viernes, 14 de noviembre de 2025

PREDATOR: BADLANDS

 


En 1987, hace casi cuarenta años, Arnold Schwarzenegger tenía cuarenta años. Él era diferente y nosotros también. John McTiernan no había pisado prisión y, contando diez años menos de los que yo tengo ahora, parió una de las obras maestras del cine de ficción y acción. Querer volver allí es imposible salvo que Doc nos traiga el DeLorean que inventó allá por 1985. Los tiempos han cambiado y uno almacena memorias con cariño. Te ibas al quiosco a por tebeos, la liga tenía play-off y todavía no sabíamos que el estanozolol iba a aguar el récord de Ben Johnson ni imaginábamos que Perico iba a ganar el Tour. Éramos más inocentes. Pero ya llovió y se llevó esa inocencia.

Miren al Bill del 87. Sabiendo lo que sabemos, ¿a que tiene la mirada sucia?

Ahora ya no hay Arnolds con ese carisma, no está Jesse Ventura con ese mostacho, no hay actores repletos de anabolizantes corriendo por la pantalla (quizá por la que lio Ben Johnson) y no hay mucho espacio para la imaginación porque parece que todo está visto. Así que hay que crear algo nuevo y cuando hay que crear algo nuevo siempre te enfrentas a lo antiguo. A todos nos gusta ese Depredador monstruoso cepillándose superhombres en escenarios claustrofóbicos, pero cuando digo a todos, en realidad me refiero mayormente a los cuarentones y cincuentonas que disfrutaron de ello en la niñez. Los que van al cine hoy en día quieren otra cosa y si no, prueben a ver la Depredador original con alguien nacido a finales de los noventa y verán como ellos entienden el cine de acción con otros ojos. Ni mejores ni peores (bueno, peores, qué leches).

Definitivamente, es necesario que llegue el fin del mundo

Por eso Predator: Badlands es otra cosa. Es una película de acción bien rodada, bien ejecutada, bien trabajada y con una actriz principal, Elle Fanning, que estaría creíble incluso haciendo de Conan el Bárbaro. Pero no es el Depredador de Arnold. Lo intentaron con Depredador 2, con Predators, con lo que fuera aquello que malparió Shane Black, pero aquella magia nunca volverá y, si se me permite, quizá sea lo mejor. Siempre he pensado que es mejor no tocar los clásicos y que ni el más genio de los genios va a mejorar lo que ya era perfecto. Así que lo más sano e inteligente es apartarse de ello y probar suerte. Badlands es divertida como película de aventuras, como buddy-movie, como película de acción, como entretenimiento. Se deja ver y se disfruta y todo en ella rezuma profesionalidad e interés por crear algo nuevo y honesto. Sinceramente, me recordó a un tebeo, aunque casi todo me recuerda a un tebeo. En 1984, Bill Mantlo lanzaba al increíble Hulk a la encrucijada y lo ponía en desventaja frente a los monstruos que allí residían haciéndolo depender de los seres que habitaban esos otros mundos para poder sobrevivir. Y fue hermoso y necesario para un personaje que no tenía donde ir. Creo que esa era la intención con esta película. Hacer algo nuevo. Probar.

Convencido de que este tebeo tuvo algo que ver en el guion


Porque en estos tiempos en los que abundan “Parques jurásicos” de opereta, “Guerras de las galaxias” que apelan al bolsillo y no al corazón y en el que Marvel está (espero equivocarme porque no te lo perdonaré jamás, Kevin Feige) a punto de destrozar al que posiblemente sea el mejor villano de la historia del cómic, que exista Badlands es una buena noticia porque, guste o no guste, me queda la sensación que los que han participado en la película no lo han hecho por intereses económicos ni usando el famoso algoritmo que les dicta a las productoras los siguientes pasos a dar. Hay un cariño y un interés por hacer algo y hacerlo bien, y me parece que es algo digno de aprecio.

Viendo como se mueven los Predators nuevos, el que peleó con Chuache debía ser el torpe del pueblo

Acérquense al cine, disfruten, vacíen su mente de prejuicios y no esperen lo que nunca volverá. En aquel loco año 87 el Sporting quedaba cuarto en liga, Watchmen deslumbraba al mundo y debutaban en la gran pantalla, casi al mismo tiempo, nuestro querido Depredador, Robocop y los chicos de Arma Letal. Eran otras épocas, grandes, pero tratemos de disfrutar lo que nos encontramos hoy, y honestamente creo que este Predator: Badlands es una película muy disfrutable.

Chuache filosofando sobre geoeconomía del medio oriente

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