En 1987, hace casi cuarenta años, Arnold Schwarzenegger tenía
cuarenta años. Él era diferente y nosotros también. John McTiernan no
había pisado prisión y, contando diez años menos de los que yo tengo ahora,
parió una de las obras maestras del cine de ficción y acción. Querer volver
allí es imposible salvo que Doc nos traiga el DeLorean que inventó allá
por 1985. Los tiempos han cambiado y uno almacena memorias con cariño. Te ibas al quiosco a por tebeos, la liga tenía play-off y todavía no sabíamos que el
estanozolol iba a aguar el récord de Ben Johnson ni imaginábamos que Perico
iba a ganar el Tour. Éramos más inocentes. Pero ya llovió y se llevó esa
inocencia.
Miren al Bill del 87. Sabiendo lo que sabemos, ¿a que tiene la mirada sucia?