viernes, 13 de enero de 2023

SIN NOVEDAD EN EL FRENTE (2022) Y THE BANSHEES OF INISHERIN (2022)

No seré yo el que proteste contra el entretenimiento simple y descerebrado. Después de una larga jornada laboral, no a todo el mundo le apetece llegar a casa y cebar su mente con una buena ración de filosofía presocrática o algún estudio de la situación geopolítica en Ulán Bator. Si nos pasamos al séptimo arte, no todas las tardes son buenas tardes para enfrentarse a algún sesudo thriller o a ese drama que te congestiona el alma. De vez en cuando, es bueno que las sinapsis aflojen y que el estrés diario desaparezca por el costado. Yo, este año he disfrutado la nada cerebral y bastante fiel al cómic serie de Hulka, She-Hulk allende los mares. Una serie sin pretensiones, rijosa, que adapta con respeto el material de origen y que permite media hora de solaz relax (salvo para algunos nenúfares de derechas que se han visto sobrepasados por una serie de televisión basada en un cómic con más de 30 años de antigüedad). Claro que eso no quiere decir que todo valga en el campo del entretenimiento televisivo. Willow, por poner un ejemplo nacido, como no, de la productora Disney (al igual que la buena de Hulka), es una serie aburrida y atorrante que, pese a intentar ser liviana y afable, se convierte en un tostón indigno de dedicarle diez minutos.

Pero resulta que hay ocasiones en las que la mente te pide un ocio más firme y serio. Enfrentarse a algo ligeramente menos liviano o directamente más complejo. En ocasiones, John Wick debe hacerse a un lado y esperar su turno mientras nos acercamos a entretenimientos de otro cariz. Es por ello que en mi casa se cerró y abrió el año con dos películas alejadas de los cánones del recreo habitual ofrecido en mi sala de estar. Tipos en mallas, alienígenas y demás seres de ficción se alejaron de la escena y abrieron de par en par el telón para que por allí asomara la tristeza que la guerra y el conflicto puede traer a la vida del hombre común.

En primer lugar, “Sin novedad en el frente”, obra alemana rodada con pulso y que se aleja de esa beatificación de la violencia tan típica del cine made in Hollywood. No hay estilismos más allá de los meramente necesarios. Tampoco las heridas son limpias ni la sangre brillante. Los niños mueren con la bayoneta calada hasta el tuétano, las balas matan y, al final del conflicto, unos pasan por la batalla con su traje impoluto mientras otros fallecen con la cara en el barro, que diría Walter Sobchak. Una película dramática, dura, sin concesiones. Que retrata los diferentes aspectos de la guerra cuando se libra desde la trinchera o desde las altas esferas.

En segundo lugar, “The Banshees of Inisherin”. Una propuesta extraña, como no puede ser de otra forma cuando tras la cámara se esconde Martin McDonagh. Dos camaradas pierden su amistad cuando uno de ellos decide alejarse para ocupar su tiempo en parir una obra musical que entregar al mundo. Película rara, por cuanto las decisiones de los personajes se nos pueden antojar extravagantes cuanto menos, pero que consigue mantener la atención y la tensión. El telón de fondo encuentra a una guerra civil irlandesa que parece librarse en otro universo para encontrar su paralelismo en el sinsentido que acontece en la pequeña isla de Inisherin. Bien rodada, bien interpretada y triste, muy triste. No hay explicaciones para los actos de algunos personajes, para la violencia y el desprecio que surge en las vidas de algunos de ellos. Simplemente ocurre y quizá esa sea la moraleja. Al final, cuando ya no hay vuelta atrás, parece surgir un rayo de esperanza entre los dos antiguos amigos, pero eso no significa que la herida no siga abierta y que la guerra no pueda despertar otra vez.

Tras deglutir estos dos dramas, era evidente que necesitábamos un pequeño trago de alegría, un colutorio que limpiase el gaznate de semejantes tristezas. A falta de uno mejor, optamos por un rato de Frasier. Por el genial psiquiatra de Seattle no pasan los años. Sigue envuelto en aquellos abrigos sobredimensionados de los 90 y su hermano Niles continúa pareciendo un enfermo huido de algún hospital mental, pero veinte minutos de eta genial serie son suficientes para traer paz de espíritu y una sonrisa bobalicona a los labios, algo siempre apetecible en estos tiempos que corren.  


7 comentarios:

  1. La de "Banshees", que aquí se titulará "Almas en pena de Inisherin", la tengo fichada hace tiempo. La estrenan el 3 de febrero en cines. De este director, no pillé el punto a "Escondidos en Brujas", pero sí me gustó "Tres anuncios en las afueras". A ver esta qué tal. No sé si viste "As bestas". Si no es así, recomendadísima.

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    1. Reconozco que me gustaron las dos, la de Escondidos en Brujas y los Siete Anuncios en las Afueras. Tengo poca gana de drama, así que As Bestas no sé si será para mí. Y eso que Luis Zahera me parece el típico que, de haber nacido en Michigan en vez de en Compostela, sería el malo del 90% de las pelis de Hollywood.

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    2. Es posible. Desde luego en esta se sale, resulta aterrador.

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  2. Lo de Willow no me sorprende. La película de Ron Howard, o más bien de Lucas, tenía cierto encanto a pesar de su infantilismo, pero no era gran cosa en su conjunto.

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    1. Fue el 88 un gran año para el cine. Ese año vi Bitelchús, el Oso, Roger Rabbit y mi amigo Mac en el cine. Casi de un tirón. Me acuerdo más de la del marciano deforme que de Willow, aunque le tengo cierto cariño a ese tipo de películas de aventuras sin pretensiones. La serie es horrenda. El otro día empezamos Andor. Para ser de Star Wars no está mal. Después del infumable Mandalorian y la horrenda serie de ObiWan, no le daba mucha bola a Andor.

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    2. Hablan bien de "Andor", al menos comentan que es algo un tanto diferente. Las quejas van por el ritmo, que debe ser excesivamente pausado. Acabé hace un par de semanas "Better call saul". Perfecta última temporada que da cierre a una gran serie en su conjunto. A ver con qué nos sorprende Vince Gilligan ahora, ha dejado el listón muy alto.

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    3. No soy muy de Gilligan (salvo quizá por Expediente X). Aguanté Breaking Bad dos episodios y eso siendo un gran fan de Bryan Cranston que ya me parecía un grande cuando hacía el chorras en Malcolm. Así que a Better call Saul (con Odenkirk, que es otro talentazo) ni le di la oportunidad.

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