viernes, 24 de diciembre de 2021

¡¡FELICES FIESTAS!!


Se cierra otro año más, el décimo para este blog de largo recorrido, nacido en la era en la que todo el mundo se abría una página para relatar diferentes memeces y que sobrevive (más o menos) en una época de información rápida, textos escasos en caracteres y desinformación absoluta.
Leído en el diario El Mundo en una noticia acerca de Pablo Motos

Este último año nació para Jugando Pachangas en el mismo momento en el que un conjunto de zoquetes con menos luces que el traje de Batman decidió asaltar el Capitolio instigados por el loco del pelo rojo. Hemos rellenado este año con algo de tebeos, un poco de películas, algo de política e incluso ciencia. De fútbol mejor no hablar. El Sporting continúa empeñado en alejarme del mundo del balompié.
Futbolistas con barba y bigote. El secreto del éxito

Dieciséis entradas, más de catorce mil visitas en este año y la prueba de que Vin Diesel y sus locos cacharros tienen tirón. Casi dos mil lecturas de mis pensamientos acerca de la sexta entrega de Fast&Furious, lo cual lleva a esta entrada a haber recibido unas quince mil visitas en siete años. Si mis artículos científicos tuviesen el mismo éxito, no estaría aquí sentado hablando de Francisco Ibáñez y otras cosas importantes.
El premio Nobel, ¡YA!

Así que, FELIZ NAVIDAD a todos los que por aquí se asoman, en especial a Iker y Edu Wallace, imperecederos lectores que se merecen la camiseta oficial Limited Edition de Jugando Pachangas. Gracias por mantener esto con vida.
Diseño original, único y exclusivo

SALUDOS PACHANGUEROS!

¡Felices y londinenses fiestas!


lunes, 20 de diciembre de 2021

SPIDER-MAN: NO WAY HOME (2021)

 

Corría el año 2002. El año del euro, del corralito o de la oveja Dolly con artritis. El rey emérito era rey, el SARS una broma comparado con lo que vendría y Villa goleaba para un Sporting capaz de imponerse en el Calderón mientras el Depor ganaba la copa del Rey.  Otros tiempos, qué duda cabe. El año de Spider-man, maldita sea. De aquella todavía pronunciábamos “espíderman” y nos dejábamos de anglogaitadas. Tobey Maguire era un chico de cara triste y Kirsten Dunst la única pelirroja disponible en tiempos en los que Jessica Chastain ni había debutado y Bryce Dallas-Howard cumplía 13 años sin saber lo que le deparaba el futuro.

El Universo Marvel, donde el 73% de las mujeres son pelirrojas

domingo, 12 de diciembre de 2021

JINETES DE LA JUSTICIA (2020)


La pérdida de un ser querido suele estar en el origen de diversas películas de acción. John Wick perdió a su mujer y a su perrito y Mathilda a su hermano pequeño a manos del Gary Oldman más enloquecido. Proteger a John Connor o Holly Gennaro suele ser el centro de las acciones de Sarah Connor o John McClane y ver a Newt a un paso de morir le dio la energía suficiente a Ellen Ripley como para enfrentarse a una reina alien. Sin embargo, cabe la sensación de que metidos en una ensalada de tiros, todos estos traumas quedan atrás. Pese a sus flaquezas y a su sufrimiento, llegado el momento John McClane, León, Sarah Connor o Ellen Ripley se convierten en el héroe definitivo para salvar el día y con sus acciones, olvidamos su dolor y su humanidad. Se convierten, ante nuestros ojos, en el icono del cine de acción que necesitamos.


En Jinetes de la justicia, tenemos un drama con tiros, no acción con drama. En la superficie es una historia del Castigador, pero en el fondo es mucho más, lo cual se agradece. Comenzamos la película en Tallin, asistiendo a como un diácono trata de conseguir una bicicleta como regalo de Navidad para su sobrina. Una cascada de coincidencias irá empujando las fichas de dominó, una tras otra, hasta concluir en un accidente mortal que acaba con la vida de la esposa de Markus, una máquina de matar interpretada por Mads Mikkelsen. Cuando unos expertos en informática y estadística le presenten a Markus la teoría de que su mujer ha sido víctima de un atentado es cuando empezará la carnicería.

Sin embargo, esto no es una película de acción, ni siquiera una comedia de acción. Es un drama donde los personajes luchan y ríen, pero sobre todas las cosas, es una película sobre el sufrimiento y el azar. El dolor de cada uno de los miembros de estos Jinetes de la justicia se irá haciendo patente a cada minuto. Un dolor sufrido como niños o causado como adultos, pero acumulado en su interior. Markus irá aprendiendo muy lentamente que el pasado no se puede cambiar, que sufrir es parte de la vida y que los culpables de su pérdida no tienen por qué encontrarse en el otro extremo de su pistola.

Resulta extraño asistir a una película que rueda con tan buen pulso la acción como los momentos de comedia. Que es capaz de saltar del humor al drama más horrible en una sola escena, especialmente en ese momento en el que el pobre Lennart, víctima de abusos en su niñez, trata de defenderse de un Markus preso de la ira de la única manera que conoce. Una escena que congela la sonrisa que traíamos de hacía unos segundos.

Absolutamente demoledora en su relato de la pérdida y el odio. Un relato que acompaña la amargura individual de tiroteos y malos de vodevil tan necesarios como olvidables. Al final, una película de Navidad que invita a aceptarnos como somos, encajar el sufrimiento para hacernos mejores y rodearnos de las personas que necesitamos para ser felices. Todo eso contado a ritmo de metralleta y sangre, lo que tiene mucho mérito. Posiblemente sea la película que más me ha gustado en todo 2021.




lunes, 6 de diciembre de 2021

PULP (2020, Brubaker & Phillips)

Hay algo en los western crepusculares que me enamora como amante de la ficción escrita o proyectada en la pantalla.  Los tiempos de pistoleros míticos de sonrisa en los labios, guiño a la chica y disparo certero se fueron para no volver. Su lugar lo ocupan criminales harapientos, desdichados borrachos incapaces de otra cosa que no sea asesinar por la espalda. Son historias que combinan el fracaso y la ruina moral con la enésima derrota del perdedor. Dramas humanos, al fin y al cabo.

En la pantalla, el gran representante de este género es Sin Perdón. La aventura decadente de William Munny en busca de los vaqueros que marcaron a una chica en Big Whiskey supone el culmen del western realista. En el cómic, y me van a perdonar la comparación, el cénit lo alcanza ese decadente Regreso del Caballero Oscuro, envuelto en una ciudad que lo detesta y no lo necesita y capaz de bajarse al barro para escupir en la cara de su eterno enemigo. Historias sin héroes, sin vencedores. Excepcionales si se tratan desde el respeto a los personajes que por ellas patrullan y se les dota del entorno adecuado.

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