Babadook es una película con monstruo,
pero no de esos que se esconden en el armario, bajo la escalera o se arrastran
desde un sótano. Babadook habla
sobre la depresión, sobre el hundimiento personal más absoluto. Sobre la
desdicha, la tristeza, la pena y la soledad. Sobre la indefensión y la lucha
constante de una mujer que ha de criar un hijo (travieso, autista,
inaguantable, pesado, cualquier adjetivo negativo es válido) en solitario tras
el drama de perder a su pareja en un accidente de tráfico acontecido el mismo
día del nacimiento del muchacho.
Amelia es una escritora que sufre un
accidente de tráfico en el que su marido fallece. Ese mismo día da a luz a su
hijo Sam. Los años pasan en compañía de una hermana distante y enterrada en un
trabajo que no le importa pero que necesita. El pequeño e inaguantable Sam
siente el miedo clásico que hemos tenido todos de niños. Ese miedo a la
oscuridad, a lo desconocido, al monstruo del armario. Para paliarlo, Amelia le
lee todas las noches un cuento, pero cada noche fracasa y sufre de los terrores
nocturnos de su hijo, el cual parece estar absorbiendo (¿qué niño no lo hace?)
toda la angustia vital materna.
Aunque es muy fino haciendo nudos |
Así que, cada noche, Amelia se envuelve en un
insomnio pertinaz acompañada de su hijo. Metidos en la rutina, una noche Amelia
sale de ella al leerle a Sam un cuento llamado Mister Babadook. En él se narra
la sombría historia de un ser tenebroso capaz de poseer y aterrorizar al más pintado.
Sam queda traumatizado y el Babadook empieza a hacer acto de presencia en las
vidas de la familia. A partir de aquí spoilers a gogó.
Tengo que reconocer que Babadook me ha gustado. Me puso los pelos de punta en algún momento
y ha conseguido tenerme dando vueltas de más acerca del completo significado de
la película. Me parece evidente que el Babadook no es más que un reflejo de la
tragedia personal y de la depresión del personaje protagonista. De hecho, las
apariciones del monstruo tienen lugar en los momentos de mayor tensión de
Amelia, y es entonces cuando Amelia y Babadook se convierten en uno solo,
reflejando inseguridades o ira del personaje en diferentes situaciones. El
hecho de que Amelia haya sido escritora infantil y diversos detalles de fondo,
dan a entender que Amelia es la propia creadora del personaje en cuestión.
Por poner un par de ejemplos de la conexión
entre Amelia y el Babadook. En una escena, Amelia acude a la policía a
denunciar que está siendo acosada. Alguien ha recuperado el libro de Mister
Babadook dejándolo en su puerta para atemorizarla y luego la ha llamado por
teléfono para regurgitar extraños sonidos. Amelia no consigue respuestas en
comisaría donde, poco menos, la tratan como una loca. Su desconfianza se ve
acompañada por la visión del oscuro traje y sombrero del Babadook colgado de
una percha. Hay que decir que los ropajes que cubren al monstruo parecen ser
los mismos que ella guarda de su difunto esposo. Más tarde, enfadada con su
adorable vecina, Amelia observa por su ventana como el Babadook parece decidido
a atacar a la buena señora mientras lanza una sonrisa horrorosa a la propia
Amelia. En la modesta y “hípster”
opinión del que esto escribe, las apariciones del Babadook no son más que
representaciones de la personalidad más extrema del personaje principal.
De hecho, el monstruo nunca hace acto de
aparición físicamente. Todos los ataques sufridos por Sam, el pequeño e
insufrible niño, son realizados por un ente invisible o por su propia madre,
capaz de la mayor crueldad animal que he visto en una pantalla en años. Todo
parece indicar, y varias escenas apuntan a ello, que la propia Amelia, hundida
en la angustia, el recuerdo, el insomnio y la desesperación, ha caído en una
espiral de locura absoluta.
El final, abierto y extraño, es absolutamente
discutible. Desde la opción de estar ante un final feliz a la posibilidad
totalmente contraria y reflejada en un noticiario minutos antes del desenlace
de la película. Por alguna razón soy más partidario de la segunda posibilidad.
