos un interludio antes de continuar con mis vivencias con la Game Gear. Por aquella época, algunas revistas de videojuegos regalaban "demos" de determinados juegos. En una de estas revistas apareció algo que cambió mi vida. El "Wolfenstein". El primer shooter que caía en mis manos. El amor surgió de inmediato. No había visto nada igual. Violencia sin control con nazis muriendo por doquier, perros pastores que me atacaban para caer en un charco de sangre, pasadizos secretos y una ametralladora que haría las delicias de Jesse Ventura. Ahí comenzó mi pasión por los "First Person Shooter".

Dicha pasión continuó desatada con "Doom". Éste en versión completa. Juego eterno y divertido. Todavía recuerdo una fase en la que comenzabas en el centro de una sala con cuatro puertas. Salí al exterior. Un descampado. Comenzé a avanzar y una especie de minotauro gigante con cañones por brazos se lanzó a dispararme. Grité como un panda rojo. Fue fantástico.

Luego seguí con "Blood". Bizarrada absoluta en la que encarnabas un no-muerto capaz de las mayores atrocidades utilizando desde una pala de dientes a cartuchos de dinamita. La visita a un circo concluía con nuestro personaje deseando ver la actuación de Jojo. Deliciso, violento y divertido. Pero estos juegos eran la base de la pirámide del gusto por la violencia "videojueguil" que continuaría con:

"Mortal Kombat". No me gustan los juegos de lucha pero "Mortal Kombat" era diferente. Encima llegó la noticia que el juego iba a ser retirado del mercado por violento. Así que allí se fue mi padre a comprarlo presto y dispuesto ¿Ven la diferencia educacional? La prensa habla de un juego violento allá por los noventa, yo se lo pido a mi padre y él no se lo piensa y sale dispuesto a traer a casa uno de los mejores juegos de lucha de la historia. Ni que decir tiene que él también cayó en las garras de Scorpion y Johnny Cage. Las batallas de mi padre contra el malvado Goro y sus cuatro brazos han pasado a la historia de la épica. La Game Gear echaba humo.

Pero no nos olvidemos del fútbol. En primer lugar mencionar al "Striker" que abandonaba la perspectiva cenital para enfocar los partidos desde detrás de la portería. Auténtica delicia jugable que, en reuniones de amigos, podía derivar en problemas al descubrir que los brasileños eran bastante más rápidos que los españoles. Y es que el mal perder es un mal endémico y si encima es el dueño del ordenador el que cae, la estampida de los gorrones es inmediata.

También hay que darse cuenta que en esa época EA ya amanecía con FIFA, y el "FIFA98" fue una maravilla. Desde la banda sonora con el "Song 2" de Blur hasta la inmensa cantidad de equipos disponibles o la posibilidad de fichar. A nivel de juego de fútbol fue la primera vez que tuve la sensación de estar jugando realmente al fútbol en una pantalla.

Pero si hablamos de fútbol hay que hablar de "PCFútbol" al que jugué desde la primera hasta la sexta versión. Las bases de datos, el maravilloso doblaje de Robinson que no se iba tan lejos ni de vacaciones (los que hayan jugado lo entenderán) y la opción de dirigir por completo al equipo de tus sueños, era algo impagable aunque su precio fuese casi tres mil pesetas. Cuando el "PCFútbol" aparecía en el quiosco de la esquina se apoderaba de mí un ansia imparable y era consciente de que lo necesitaba. Las enganchadas fueron mitológicas y a punto estuvieron de dar al traste con mi educación. Era muy difícil centrarse en estudiar las capitales del continente asiático cuando podías hacer al Sporting campeón de liga. Como muestra, traer a colación que mi primer fichaje para la medular rojiblanca en el "PCFútbol6" fue Guillermo Amor. Doscientos millones de la época. La mitad que Kosolapov.

Y así llegamos al final del segundo episodio. Con respecto a la primera pregunta no se preocupen. Todo es ciencia ficción. La Infanta no puede sacar el móvil y grabar la escena comentada sin pedirle permiso previo a su marido. Pobrecilla, si es que nadie la comprende.