Se acaba la liga y
el Sporting sigue en segunda otro año más porque ser del Sporting
y ser feliz son dos términos que no pueden ir juntos. Otro año más en el
infierno de una segunda división que aburre a las vacas con jugadores de
segunda, entrenadores de segunda, árbitros de segunda… y esto no hay Dios que
lo aguante ¿Y del Oviedo? Del Oviedo mejor no hablar. La última
vez que los azules jugaron el Bernabéu, un catorce de enero de 2001, mi padre
tenía la edad que tengo yo ahora, Geremi era el lateral derecho de los
blancos, la Wikipedia no existiría hasta el día siguiente y George W.
Bush hijo empezaría su primer mandato una semana después.
De aquella el Oviedo jugaba con la ropa de Puma que vendían en el Pryca |
Ha llovido abundante
desde el 2001, pero es que el tiempo va a una velocidad inusitada estos días.
Hace dos meses rajé un poquito, nada apenas, acerca del oscuro futuro que le
esperaba a los Estados Juntitos. Hoy, el futuro es bastante más negro, turbio,
decadente e inexistente que antes. Al loco del pelo rojo le pega un tiro un
chico con cara de gastar algún cromosoma de más mientras que al líder del
partido demócrata parece caérsele la materia gris por las orejas mientras
balbucea incoherencias, confunde nombres, besa a señoras al azar y hace el más
estrepitoso de los ridículos sin que nadie le ponga freno. Un poco a la Feijóo
pero con la disculpa de la edad, la senilidad y el peso que ejercer el poder absoluto
pueda tener sobre astrocitos, neuronas y receptores dopaminérgicos, serotoninérgicos,
glutamatérgicos y demás.
Neuronas de ratón. Foto de mi tesis. Año 2007 |
Dos meses, nada
más, y un país que cae en la cuenta de que uno de sus líderes, cada vez que se
sube a un atril, parece estar cara a cara con la muerte guadañona. Chorreando
sudor e inconexiones, el fracaso de Joe Biden es evidente. Lo que es peor.
Si en un milagro absoluto y sin precedentes los votantes eligiesen al candidato
demócrata, estarían dejando la nave en manos de un tipo que parece encontrarse
a un paso de caer en los insondables abismos de la nada absoluta. Un señor
gagá, un abuelo cebolleta sin barba ni bastón. Un peligro público y un error
palpable.
El abuelo Cebolleta by Vázquez, ese genio |
Por otro lado, el
señor Trump, el cual se ha mostrado como el mejor imitador de Boris “El
Navaja”. El mismo Boris “El esquiva balas”. Un tipo al que llaman “El esquiva
balas” porque esquiva balas, coño, que parecen nuevos. Pues eso, que Trump
se mueve un centímetro y algo le silba en la oreja. Casi tan doloroso como un
popurrí de Nacho Cano. Al sentir el impacto, el futuro líder del Mundo
Libre se echa al suelo para levantarse cubierto de guardaespaldas, puño en alto
con una imagen que haría llorar lágrimas blancas, rojas y azules al Capitán
América. Una foto que da la vuelta al mundo y llevará al poder absoluto a un
criminal indecente. Mientras, amantes de lo complicado le darán vueltas al
origen del criminal (del otro criminal, el que dispara al criminal presidente).
Aquellos que piensan que el 11M fue obra de un tal Arnaldo y la Orquesta
Mondragón dirán que los peligrosos comunistas del Partido Demócrata tienen
algo que ver. Otros, que todavía están dudando si el que el francotirador haya fallado
fue un error o un acierto, opinarán que todo es cosa de un Donald capaz
de sacrificar a su primogénito por ganar unas elecciones.
Así se solucionan las cosas en el país que inventó la democracia (no es broma, eso me dijeron varios estadounidenses en su momento). Llegado el momento, las buenas gentes de Buffalo, Nebraska, Arlington y West Virginia country mama, van a ir a votar con un panorama electoral dividido entre los balbuceos, los intentos de magnicidio, una posible revuelta si gana aquel, cuatro años de chaladuras si gana el otro, neonazis catetos que no han salido de Birmingham, Alabama, pijos de Brooklyn que toman el latte macchiato agitado pero no removido y gente que cree que los designios de Dios movieron la cabeza de Trump mientras otros consideran que las neuronas de Biden se reconectarán en algún momento. Orates de ambos bandos que esperan lo inesperado porque no hay otra opción.
Yo soy más de café bombón. Tres de leche condensada por una de café |
Mientras, nos
quedaremos a mirar desde la grada sur. Todavía falta mucho para las elecciones
y queda espacio para más líos. Cambios en la lista demócrata, alguna masacre a
manos de algún nuevo incel pirado, juicios, mentiras, grabaciones, invasiones alienígenas
y mil cosas más. El resultado no va a cambiar y el país dominado por la extrema
izquierda progresista comunista e internacional socialista (posiblemente
sportinguista) va a volver a ver como Donald se alza con el poder como sólo
puede pasar en dictaduras de aire trotskista de esas que permiten que el rival
haga y diga lo que le da la gana. Mientras eso llega, sigan atentos. Si pestañean, se lo pueden perder.
Mientras tanto, pueden seguir viendo como Jordan Klepper se divierte |
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