Una buena película de suspense con un
escenario único que es la casa familiar. Rodada con cuatro perras y que pierde
un poco cuando nos quieren mostrar un terrible monstruo multiforme, pero que
gana cada minuto en el que Essie Davis
interpreta a esa Amelia retorcida y sádica, pero triste. Sin duda una actuación
de primera.
Y es que cada vez que veo la cara de esta
chica en una escena particular, se me ponen los pelos del culito como
estalagmitas.
En lo poco que llevamos de año he visto en cine dos películas rodadas con poco dinero pero que dejan un recuerdo mucho más grato (o recuerdo a secas) que otras anunciadas a bombo y platillo y con un pastizal invertido detrás. Las dos películas de marras son "Frío en julio" y esta malsana "Babadook". Al tener actores desconocidos, al menos para mí, me creí mucho más la historia que me estaba contando la debutante Jennifer Kent. No es que la directora invente la rueda, pero sabe aprovechar la escasez presupuestaria y sus limitaciones para ir al grano y contarnos lo que quiere, sin adornos ni chorradas. Los dos actores principales, la madre estresada y el niño con mirada extraña, se salen por todos lados. Esa escena en la que ella con el enorme cuchillo de cocina modelo Michael Myers abronca al chiquitajo te pone los redondeles de corbata. No había caído en lo que mencionas sobre el final, Adolfo, pero es perfectamente posible. Tal y como hacía Wes Craven en la primera "Pesadilla en Elm street" ese desenlace con colores saturados tan irreal puede esconder el otro, mucho más macabro.
ResponderEliminarUna película que tiene su aquel. Habrá que seguir la carrera de esta prometedora directora australiana.
Yo, para mí, y ya que la has visto, madre e hijo están más muertos que la carrera de McTiernan ¿de dónde coño va a sacar un niño el truco de la paloma del final? Ni a palos. Una idea simple, pero muy bien rodada. A ver si veo de una vez la de Frío en Julio.
EliminarSí, ese final producía una sensación de extrañeza aún mayor que el resto de metraje, que ya es decir. El caso es que es una película que se nota que la han hecho con un presupuesto bajo, pero que no se te ocurre cómo se podría haber contado mejor con 200 millones de dólares de presupuesto. Y después de verla le sigues dando vueltas a algunos aspectos, eso es que la peli vale la pena.
EliminarYo aún confío en la resurrección de McT. Puede rodar al menos una buena película. Hasta que discuta con el productor y le despidan en la fase de montaje, claro.
Esta vez discrepo. La he visto hace poco y no me gustó gran cosa. Tal vez la vi con demasiadas expectativas por las críticas que la ponían por las nubes y me defraudó. Si es verdad que la actriz hace un gran trabajo. Por cierto, no sé si al final dejaste de ver "Gotham" pero los últimos me están gustando.
ResponderEliminarEstá perfecto discrepar, que si no esto es un coñazo. Seguro que hay mucha gente que no disfruta esta película y le parece un tostón. Por ejemplo, yo todavía no he visto una película de los oscars de este año que me llene de verdad. Otro ejemplo. Todas las pelis del Señor de los Anillos me aburren como piedras. En cuanto a Gotham... me he rendido ya. A lo mejor para el final de temporada con el Joker, me animo.
EliminarLo malo de Vavaduc es que le han dado un bombo y platillo demasiado excesivo. Que si Friedkin dice que tal, que si un premio por allí y otro por allá. Después el pueblo va a verla y ve un espantapájaros de cartón piedra y se deprime. Normal y lógico.
ResponderEliminarY eso que a mí me gustó (6/10) porque valoro que este hecha con dos duros, la prota y el niño me parecen cojonudos y porque, como soy "mú tonto", estas historias de leyendas, cuentos, misterios me ponen bastante.
Babadook ganaría más puntos si la catalogaran como drama y no como terror. Digo. Un abrazo!
Una opción era haber mantenido a esa especie de "hombre que ríe" que se ve en alguna escena, pero claro, si personificas al monstruo, entonces ya hay un monstruo, cuando el verdadero ser de ultratumba es la mamá. Para las limitaciones, no está mal. He visto pelis mucho peores en el campo del terror que se han llevado mucho más premio. Insidious, por ejemplo.
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