BATMAN: ONE BAD DAY. THE RIDDLER

 

Si quieres hacer un buen cómic de Batman has de tratar con respeto y devoción a sus villanos. Es evidente que existen excepciones a este axioma. Año Uno, por ejemplo, es un buen cómic en el que los malvados de sonrisas torcidas o rostros divididos no juegan ningún rol fundamental. Sin embargo, el hombre murciélago alcanza su techo y las mayores cotas dentro del noveno arte cuando sus enemigos se elevan sobre todo lo demás. Sin ninguna duda, en este One Bad Day dedicado al Acertijo, se consigue superar dicho reto con sobrada holgura.

La última película del Caballero Oscuro prometía un giro novedoso al personaje de Edward Nygma. Dicho giro duró bastante poco para acabar destrozando a un personaje interesante en los últimos minutos de metraje. Sin embargo, en este tebeo Tom King y Mitch Gerads ponen al Acertijo en el centro de la diana y le dan un tratamiento sin precedentes convirtiéndolo en el ser más peligroso de cuantos pueblan Gotham.

No quiero hacer ningún tipo de avance acerca de la trama porque es un libro que merece la pena degustar paso a paso. Con reminiscencias al estilo de Arkham Asylum, ciclos narrativos que beben del mejor Moore y ciertas conexiones y lugares comunes con El Ojo del Observador, los autores culminan su historia con la creación de un Enigma terrorífico y mortalmente peligroso. Sin duda, el trabajo de guion es inmejorable consumando una adaptación excepcional de un material altamente reconocible. De esta manera, el viejo Enigma sigue ahí, pero su transición hasta su posición como mortal e imparable enemigo de Batman es tan gradual como real.

Entre medias, la trama conecta con la Broma Asesina (de ahí el título Un Mal Día, idea detrás de la trama del cómic de Moore), con la vida y milagros de James Gordon, y trae pequeños pero útiles cameos de personajes menores como Maxie Zeus o Burt Wenston (el Film Freak original), los cuales otorgan una tridimensionalidad a la historia. La trama, como en las mejores obras, empieza despacio, arranca en velocidad y se frena en las últimas páginas para ofrecernos un final digno de elogio. Premeditadamente o no, dicho final permanece tan abierto como aquel que nos dejó con el Joker y Bruce Wayne compartiendo risas bajo la lluvia de Gotham tras un día de penurias para el buen comisario Gordon y su familia. Un buen final, qué duda cabe.

Simple y llanamente uno de los mejores tebeos de Batman que he leído nunca. Alejado del misterio del Largo Halloween o el realismo de Año Uno, pero excepcionalmente trabajado y capaz de traer a primerísima plana a un villano que ha sido, de manera habitual, poco menos que un secundario para historias de menos peso. Espero que los diversos guionistas reunidos para traernos estos malos días de la galería de villanos del hombre murciélago continúen el buen trabajo. No es fácil. Evidentemente, la historia tiene algunas detalles que mejorar (Batman no mata, pero otros no tienen porqué seguir ese ejemplo), pero este primer número es altamente recomendable.