Traté de ver ayer el duelo de máxima rivalidad entre el Real Oviedo y el Real Sporting de Gijón. Para sorpresa de nadie, en el minuto 15 abandoné la pantalla hastiado de saques de banda que iban a ninguna parte, topetazos, torpezas y balones que subían al hermoso cielo asturiano para nunca volver. Regresé mediada la segunda parte para comprender que nada puede cambiar si los ingredientes son los mismos. El partido continuó por los derroteros del aburrimiento y el sopor hasta el punto de que cuando el árbitro añadió cinco minutos de descuento apagué el ordenador y me dediqué a otros quehaceres.
Sábado de mucho estrés |
He perdido interés por el fútbol y, ciertamente, el Sporting no me ha ayudado mucho a recuperarlo. Llevamos años de fútbol plano, falto de calidad y de jugadores elevados a la categoría de figuras cuando apenas podrían o deberían categorizarse como figurantes. Por aquí han pasado y hemos encumbrado a futbolistas como Manu García, titular en el Aris griego, un equipo que hace menos de diez años jugaba en la tercera división helena. Gragera, suplente en el Espanyol, Mariño perdido por Almería, Scepovic, Carlos Castro, Michael Santos y demás jugadores de mediocre recorrido han sido aplaudidos como figuras en años recientes. Todavía recuerdo como tiempo atrás se tachó a gente como Mario Stanic de tronco. Un tío que con 21 años anotó 7 goles en primera como rojiblanco y que dejaría huella en otros clubes como el Chelsea, el Parma (cuando era el Parma de Chiesa, Cannavaro, Thuram, Buffon, etc.) y jugaría de titular en aquel gran mundial de la Croacia del 98. Luhovy no valía, Nilsson era un vago, Lediakhov un indolente y ni tan siquiera entro en como se trató a jugadores como Joaquín. El nivel de exigencia ha cambiado para ajustarse a unos tiempos en los que la calidad futbolística es escasa.
Así que empieza la
temporada tras dos batacazos consecutivos, uno mira al Sporting y qué se
encuentra. Para empezar, el entrenador. Un tío de corta experiencia que entró un
poco alocado en los vestuarios de Mareo. Tiene algo Miguel Ángel Rodríguez
que hace que me caiga bien. Es cierto que tiene un aire de telepredicador calmo
y una forma de hablar reposada y tranquila, algo que de mano no debería
atraerme pero que, por razones espurias, me genera confianza en este muchacho.
También considero que llegó con una idea que, por la fuerza, ha tenido que ir
cambiando y soy de los que dan una oportunidad a aquellos que aprenden de sus
errores así que, por el momento, tiene mi apoyo, más que nada porque con esos
bueyes ha de arar, y las reses rojiblancas dan para lo que dan. Sólo espero que
cambie la tendencia del banquillo rojiblanco que ha tendido a la mediocridad
absoluta con inquilinos como Gallego, entrenador que ahora pulula por Chipre
y claro ejemplo del declive en el banquillo de Mareo que comenzó el día que se
despidió a Rubí para traer a Paco Herrera.
Pocos saben que Paco Herrera bailaba mejor que Lasso |
Si bien es cierto
que, sobre el césped, algunos mimbres han mejorado, hay cosas que siguen igual.
Por el lado bueno, Yañez parece un portero interesante, seguro fuera del
área y por alto, algo que se había perdido con Mariño o Cuéllar. Rober
Pier o Pascanu aportan poso y confianza atrás y Roque Mesa, a
poco que esté bien de forma debería elevar el nivel del mediocampo. Arriba, Hassan
es un regateador de los que hace años no se ven. Es cierto que la figura del jugador
amo de las filigranas tiene difícil triunfar en un fútbol de ataque más cercano
al clásico “Hay que bombiala” que suele verse por Gijón. Un ejemplo de
regateador caído en desgracia por ese tipo de fútbol puede ser Jordan
Carrillo, el cual ha mostrado capacidad para el desborde si bien el
mejicano no parece entrar por el ojo al actual entrenador del Sporting.
El problema de esta plantilla llega arriba donde el abandono es absoluto. El
rendimiento de Djuka o Campuzano ha sido mediocre la mayor parte
de las ocasiones y las alternativas no se presentan más brillantes. Otero
es un jugador de banda reconvertido, Jeraldino es un tipo que ha marcado
11 goles en más de 180 partidos como profesional y Lozano es un chaval
que viene para el B y que no parece mejorar a Milovanovic (suplente en
la liga serbia) en nada.
Luhovy, Joaquín, Ablanedo, Jiménez, Abelardo, Nilsson, Luis Enrique... |
Aquí un Astranaut pensando en una frase típica: "this didn't age well" ;-)
ResponderEliminarAunque personalmente no me contagio de la euforia que algunos parecen tener, pero reconozcamos que las cosas han mejorado después de ese infame derby que describes excelentemente bien. A mí también ese partido me generó una tremenda sensación de hastío.
No creo que subamos, sigo sin confiar plenamente en Ramírez, sigo harto de ver a un tipo con el 23 a la espalda que es una rémora, un bulto sospechoso; sigo esperando que los nuevos propietarios traigan un buen delantero. Pero hace cuánto que el Sporting no tiene un buen delantero? Desde los tiempos de Congo?
Gracias por tus amenos y bien escritos textos.
Don Astranaut.
EliminarLa escasa musa no me permitió continuar mis crónicas chigreras. Ayer me quería poner a comentar como todo ha cambiado, pero el éxtasis y la alegría apagaron la antorcha y de mi teclado sólo salían vítores y loas. Esperaré, pero pinta bien esto.
¿Congo? Congo era un chepo. El mejor delantero que hemos tenido en años era Scepovic, pero le pudo la mala cabeza. El 23 es un bulto sospechoso, pero creo que nos queda tiempo de aguantar.