Es difícil innovar, crear algo nuevo. Algunos autores
lo intentan, con mayor o menor acierto, lo cual es de agradecer, aunque los
fracasos cuando se trata de ser creativo son cuantitativamente más dolorosos. Es
por eso por lo que pocos cineastas y productoras arriesgan con productos que puedan
alejarse de lo ampliamente demandado por el gran público. Sabedores de que
cualquier error puede tornar tu carrera en algo similar a la de M. Night Shyamalan,
pocos planean jugarse su futuro a los dados.
Quizá por ello, Jordan Peele sobrevive en este mundillo. Toma algo
de aquí y una pizca de allá, lo mezcla con algo de conflicto racial, lo agita
con un solvente talento tras la cámara y lo sirve listo para degustar, vendiendo
sus películas como algo a medio camino entre lo “mainstream” y lo culturalmente
elevado.
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"Culturalmente elevado" |
Para el que esto escribe, “Get Out” o “Us” no dejan de ser
películas olvidables. Con alguna buena idea y bien rodadas, pero faltas de ese
algo que convierte a una película pasable en algo duradero en la memoria. Por
otra parte, “Nope” es un monstruo diferente. Quizá el salto a la ciencia
ficción y el plagio descarado a “Tiburón” hayan ayudado a su director
que, esta vez sí, entrega una película diferente pero conocida. Distinta,
aunque ya vista. Como aquellos blockbuster de los 80, parece lenta en la
construcción inicial, pero acelera el ritmo en sus momentos culmen.
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Como actor nos dejó "Keanu", peli con gatete adorable |